CAP 12: UNA MARAVILLOSA LÁGRIMA QUE DERRAMAR

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No podía pensar, ni podía dormir, no podía hacer nada que me recordase mi vida. Cualquier inútil intento me llevaba a esas imágenes. Lloraba porque sabía que dentro de mí había un sentimiento inmenso de amor, pero no lograba sacar esas imágenes, esos tiernos recuerdos de una historia que parecía ser ficción. Alcanzar el máximo nivel y en tan sólo un instante que desaparezca y jamás logre recordarlo. Solo oscuridad y terror, solo eso venía a mí. A veces incluso recordaba sólo el sonido, sólo palabras, gritos, susurros, desesperación y un largo pitido.

Hola cariño, ¿Cómo te encuentras hoy? – Preguntaba la dra. Mc Gregor.

Bien, supongo. – Respondía con mis ojos vendados, mi boca mellada y llena de dientes partidos, y el sonido de mi corazón reinando el lugar del oído perdido.

Tengo una buena noticia. – Dejaba entrar un silencio breve para darle intriga a sus siguientes palabras. – Mañana te van a dar el alta y podrás irte a casa. Vas a estar con tu tía Miley mientras te terminas de recuperar.

Vaya... - Suspiraba de pena.

¿Qué ocurre? ¿No te entusiasma la idea de volver a casa con tu tía Miley? – Me preguntaba extrañada.

No es eso. – Suspiraba. – Pensé que quizás tendría buenas noticias sobre la posible recuperación de mi vista o de mi oído.

Bueno, por desgracia tu oído no lo vas a recuperar, pero mañana te quitarán la escayola de la pierna y podrás volver a andar y tus costillas ya están recuperadas. – Pausó durante unos segundos y dijo. – Y sobre tu vista no te preocupes, aún no hay confirmación, pero parece que todo va a ir bien. Ahora tienes que rehabilitarte poco a poco y recuperar tu dentadura, te hace una cara muy bonita. – Y me acarició como muestra de afecto.

Gracias, supongo. – Era inevitable que estuviese en ese estado, que no necesitase ahora yo un psicólogo.

Me dieron el alta y aunque estuve recibiendo constante atención por parte de mi tía Miley y por parte de la familia de Zayn, quienes ingresaban una cantidad elevada de dinero para que pudiese recuperarme y como muestra de arrepentimiento, vergüenza y lástima por lo sucedido; no conseguía reparar mi daño psicológico. No conseguía destapar ese duro momento de mi vida y volver a atrás en mis recuerdos. No era una pérdida de memoria, era más bien una memoria reprimida por mis sentimientos. Por la tristeza.

Pero tenía que seguir con las tardes de rehabilitación y con la recuperación de mi cuerpo. Fueron demasiados daños sufridos en muy poco tiempo. Mucho que asimilar y era difícil, pero lo llevaba bastante bien.

Estoy orgullosa de ti, Caitlin. – Me decía mi tía Miley.

Yo no sabía que decir, no sabía que hacer. Tras el alta médica solo hablaba para lo necesario. Pedir algo, pedir ayuda, contestar a lo necesario. No era capaz de establecer contacto ni diálogo. Y, aun así, si me dejaban sola gritaba y pedía compañía, aunque solo fuese para sentirla.

Era muy difícil para mí, en un mundo a oscuras, que me rodease la soledad con el tremendo amor que sentía por la humanidad. Y aunque mi vida se convirtiese en algo horrible por un problema incondicional de amor al humano, fue aquello lo que me ayudó a encender la luz. Me ayudó a recordar mejor lo que pasó aquel día, y eso, me ayudó a contarlo.

Tía Miley. – Llamé su atención.

Dime cariño. – Saltó emocionada al escucharme.

No te he agradecido aún todo lo que me estás ayudando. – Le dije.

Mi vida, tu lo eres todo para mí. – Me respondía entre lágrimas.

¿Sabes? Me cuesta hablar. Me cuesta expresarme porque para hacerlo necesito pensar. – Tomé aliento y dije. – Si pienso solo consigo recordar aquel momento. Aquel terrible error que cometí.

SIN TI NO EXISTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora