"Esperanza"

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Ha pasado solo un mes y su padre no había cambiado. Y no cambiaría ¿Por qué lo haría?

Deprimida y en soledad estaba la joven que cada vez que los días concurrían ella se sumergía más en la depresión. Todo se volvía gris, ya nada tenía color.

Pasaba sus días mirando la ventana, viendo el día volverse grisáceo. Las risas de sus nuevos vecinos se escuchaban a lo lejos, se perdían en el eco de sus suspiros.

Natsu

Su corazón se destrozaba más a cada segundo. Nada le devolvía esa sonrisa que todos a su alrededor apreciaban. Se había desvanecido.

Pálida y sin luz, sin calor.

Sin vida.

Spetto odiaba verla así, pequeñas lágrimas escapaban de ella pero rápidamente las limpiaba. Si el señor la viera así... Pero no lo permitiría.

Quería permanecer allí junto a Lucy, la apoyaría y trataría de ayudarla. Ella conocía al muchacho, y la mayoría de los rumores eran falsos. Él era dulce, amable, disciplinado y con carácter. Se notaba a leguas que amaba a su niña. La había visto crecer y sentía que ella podía ser la hija que nunca tuvo.

-Lucy, querida - dijo tratando de llamar su atención - No quieres algo para desayunar? No has comido bien últimamente... Prepararé algo especial para ti, quieres?-.

Lucy no respondía, sólo seguía observando la ventana.Pudo notar que una pequeña lagrima descendió de sus ojos.

Siempre era lo mismo. Apenas se levantaba iba siempre a ese pequeño espacio de la sala, subía al sofá y miraba el patio delantero y la entrada de la casa. Spetto deducía que podría ser porque muy dentro de sí ella lo veía llegar y subir los escalones, abrir la puerta y sacarla de este sufrimiento.

-Lucy...corazón-

-¿Qué sucede aquí?-. Habló Jude.

-N-nada señor. Solo conversaba con Lucy-.

El hombre fijó su vista en la joven. Levantó la voz.

-¿Cuánto tiempo piensas seguir con esta escena?-. Lucy solo dio un brinco del susto.

Su hija ya no lo respondía, es más no le dirigía la palabra.

Pero eso sería temporal, ya se le pasaría. Era joven y aún tenía un largo camino por delante. Es normal que cometiera errores. Ya volvería a hablarle, es sólo cuestión de tiempo. Pronto lo comprendería.

Entendería que todo esto era solo un error más y que comenzarían de nuevo.

Y todo por culpa de ese niño. Ese niño era un campeón en el momento de engañar a las personas; no solo lo decía por el palabrerío de sus vecinos, sino porque él lo notaba, podía ver al joven y saber que traía problemas.

Y vaya que sí lo hacía. Había alejado a su hija y ahora se veía... se veía...

El hombre dio media vuelta y se acercó a la puerta.

-Volveré antes de la 5, sino cambias tu rostro te la verás conmigo-. Dio un portazo y salió de la casa.

Lucy lo vio bajar los escalones, se le heló la sangre al ver a su padre señalarle desde afuera. Lo escuchó exclamar.

-Más te vale hacer lo que te digo-.

Lucy escondió su rostro, ver a su padre era lo último que quería. No quería hablar con él ni siquiera mirarlo; verlo a él era como volver a ése día.

El día en que perdió a Natsu.

Sintió que su corazón caía a sus pies y levantarlo dolía más que dejarlo allí.

Juro que lo haréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora