Necesito saber un poco sobre ti, para empezar. – Dijo la doctora Alexa.
Está bien. – Comencé a hablar despacio, decaída. – Mi nombre es Caitlin, como te dije. Hace ya muchos años me estudiaron y me dijeron que había nacido con inteligencia filántropa. Todo esto además pudieron corroborarlo con los estudios de un señor llamado Grande.
Sí, lo conozco.
Aunque eso solo era ponerle nombre a mi problema, y la verdad que no es práctico que tenga nombre, salvo para resumir tu problema en breves palabras. – Argumenté.
Entiendo. – La doctora asentía con la cabeza.
Este problema lo he tenido desde que nací, aunque no tenga explicación. – Traté de explicarle que mi problema era de nacimiento sin tener en cuenta que ella lo supondría.
Claro, he leído los artículos del Dr Grande que hablan sobre la nueva patología que se podría encontrar en el genoma humano. El cuál se patenta con esa inteligencia innata, digna de superdotados. – Así me dejó claro que entendía mi problema.
Exacto. Por esta razón, a lo largo de los años, he ido comprendiendo mi naturaleza y buscando soluciones a todos los problemas que eso conlleva. Y no me refiero a mis problemas, sino a los de la humanidad. Así, desde hace un tiempo hasta ahora he ido entrando en un bucle de retroalimentación positiva que solo alimentaba mi impotencia. Es por esto por lo que estoy aquí. Llevo mucho tiempo queriendo hacer terapia. – Expliqué.
¿Cómo me conociste?
Por Facebook.
¿Crees que tienes depresión?
Lo supongo. Aunque ese diagnóstico supongo que lo tendrás que tomar tú. – Sugerí.
Por supuesto, pero esto no es un diagnóstico que se toma en caliente. Hay mucho que destapar, para luego curar. – Defendió su postura.
Ya...
Había interpretado muy bien mi papel, aunque la doctora sabía mi caso y podría investigar sobre mí un poco más por la red. Llegué a casa de Joe y estuve buscando mi propio nombre durante horas para saber si hay información sobre mí más específica como que soy psicóloga, o que llevo un caso tan importante como el de Zayn. Por suerte para mí nada de esto aparecía en internet. Aproveché que estaba con el ordenador, y como ya eran las 9, y era la hora de hablar con Zayn, me conecté para hacerle una propuesta.
"Caitlin: Hola.
Zayn: Hola.
Caitlin: ¿Qué tal si hoy nos sentamos a hablar cara a cara en vez de usar las pantallas como escudo de protección?
Zayn: ¿Escudo de protección?
Caitlin. Sí.
Zayn: ¿Tienes miedo de mí y por eso piensas que tras la pantalla estás protegida?
Caitlin: No, tú eres quien tiene miedo."
Ya sabíamos cómo funcionaba, y aunque no me gustaba la idea de hacer que Zayn inhalase cloroformo cada vez que quisiésemos tener un encuentro, no nos quedaba más remedio. Así que una vez más, inmerso en un sueño rápido, aunque profundo, entre en su casa, lo até, y lo desperté. Pero esta vez, no me iba a quedar en el oscuro pasillo de la noche. Frente a él coloqué mi sillón, y allí fue donde me quedé: viendo su infantil despertar. Como si quedase algo de inocencia dentro de ese chico que estaba no muy lejos de cumplir la mayoría de edad, y que sin saber cómo, había conquistado una parte de mí. Aunque esa parte solo fuese curiosidad, no había nada en mí que quisiera separarme de esta maravillosa investigación que avanzaba a duras penas.
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SIN TI NO EXISTO
Mystery / ThrillerÚnete a este recorrido para sentirlo, para recordarlo, para vivir y disfrutar. Una historia con un final expuesto, pues no es un gran final, sino un gran paseo por la vida de dos particulares personajes que se conocen y lo que viene después; te deja...