¿Hay diferencia?

¿Es una pesadilla?

-Barron.- Su madre susurró.- Ve a tu habitación, no quiero que escuches esto.- Melania lo miró con ojos suplicantes, Donald estaba a punto de ingresar a la sala, y seguramente la discusión estaría muy agresiva.

Asintió.

Barron abandonó la sala al mismo tiempo que su padre ingresaba, no lo miró, no le interesaba.

Pensó en su madre y su último vistazo fue esta misma en el suelo.

Su padre la había golpeado.

Juró, que nunca sería como él.

Cerrando la puerta se sintió como un cobarde.

Barron Trump, un nombre repugnante.

Un nombre igual de asqueroso que el de su padre.

Caminando a su enorme habitación se sentó en su cama, y observó el techo con enojo, era un inútil.

Lo tenía todo, absolutamente todo.

Entonces, ¿Por qué quería lanzarse por el balcón?

Seguramente sería un escándalo que muriera, y si no lo hacía en la caída seguramente su padre lo mataría.

Necesitaba olvidar todo, necesitaba olvidar quién era,

El inicio de un nuevo año de clases en su prestigiosa institución no lo animaba en lo absoluto, sin embargo se había resignado a asistir, de alguna manera alejaba sus más bajos sentimientos por momentos.

-Joven, ¿Desea algún postre?- La señora Maggie siempre lo consentía cuando sus padres discutían.

Barron la miró sin hacerlo realmente, lucía vacío, como un cascarón.

-Sí.

Sentado en su cama deseó algo que hiciera su vida menos miserable, aunque sea un poco.

Y casi en ese mismo instante a una chica en un lugar muy diferente a su mansión, con personas muy diferentes a sus conocidos, le llegó la notificación.

De que su beca había sido aceptada en aquella institución de tanto prestigio.

Dos chicos gritaron en aquel momento, una por la emoción, y el otro por desesperación.

En definitiva iba a ser un año increíblemente interesante.