03 - Más fuerte que todo

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La noticia del regreso de su padre había sido demasiado.

Sin molestarse en esperar a su hermana, Aishla había salido corriendo.

Sin importarle el quedar como una inmadura, había huido.

Y es que solo habían bastado esas palabras para que a su mente volvieran los recuerdos de esa noche, esos recuerdos que tanto se había esforzado en olvidar.

Klaus, el hombre que la había abandonado hace años, el hombre por el cual su hermana había pasado tantas noches en vela llorando, volvería a casa después de ocho años.

Como un flash los recuerdos volvieron a su mente. Los días deprimentes, las lágrimas de su hermana, su decepción.

El esfuerzo de su madre en sacarlas adelante, el dolor, la ira, el odio y el rencor.

Las veces que tuvo que consolar a Hope y explicarle que ellas no tenían la culpa.Las promesas rotas, los recuerdos de las veces que el prometió siempre estar para ellas, el por y para siempre.

La promesa que tanto odiaba. La promesa que le había roto el corazón.

Recordó ese día.

Ella no estaba preparada para ese abandono, dolió, y mucho. Recordó estar sentada en las escaleras y esperar llorando a que su padre volviera, las ganas de que apareciera y que pudiera abrasarlo. Decirle cuanto lo amaba. Recordarle que tenía dos hijas que lo amaban y que esperaban por él.

Sin darse cuenta se había detenido en un lago, las lágrimas caían silenciosas mojando su camisa, el viento azotaba su cara con fuerza provocando que las lágrimas quemaran su rostro. No le importaba, el dolor en su corazón era más grande.

A su lado la hierba se hundió, el calor de un cuerpo junto al suyo la envolvió, no fue necesario que se diera vuelta, reconocería ese aroma en cualquier lado. Jasón rodeo su cintura y la pego a él, su espalda en contacto con su abdomen, beso su pelo lacio y espero. Dejo que llorara en sus brazos, permitió que se desahogara, no hablo, se limitó a abrazarla.

Eran pocas las veces que Aishla lloraba y era por eso que sabía cuánto necesitaba a alguien a su lado.

Se calmó, las lágrimas dejaron de caer pero ella seguía aferrada a su amigo, lo necesitaba, se encontraba demasiado débil y necesitaba sanar. Pasaron las horas y ellos seguían allí, el cielo se había oscurecido y las primeras estrellas ya se dejaban ver.

- Deberíamos volver - susurro el chico - tu madre debe estar preocupada -

- No quiero ir a casa - susurro la castaña contra su pecho - llévame contigo, por favor...-Jasón apretó los labios indeciso - te necesito - solo bastaron esas palabras y ver los ojos tristes de su amiga para convencerlo.

La ayudo a pararse y la guio al otro lado del lago. Allí estaba su casa, junto al resto de su manada. Entraron a la casa y lo primero que vieron fueron varias botellas de alcohol barato regadas por el suelo, la marca que dejaba el padre del muchacho cuando estaba en casa.

Su padre siempre había sido un borracho pervertido pero desde la muerte de Meredith, la madre de Allison, todo había empeorado, ella había muerto dando a luz a la rubia, nunca había activado su gen lobuno por lo que no pudo curarse y murió desangrada. Recordaba muy bien ese aconteciendo porque fue ahí cuando su padre comenzó a golpearlo, odiaba a su hija menor por quitarle a su mujer y por eso solía desquitarse con él, porque Jasón jamás dejo que tocara a su hermana.

Ambos subieron a la habitación del chico, la cual estaba sumamente ordenada, eso se debía más que nada a que solía pasar más tiempo en casa de las gemelas que en ese lugar.

- Puedes bañarte si quieres - hablo rompiendo el silencio - aun tienes ropa de la última vez que te quedaste, o también puedes usar la mía. Como tú quieras -

Aishla asintió perdida en sus pensamientos, no se dio cuenta cuando la tomo de la cintura y la abrazo por la espalda, acaricio su piel debajo de su camisa, ella volvió a la realidad y con una corta sonrisa se separó de él y beso la comisura de sus labios.

- Relájate, cariño. Yo iré a buscar algo de comer, ¿quieres algo en especial? -

- Pizza estaría bien - murmuro contra sus labios, Jasón asintió perdido en la belleza de su amiga, salió de la habitación para darle privacidad y hacer el pedido a la pizzería.

En cuanto estuvo sola Aishla entro al baño y lleno la tina con agua fría, vacío varios sobres de sales aromáticas en ella. Se quitó la ropa y se recostó de golpe, cerró los ojos y dejo que su cuerpo se relajara.

Con los recuerdos de su infancia aun en su mente se hundió en la fría agua intentado olvidar por un momento la cruda realidad que vivía. No supo cuánto tiempo estuvo de esa forma pero cuando su amigo la saco su piel estaba ligeramente morada.

Con suavidad lavo su pelo y la saco de la bañera, sin desviar la mirada de sus ojos, envolvió su cuerpo. Salieron del baño, encima de la cama estaba la caja con la cena, Aishla fue directo al guardarropa y de allí saco un conjunto de ropa interior, de encaje rojo, además de una camisa negra de Jasón.

Dejo caer la toalla y se vistió sin importarle la mirada nada discreta del chico detrás de ella, cuando se dio vuelta su amigo estaba acostado sin camisa, con la caja en sus piernas y la pizza por la mitad.

Se acercó a su lado y gateando se acomodó entre sus piernas de modo que su espalda quedo mitad apoyada en su pecho. Comieron en silencio, cada uno metido en sus propios pensamientos pero de igual forma preocupados por lo mismo.

- No sé si estoy preparada para verlo después de tanto tiempo - hablo cuando acabaron de comer - no quiero más heridas, Jasón - su voz se volvió entrecortada y temblorosa - tengo miedo de volver a caer en lo mismo, después de que me costó tanto salir -

- Vas a salir de esta, vas a salir de esta y de cualquier otra - la tomo en sus brazos y la acurruco contra su pecho - porque tú eres más fuerte que todo -

Mientras el silencio crecía y el sueño la vencía, no pudo evitar pensar que tenía razón.

Ella debía ser fuerte, debía ser más fuerte que todo.

Por ella, y también por su hermana.

Por ella, y también por su hermana

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Always Is Not Forever • The OriginalsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora