- Ah, sí, eso…
¿Cómo se supone qué iba a estar después de enterarme de aquello?
*FLASHBACK*
- ¡Isa!- Gritó mi madre desde el piso de abajo.
Me calcé mis zapatillas de andar por casa después de levantarme de la cama. Se suponía que iba a dormir toda esa tarde, ya que justo esa jornada había terminado de hacer mis últimos dos exámenes y me encontraba exhausta, pero mis padres decidieron cambiarme los planes. Mientras bajaba por las escaleras, les divisé sentados en el sofá del salón. Nunca se sentaban ahí, y menos aún tan rígidos y en silencio. Mi sexto sentido rápidamente me dijo que ocurría algo.
- ¿Qué pasa?
- Siéntate, cariño.- Hice caso a mi padre y enarqué una ceja, dándoles pie para hablar.- Bien, queríamos decirte… Algo.
- Bueno, eso ya lo había supuesto. ¿Es algo malo?
- No, para nada. Al menos, eso creemos nosotros. Pero sí es algo importante.
- Me estás asustando, ¿sabes? Decirlo ya.
Tomaron aire y lo expulsaron pesadamente. Mi madre cerró los ojos y ambos se tomaron de la mano. Poco después, ella los volvió a abrir, y me miró después de mirar a mi padre.- Ya es hora de que lo sepas. Eres lo suficientemente mayor.
- Por el amor de Dios, deja de darme largas.
- Nosotros… Cariño, nosotros no somos tus verdaderos padres. Ellos fallecieron en un accidente de tráfico. Nosotros éramos sus mejores amigos, no teníais familia y os quedasteis con nosotros. Meses después, una familia de acogida adoptó a tu hermano.
- Mi… ¿hermano? ¿Qué?
*FIN DEL FLASHBACK?
- Eh, pequeña, ¿te encuentras bien?- Interrumpió Harry mis pensamientos. Asentí con la cabeza, pero una fina lágrima se escapó de uno de mis ojos dejando un leve camino hasta el borde de mi mandíbula. Él se dio cuenta y dejó la palanca de cambios para darme la mano.- Sé que en ese momento no estuve contigo, ¿vale? Pero ahora estoy aquí. Y no me voy a ir.
Sonrió, y yo volví a asentir silenciosamente. Finalmente llegamos y sacó una mochila del asiento de atrás. Nada más entrar, unos padres muy efusivos y estresados rodeados de maletas se fueron corriendo a abrazar a Harry. Después de intercambiar palabras de despedida y abrazos (ya eran casi las cinco y mis padres debían estar en el aeropuerto antes de las siete), nos subimos a dormir.
- Te diría que puedes dormir en la habitación de invitados, pero como mis padres se acaban de ir, supongo que no pasará nada porque te quedes en mi habitación.- Le dije mientras colocaba una manta y una almohada sobre el suelo.
- ¿Tengo que dormir en el suelo? ¿En serio? Ni que fuera un perro.
- Siempre te quedará la habitación de invitados.
- No, está bien, nunca me ha dado buena espina ese marco colgado justo enfrente de la cama.
Me reí de él y cogí unos pantalones cortos y una camiseta de tirantes fina que solía usar de pijama. Hacía mucho calor, así que no iba a ponerme nada que me tapase demasiado. Fui al baño a cambiarme y cuando volví, Harry estaba solo con uso calzoncillos azules jugueteando con su móvil en su cama improvisada. Me acosté y apagué la luz.
- ¿Isa?- Me dijo varios minutos más tarde.
- ¿Qué pasa?
- El suelo está duro.
Noté como mi cama se hundía bajo su peso y como uno de sus largos brazos me abrazaba por detrás. Tiró de mi cuerpo hacia él y le di la mano, entrelazando nuestros dedos. Su cuerpo prácticamente desnudo me rodeaba y no me sentía para nada incómoda.
- Te he echado mucho de menos.
- Yo también te he echado de menos, Harry.
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No sé muy bien qué deciros así queeeeeeee, espero que os haya gustado el capítulo y recordad, votad y/o comentad por favor (: ¡besos!
Isa.
