Capítulo 27

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Ese anochecer parecía ser la noche más fría y despiadada desde que había llegado a la ciudad. Una ventisca quemaba los labios de Camila Cabello cuando esta estaba de camino a su lugar de trabajo. El frío golpeaba violentamente su cuerpo aun cuando estaba usando un grueso abrigo con el olor del perfume de Lauren Jauregui. Su delgado cuerpo temblaba sin ritmo y su quijada empezaba a hacer chasquear sus dientes bien cuidados por costosos tratamientos dentales. Todo fue el camino fue una tortura amortiguada por el calor que rebosaba su ilusionado corazón hasta que ella logró llegar al bar para el que trabajaba.

Luego de tantas noches y madrugadas sintiendo la ausencia del vocalista de Circa Waves, esa noche estaba presente el castaño. Kieran Shudall lucía intacto, recién afeitado y de cabello corto. El hombre parecía como si no estuviera saliendo de una ruptura. Sonreía y cantaba como todas las noches animado por el poco público. Se le veía tan vivo y deseoso de atención como los días pasados. Esa velada, era noche de micrófono libre. Sin embargo, la banda no respetó la libertad del escenario ya que se apoderaron de él hasta que llegó la madrugada. Canción tras canción, el grupo deleitó a los comensales. Tocaron un par de covers y varias melodías originales.

Camila Cabello los observaba desde su lugar de trabajo. Pensó tantas cosas buenas y malas sobre el hombre que estaba detrás del micrófono principal justo abajo del enorme reflector. Odiaba la energía que irradiaba, odiaba su enorme ego, odiaba su mirada, odiaba su bien cuidado cabello, odiaba casi todo de él aunque no tuviera fundamentos firmes para hacerlo. Sin embargo, no podía odiar la voz del hombre. Tenía talento y Circa Waves también lo tenía. No podía detestar Out on My Own ni Different Creatures, ni tampoco las notas altas de Kieran, ni los videos musicales, ni mucho menos las letras de las canciones. Les daba méritos por eso.

A eso de la media noche, cuando el cielo se hubo teñido completamente de un espeso negror, Camila habló con su compañera de trabajo para darle una señal positiva. Al final, Camila Cabello hubo aceptado la propuesta de Dinah Jane de irse a vivir juntas en un piso a las afueras de la ciudad. No iba a ser el más lujoso, ni el lugar más acogedor, ni mucho menos el mejor situado, pero iban a ser independientes finalmente. Eso era algo que pesaba a favor.

—Pronto. Yo te diré cuando nos podremos mudar —dijo Dinah luego de que hubo recibido la parte que le correspondía a Camila de la mensualidad del viejo piso que había rentado en la mañana de ese mismo día—. Las paredes tiene algo de moho, la calefacción es antigua y a veces falla, y hay un par de goteras, pero van a la perfección con el estilo vintage. Con algo de decoración apropiada, te va a encantar el lugar.

—No es problema —dijo la joven que estaba acostumbrada a los mejores lujos de la clase alta.

—Debe ser muy difícil para ti. Pasar de ser rica a eso, pero te acostumbraras —dijo la más alta metiendo sus manos entre el delantal que para esas alturas de la madrugada tenía un par de manchas cubriendo parte del logo.

—Para nada. La vida es más que lujos y dinero.

—Yo estaría devastada por perder tal fortuna —dijo Dinah evocando los lujos que antes acompañaban a su compañera de trabajo siendo Camila Cabello la que le dio todos los detalles de su vida. Esta última estaba presa de la necesidad de desahogarse—. No me puedo imaginar que se siente dejar de vivir en una mansión y perder un deportivo, además de toda la fama que pudiste tener.

—No es la gran cosa —sonrió Camila con tranquilidad—. Esas cosas nunca me pertenecieron. Siempre fueron de mis padres. Y eso está bien, porque ahora tengo la oportunidad de obtener mis propios logros con mi esfuerzo.

—¿Cómo es que eres tan madura? Siento que estoy hablando con una señora que se acaba de divorciar.

—¿Qué? —se burló la menor.

Cosas Vagabundas | CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora