Cap 44

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Pov Elizabeth

¿Ahora qué?

Estábamos rodeados, siendo apuntados por una decena de rayos rojos directamente a nuestras cabezas.

El estruendo de una puerta abriéndose a nuestras espaldas nos hizo voltear, encontrándonos con Diane, algo herida y agotada, pero manteniendo su mirada firme.

— atrápenme si pueden — la voz de ludociel me estremeció, se estaba llevando a mi padre, a un paso lento y tortuoso, sabiendo que si yo me movía para seguirlo, moriría.

— síganlo — espetó Diane, al momento que aparecían Ban y los demás a sus espaldas —. Nosotros detendremos a estos bastardos.

Yo y Meliodas echamos a correr, siendo rozados por algunas balas, provocando heridas superficiales.

Los ruidos de gente gritando se escuchaban a nuestras espaldas, junto con cuchillos siendo enterrados en pieles humanas, y disparos siendo lanzados en un intento de asesinar a nuestros amigos.

Pero no podía detenerme, no podía darme vuelta, no ahora que estaba tan cerca de salvar a mi padre, y destrozar a ludociel.

Alentamos nuestro caminar al verlo retroceder, aún con mi padre en sus brazos, y sonriendo de una forma aterradoramente cínica.

— ¿por qué Elizabeth... que tanto te costaba dejar a ese hijo de puta? ¿¡Qué carajo tiene él que no tenga yo?! — fruncí el gesto.

— ¿acaso debo de darte una razón? Yo puedo amar a quien se me de la puta gana. — soltó una risa cargada de tantas emociones que me abrumó; odio, resentimiento, frustración, locura. Ludociel era una bomba inactiva de emociones retenidas, que al momento de estallar es tan aterradora... que incluso causa lástima.

— yo... yo solo quería que me amaras.

¿Qué...?

Mis ojos casi se salen de sus cuencas, si, ya sabía que él quería eso, pero ahora... se escuchó tan genuino, tan sincero y lleno de sentimiento, que me dolió. No me atreví a responderle.

— ¿por qué... por qué no pudiste amarme a mi cuando aún no era un hijo de puta...? — me quedé en silencio.

Porque en ese tiempo te consideraba mi amigo.

Una nueva risa salió de sus labios, pero esta vez, también lloraba.

— de seguro que papá me golpearía... él decía que un verdadero hombre no lloraba, que eso era para mujeres, que el trabajo de un hombre era poner su hombro y ya está — se rió amargamente —. Era una mierda, más cabrón que yo, pero... pero aún así quiero enorgullecerlo, sin importar que ya esté tres metros bajo tierra. — apreté mis puños.

— nunca hablaste de tu padre, Ludociel ¿por qué ahora?

— porque estoy analizando todas las cosas que he hecho — sonrió —, y me di cuenta que no soy tan diferente a mi padre ¿de donde crees que nace un maldito? ¿Desde el utero? — rio— los humanos son como los perros, si los educas bien, van a ser buenos. Y si lo haces mal, entonces, ahí es cuando nacen los hijos de puta. Claro, que también puede ser por experiencias de vida. — Meliodas frunció el ceño.

— ¿acaso intentas justificarte? — negó.

— las acciones de una persona mala nunca son justificables, no tienen honor. Yo, no tengo honor, desde que me convertí en uno de ellos — maldita sea... no quiero sentir lastima por esas simples palabras pero... suena tan genuino su dolor —. Yo solo quería conseguir el orgullo de mi padre, él me dijo que tú eras la chica indicada para mi, la única a mi altura, la hija del presidente. Por eso me acerqué a ti, por eso quise casarme contigo ¡pero él murió por un puto cancer! ¡No pudo verme...! no pudo verme fracasar — sonrió —. Debería estar feliz por eso ¿no? Después de todo, así nunca me enfrentare a su rostro decepcionado y a sus golpes...

— ¿qué? — clavé mis ojos en los suyos, llenos de lagrimas — ¿como que golpes? Ludociel ¿qué carajos dices? Él era alguien amable y.. — me interrumpió.

— ¡¡cállate!! — me estremecí — él... él me pegaba, él era malo, mamá nunca hizo nada por miedo a él, era una hija de puta, nunca me defendió... ¡nunca pude conseguir nada! ¡Ni protección! ¡Ni cariño! ¡Ni un felicitaciones! ¡Ni un abrazo sincero! ¡Ni tu amor! ¡Nada! — sonrió— pero ahora... ahora puedo conseguir algo, puedo cumplir parte de mi objetivo, por mísero que sea... — mis ojos se abrieron de tenerle al ver sus intenciones.

— ¡no!

Disparo.

La sangre corrió por el pasto, tapando su brillo so verde.

El cuerpo de mi padre chocó contra el suelo gracias a ese agujero en la cabeza.

Mi cuerpo no respondió, y el de Meliodas tampoco, la escena frente a nosotros era aterradora, perturbadora, y sumamente oscura. Ludociel riendo de felicidad ante nosotros era algo tan... inhumano.

— ¡lo logre! — sus carcajadas se volvieron ahogadas de tanto reír — ¡viste eso padre! ¡Lo mate! ¡Yo lo- — más sangre calló al suelo, producto de la lanza de luz que lancé, y la materia oscura de Meliodas.

Habíamos atravesado su cuerpo, sin arrepentimiento alguno.

Eso me hace una mala persona ¿no... Ludociel?

— lo logre — su cuerpo callo al suelo — logre... algo en... mi asquerosa vida — Meliodas se acercó a él, mirándolo con desprecio y lástima.

— ¿así querías terminar? — el silencio reinó unos segundos, hasta que Ludociel bajo la mirada, y su gesto de deformó en puro terror.

— ¿por... por qué estoy sangrando? — levantó la mirada, casi cagando sus pantalones, y llorando. La lástima me invadía, ya no era consiente de la situación, y había llegado a ser así, gracias a las manipulaciones de su padre, gracias al terror que Ludociel le tenía— ¿quién eres tú rubio? ¿Elizabeth? ¿Qué me pasó? — fruncí el ceño, acercándome a él, y cortando la probablemente fría respuesta de Meliodas.

— estábamos... estábamos buscando manzanas, te subiste a un árbol muy alto, y caíste, hiriéndote de gravedad con una rama.

Mentiras piadosas.

— voy... a morir — derrame una mísera lagrima. Este era mi amigo, el Ludociel que yo recordaba y quería.

— no... duérmete ¿si? Ya verás que cuando despiertes, todo estará bien.

Sonrió, encogiéndome el corazón, y provocando un gesto de tristeza en el rostro de Meliodas.

— ok... buenas noches Elizabeth... buenas noches rubio...

Ese fue su último aliento. Cerró los ojos, creyendo que en unas pocas horas los volvería a abrir.

— carajo... no debería sentirme tan mal — Meliodas me abrazó, besando mi coronilla —. Todo terminó hermosa, por favor no llores.

Nos levantamos, observando con melancolía el cadaver de quien me hizo tanto daño.

— buenas noches... Ludociel.

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Nota autora: lo sé, me tardé muchísimo, pero sinceramente necesitaba un pequeño descanso.

Ufff... esto fue algo de último minuto, apenas se me ocurrió lo escribí. ¿Ustedes que piensan? ¿Sintieron algo por Ludociel?

En fin, tomen agüita, lávense las manos, y recuerden... todo lo que sube.. tiene que seguir subiendo.

CHAU🖤🖤❤️❤️

Amor esclavizado  [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora