"Imprevisto"

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Giró el pomo y la abrió lentamente, haciéndola rechinar mientras la abría.

Sus ojos rápidamente buscaron al causante de esos sollozos descontrolados, tenía una vaga idea, pero era muy difícil para él creerlo. El pasillo estaba vacío.

¿Habría sido un error ingresar a la casa así? Aunque no habría otra manera si lo pensaba mejor. Él no lo quería aquí.

Con pasos temblorosos, caminó por los pasillos y observó las fotografías por las paredes. Fotos de Lucy, Jude y... su madre. Quedó cautivado.

No había visto aún una imagen de la madre de Lucy. Ella era idéntica a su hija, eran prácticamente iguales. Dio un paso atrás para poder observar mejor toda la pared.

Fotos de cumpleaños, viajes y eventos, todo en familia. Sus rostros se encontraban iluminados por una sonrisa. Debía ser grandioso tener una familia.

El no había tenido una.

Siempre se habría preguntado... ¿Qué hubiera sido de él con el apoyo de una? Su vida hubiera sido diferente, podía haber evitado cometer ciertos errores. Sonrió tristemente.

Podría haber sido el hombre que Lucy necesitaba para su vida y así Jude podría haberlo aceptado.

Se imaginaba entrar en una casa, en donde una madre lo acogía y lo invitaba a sentarse. Mientras un padre le preguntaba cómo le había ido en el día, y, ¿Por qué no? Un hermano invitándolo a jugar. Que piense de esa manera aún cuando una familia cercana a la suya le ofreció un hogar no significaba que sea un mal agradecido, si no que...no podía evitar pensar en su verdadera. ¿Qué tenía él para que ellos lo hubieran abandonado? ¿Qué había hecho mal?

No quería que Lucy sintiera esa soledad. Quería que al menos, la relación con su padre mejorara. Lo que daría por tener a un padre a su lado y ella lo estaba desaprovechando. Negó con la cabeza.

El lazo con su padre era lo único que quedaba para ellos.

Y el lazo que tenía con Lucy era lo único importante para él.

Escuchó a alguien toser y caminó despacio hacia allí. Se detuvo a unos cuantos pasos al darse cuenta de quién era. ¿Qué es lo que le había sucedido? El padre de Lucy parecía estar hecho pedazos, su rostro sin expresión y completamente empapado mientras sostenía un portarretratos que no lograba divisar bien.

Ver al hombre que se había mostrado con arrogancia y furia frente a él hace un mes en este estado, lo dejó boquiabierto. Cierto sentimiento de compasión emergió dentro de él.

Si hubiera continuado siendo ese muchacho de hace varios meses, esto le causaría indiferencia. Nunca se cansaría de recordarse a sí mismo lo mucho que había cambiado gracias a aquella jovencita que se armó de coraje para enfrentarlo. Esos recuerdos solo aumentaba el amor que sentía hacia ella. Fue tan valiente, culta y extremadamente testaruda. Una sonrisa fugaz apareció en su rostro.

Sus pensamientos fueron interrumpidos al ver a cierto hombre senil levantar la cabeza hacia él.

-¿Tú de nuevo? - sonrió débilmente - Cómo es que-

-Buenas Tardes Señor Heartfilia, ¿podría tomar asiento?.

Aunque había hecho una pregunta, no esperó respuesta. Tomó asiento frente al hombre mientras observaba cómo este tomaba compostura.

-Mira muchacho, no sé a qué vienes - hizo una pausa dejando sus ojos en blanco. Se frotó la sien.

-Disculpe Señor, pero creo que sabe exactamente a qué vine-. Trató de sonar cortés. El hombre estaba alterado y herido. Observó la copa llena de vino en su mano ¿Qué había sucedido para que se encontrara en este estado?

Juro que lo haréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora