Todas las familias tienen secretos, algunas más que otras, lo que las diferencia es la forma en la que lidian con ellos.
Los Mikaelson eran una de las familias con más secretos, secretos y mentiras que terminaron destruyendo lo que quedaba de ellos...
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Las paredes retumbaban por el fuerte sonido de la música. Las ventanas estaban empañadas por el calor que hacía dentro de la casa. Los gritos de los adolescentes ebrios acallaban la letra de la canción que sonaba pero ellos seguían bailando como si no hubiera mañana.
En un costado Hope se divertía observando a las parejas ebrias hacer cada estupidez que se les ocurría, incluso rio cuando oyó a una pareja intentar subirse al techo de un auto para tener sexo. Si, claramente ella también estaba tomada.
Por otro lado, Aishla hacía de las suyas con un chico que había llamado su atención al inicio de la fiesta. Era rubio y de ojos verdes. Todo un cliché.
Ella estaba a horcajadas sobre él, se besaban con desespero casi comiéndose las bocas. En un momento de tensión el chico la tomo en brazos y subió las escaleras de la casa buscando una habitación vacía, cuando por fin encontraron una se adentraron en ella a tropezones y sin dejar de tocarse. En un rápido movimiento el chico le desabrocho el top dejando toda su piel a la vista, no llevaba brasier. Continuaron besándose y sin poder aguantarse más Aishla desgarro la camisa del chico, entonces vio el tatuaje en su pecho.
El triángulo con un ojo adentro. Abierto.
Lo aparto de ella con un fuerte empujón, cuando miro a sus ojos estos brillaban en un azul eléctrico. Sin pensarlo lo noqueo de un golpe, recogió desesperada su ropa y se vistió para luego salir. De repente todo el alcohol que llevaba encima había desaparecido. Comenzó a bajar las escaleras de dos en dos, ya casi llegaba al final cuando alguien la agarró del brazo para detenerla. Sin mirar lo golpeo con magia apartándola de ella.
- Elijah – respiro agitada al ver a su tío levantarse con dificultad - ¿Qué haces aquí? –
- Tu madre me mando por ti – contesto con seriedad – por las dos en realidad, vamos – sin medir su fuerza la tomo del brazo y la arrastro por todo el lugar buscando a Hope.
La encontraron todavía riéndose en la barra.
Aishla se acercó por su espalda y con un movimiento de manos la durmió, Elijah la tomo en brazos y la dejo en el asiento trasero del auto. No se molestaron en buscar el auto que las gemelas habían llevado, Freya había sido muy clara cuando dijo que necesitaba que no se retrasaran y Aishla estaba demasiado asustada como para contradecir a Elijah.
Cuando llegaron a la casa una tormenta se había desatado y los rayos y truenos resonaban en la noche. Sin duda el ambiente acompañaba la situación.
Sin preocuparse por su hermana Aishla bajo del auto y entro en la casa, no reparo en la reunión que había en la sala, intentó subir las escaleras pero la voz de su madre la detuvo.
- Tenemos que hablar, quédate aquí –
- Tengo algo importante que hacer, luego me regañas todo lo que quieras – le respondió sin volverse.
