"Fairy"

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~Se aproxima el epílogo~
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Al estacionar junto a la acera, sus nervios comenzaron a adueñarse de su cuerpo. Comenzó a inquietarse en el asiento y movía las manos constantemente tratando de dejar de lado el estremecimiento que lo abordaba.

La necesitaba. La quería ahí, ahora, en ese momento junto a él.

-¿Piensas que podría estar aquí?-.

Natsu volteó. La rabia hacia él se había estado acumulando desde que le confesó lo que había hecho con Lucy antes.

¿Acaso no sabía lo frágil que era? ¿Qué clase de padre hacía eso por su hija?

Sin embargo él no podía reclamar nada. No había tenido un padre.

Si su padre hubiera sido como él, su pasado y presente no habrían cambiado mucho. Agitó la cabeza.

Debía dejar de pensar en ello.

Podría haber sido diferente, pues tendría uno.

-Si, creo que podría estar aquí. -impaciente, abrió la puerta- ¿Puedo pedirle un favor? Que mientras esté con Lucy no diga nada ni se acerque mucho. ¿Comprende?-.

Ella podría alejarse más de ellos debido a su imagen y el no quería percibir ese rechazo. Además, ya hallaría el momento para reconciliar a la familia sólo que intuía que Lucy aún no estaría lista.

Jude asintió y al verlo descender del auto lo detuvo sujetandole del brazo. Natsu giró inmediatamente y se abstuvo a sus reflejos.

-¿Qué es lo que hizo mi hija para hacerte cambiar? ¿Cómo puedo garantizar que no seremos como las demás familias que has engañado?-.

Sintió su corazón caer a un recipiente de agua helada y gritó por ayuda. Pero lo dejó allí un tiempo más.

No tenía la culpa de nada, pero él sí. Se lo merecía. Se merecía la desconfianza en los ojos de Jude, el sonido de su voz con un pequeño deje de desaprobación y su rostro inquisitivo queriéndole comprenderle.

Fue allí donde todos sus actos cayeron sobre el con gravedad y se obligó a respirar profundamente. ¡Cómo no podía desconfiar de una persona semejante!

Pero se había renovado.

Se soltó despacio de su agarre y se lo quedó viendo.

¿Cómo podía responderle eso? El no tenía idea de cómo lo había hecho ella, pero de verdad, estaba completamente seguro de que jamás, a ella jamás la defraudaría.

Buscó a tientas la pequeña caja dentro de su chaqueta. Al sentir el roce con sus dedos, una ansiedad y seguridad se apoderó de él. Esta era la prueba. La prueba de compromiso de que todo su presente y futuro le pertenecía aunque debía de entregarle también su amargo pasado.

La sacó y se lo enseñó. El rostro de Jude se transformó en una de asombro puro, aún cuando era la segunda vez que se lo mostraba.

Una sonrisa se enganchó en él incapaz de desvanecerse. Esto significaría estar unido a ella por siempre.

Y sería para siempre.

-Esto...¿Aún no es suficiente?-.

Jude tartamudeó y, sin entender el porqué, sólo hizo que su sonrisa deformara su rostro.

-Lo veo luego Señor Jude-.

Cerró la puerta con sumo entusiasmo y caminó hacia la colina.

Con cada paso, sus nervios se acrecentaban. Al borde de las lágrimas y sin poder creer aquelllo, subía la colina.
Su pulso se aceleró y su corazón rebosaba de felicidad.

Juro que lo haréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora