El algibe

46 1 0
                                    


Viejo espejo en el que las almas se reflejan
recolector de sonrisas, de lágrimas perdidas.
Centro de reuniones en patio de los helechos
cubierto por el tupido manto del añejo parral.

Niño eterno eres si es que la situación lo amerita
Para jugar al veo veo, o tan solo a la escondidas
Cofre de nácar eres, que de sonrisas lleno estás.

Erguido como un viejo árbol, robusto, longevo
Sabio para mostrarte cuánto han pasado los años para ver en espejo de agua tu mapa, tus arrugas.

Ya no esperas, sabes que con seguridad llegarán
De rodillas a tus pies, enamorados y desafortunados,
Envolviendo con tu melena, esa cubierta de musgos a pecadores e inocentes, abrazo de amigo, perro fiel.

Algún rezagado aún te recuerda, viejo oráculo
Cuál tesoro de Cahui que aún buscan, lo sabes,
Oro y Plata, también quizás botín de esmeraldas.

Prefieres permanecer ahí, perfumado de albahaca
a diferencia del joven bonsai que raíces rebeldes
busca escapar, explorar más allá de los viejos zarzos

Eres feliz así, vestido de hiedras y el rocío matinal.
En el jardín secreto, extinto y abandonado pareces
con perfume a humedad,  o mezcla a hiervas buenas
Tu paz es tu libertad, como la de un niño en  un carrusel.

Hasta que se terminen las palabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora