Cuando la bestia llama

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Los personajes pertenecen a Rumiko Takahashi, la historia es mía, esto es por una fan para fans, espero disfrutes de este capítulo, mil gracias por leerme!.

Miku deWill

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" Kagome...vuelve a mi, te necesito a mi lado...tú lo prometiste, prometiste estar a mi lado por siempre...como pudiste hacerme esto..."

La azabache extendía su mano hacia el peliplata de ropajes carmesí que le daba la espalda, gritaba sin lograr escuchar su propia voz, las lágrimas resbalaban de sus mejillas, corrió hasta el con todas sus fuerzas para intentar alcanzarlo, pero parecía no avanzar hacia su amado...el goshinboku...en todo su verde y frondoso esplendor, yacía frente a ella y bajo su extensa sombra, dos cuerpos fundidos en la pasión de un encuentro íntimo...

- Inuyasha, dime que me amas, que estaremos juntos para siempre- decía entre gemidos una mujer de pálida piel y cabellera azabache larga y lisa...sus fríos ojos eran algo que Kagome conocía muy bien...

- te amo, te acompañaré hasta el mismo infierno... Kikyo....- susurraba el hanyou en un frenesí de excitación para luego morder el hombro de la chica sobre el...la había marcado...

-INUYASHAAAAA!!!- grito la azabache para luego caer en la oscuridad.

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- Inuyasha!!!!!-

Kagome se despertó de su pesadilla, su respiración era agitada...coloco su mano sobre su sobresaltado corazón, sentía que podría fácilmente sufrir un infartó, tomo todo el aire que podían recoger sus pulmones y luego suspiro para intentar calmarse.

El suave canto de las aves anunciaba que era muy temprano en la mañana, el sol comenzaba a asomarse pintando de colores rosados el cielo de un nuevo amanecer...la azabache recargo sus brazos en el balcón de su alcoba...el recuerdo de la reciente pesadilla la invadió de nuevo...había sido una verdadera tortura ver a Inuyasha haciendo "eso" con Kikyo...y aunque sabía que solo era un sueño que reflejaba sus propios temores, estaba conciente de que no era nada alejado de la realidad...Kikyo llevaba en su hombro la marca de apareamiento de Inuyasha, un vínculo irrompible, definitivo, aquel que le haría compartir el destino del otro, que indicaba que eran ajenos, prohibidos...tocó con las yemas de sus dedos la marca que le dió el Inu no Taisho...un severo rubor se dibujó en sus mejillas...su marca aún no estaba completa...y para completarla debía hacer lo mismo que vio hacer a Inuyasha en sus sueños...debía tener intimidad con el gran taiyoukai...imagino por un momento su cuerpo desnudo sobre el de ella, hebras de plata acariciando sus mejillas, y los apasionados orbes dorados mirándola con pasión...sintió la sangre en su cuerpo calentarse, y los colores rojizos subieron rápidamente hasta sus mejillas...se sacudió mentalmente...no debía pensar en esas cosas, el gran señor del oeste era su ex-suegro!! No podía permitirse tener pensamientos inapropiados sobre el...aunque diablos...el imponente Lord era realmente candente...era tan apuesto y varonil que debía ser ilegal, su larga cabellera plateada, sus ojos dorados y penetrantes que parecían lograr indagar en lo profundo de su alma...su perfil hermoso y varonil, aquellas franjas azules que decoraban sus mejillas, su piel ligeramente bronceada, su abrumadora presencia y su figura tan alta y gallarda con ese cuerpo de hombre...bien formado...como se supone que debía resistirse a eso...el hombre era básicamente un dios...era inevitable tener alguna vez un pensamiento impuro hacia el...además...ni siquiera entendía el porqué la marco, ella era tan solo una chica común que en su era no destacaba entre otras de su edad, no había nada asombroso en ella, nada particular destacable, era bonita pero no una belleza, Inuyasha siempre le recordaba aquello, no era más bella que Kikyo, ni más astuta o poderosa según sus palabras...porque entonces un respetable y poderoso señor como lo era Touga podría tener interés por ella? Todo era una locura...la pensante jovencita no se percató de algo especialmente particular...a pesar de su horrible pesadilla...no se hallaba pensando en Inuyasha, sus pensamientos comenzaban a ser solo para el imponente taiyoukai que la observaba desde el jardín y se maravillaba al ver los diferentes estados de ánimo que reflejaba su rostro.

Mi Salvación (completa)(Wattys 2020)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora