Freddy ҂
Hacía mucho que no saboreaba aquella sensación de dormir tanto que te olvidas por un momento de quién eres, qué haces aquí o porqué estás aquí; porque a pesar de casi no poder dormir en aquellos laboratorios (dos... tres horas cuando mucho), ésta vez había sido diferente. Esta vez no había que pelear con mi cerebro y decirle que mi corazón quería dormir hasta morir aunque no fuera lo correcto, no... esta vez todos estaban de acuerdo, mi cerebro, mi corazón, mi estado físico y mental... todos queríamos lo mismo. Olvidarnos de Bryan.
Mi cerebro procesó su nombre y yo me tallé los ojos, algo irritado por el aire que por ellos pasaba.
Bryan Mouque. Mi Bryan. Mi enemigo.
No sabía hasta que maldito punto de lo sucedido anteriormente había sido cierto y hasta qué punto había sido la prueba. Pero estaba seguro de que el error había sido volver por Bryan, por alguien que me apuñaló cien veces sin si quiera mirarme, alguien que en cierto punto me aborrece y en cierto punto me tiene lástima...
Sonreí y me tapé la boca sin creer lo que estaba pensando. Volví por él.
¿Qué tan idiota había sido eso? Andrew me lo había dicho, Bryan ya no es el mismo chico del que me enamoré, Bryan ya no es mi Bryan.
Me rasque ligeramente una costra que tenía en mi brazo derecho y enseguida me pregunté cómo estaría la espalda de Bryan (¿O eso también habrá sido parte de la prueba?), porque sinceramente a mí me dolía de sólo verlo.
Pero en ese momento también recordé a Alex, y recordé su cuerpo sin vida en el cuarto de Bryan.
Era triste pensar que eso era lo único seguro en mi vida, la muerte de mi amigo; porque si lo ponemos en ese plano, sí, era mi amigo. Era más bien el tipo de persona a la que jamás le envías un mensaje preguntando cómo estuvo su día o en qué puedes ayudarlo, pero si estabas deprimido, no había mejor persona que él, o por lo menos para mí, porque nunca te preguntaba qué fue lo que pasó, cómo, cuando o dónde, simplemente llegabas, le decías que estábas mal y
él solito se ponía la misión de hacerte olvidar el mal rato que acababas de pasar. Y por otra parte (una muy, muy oculta) Alex llegaba a ser una persona bastante interesante, supongo que el problema era que él no dejaba vérsele del todo bien. Tenías que conocerlo de muchísimos
años para si quiera notar un hábito suyo. Por ejemplo, siempre tenía las uñas largas, larguísimas... excepto el meñique de su mano izquierda, o sus cordones, siempre tenía el hábito de hacerse un nudo del zapato bien amarrado y el otro hacerlo al vago. Cosas así; cosas que la gente realmente llega a ignorar (si llegan a notarlo), como yo.
El caso, es que todo eso, todos sus hábitos, todos los buenos ratos que pasé con él, se los había robado Bercht; mi segunda persona importante y segura en mi vida la había usado en mi contra y lo había matado.
Cuando me di cuenta me faltaba la respiración, y en menos de dos segundos ya quería volver a dormir. — ¿Qué me van a hacer? —Pregunté arrastrando las palabras, algo convencido de que no me responderían, pero quise insitir, por pura rebeldía. —¿¡Qué mierda me van a hacer?! —Ésta vez grité, sintiendo mi gargante arder. — ¡Sólo mátenme de una sóla vez!
Quise llorar, y patalear, y arrancarme los cabellos y las uñas de los pies. Quise hacer algo, lo que sea, para volver a sentir lo que es estar vivo. Pero no pude, no podré.
¿Por qué no seguí a Andrew? —me golpeé la cabeza— ¿Por qué maldita sea no lo seguí?
Sería tan libre en estos momentos, algo utópico desde este punto de vista, pero yo sabía que algún día saldría de ahí con o sin Bryan. Porque ahora no se trataba de permanecer ahí con Bryan, o querer sacarlo....
Ahora se trataba de mí, y mi libertad.
Bercht ҂
Me apresuré a sacar ese inmenso folder que tenía meses, quizás años sin tomar aire fresco. Y es que nunca pensé necesitarlo, pero era mi oportunidad para matar a Alfredo... porque si antes quería curarlo, ahora no deseo otra cosa que su cuerpo sin vida a 5 metros bajo la maldita tierra, en el infierno, donde pertenece.
Abrí aquella carpeta y lo primero que vi fue mi nombre en el, algo que deleité con sumo cuidado, pues si esto no se usaba a mi favor, se usaría en mi contra, y eso es algo que no va a suceder; quise dividir la situación en tres puntos de vista. La de Bryan: ingenuo, la de Freddy: rebeldía, y la
mía: justicia.
La carpeta que tenía en mis manos dividía a los proyectos en cuatro partes: los exitosos, los resignados, los conformados y los eliminados... y cada proyecto se dividía en once pruebas. Freddy estaba por empezar su décima prueba... si esta y la que sigue no funciona, pasaría al grupo de eliminados, que no son más que personas inútiles para la sociedad que se ponen en un campo de batalla y luchan por su vida contra tres docenas de guardias con metralletas. Te imaginarás el final.
Así que prácticamente lo único que tenía que hacer era hacer una prueba tan difícil que ni el mismísimo Oscar Wilde* pudiera completar, para que automáticamente fuera eliminado.
Hermoso.
Busqué y busqué en las normas de las pruebas y me concentré escencialmente en la décima, dándome a conocer más de 80 maneras de hacerlo, y la número 59 fue mi favorita:
Prueba No. 10
Opción: #59
Nivel: Extremo
Prueba: Ésta consiste en mantener al experimento número dos como total espectador de una serie de actos sexuales que involucren al experimento número uno y a otra persona del sexo opuesto, dónde al experimento número dos se le proporcionará una ligera/media dosis de droga trasngénica (esta para que el experimento número dos no esté consciente en ningún momento de quién lo está viendo o con quién lo está haciendo) y así, por medio de unos conectores aliados a una máquina que detecte ritmos cardiacos, averiguar si éste experimenta sentimientos como: ira, celos o inclusive la depresión.
Modo de calificación: Se programará en la máquina una escala del 1 al 10, si el experimento dos sobre pasa el límite 5, este será automáticamente eliminado.
Sonreí.
Prácticamente, que Freddy viera a Bryan teniendo sexo con una mujer, si rebasa mínimamente la escala cinco... Será eliminado.
