Ya habían pasado semanas desde el incidente con la taza, Berlín trataba de ser más cercano aunque no lo pareciera. Desde hace ya un tiempo le había cogido cariño a la muchacha, un amor que mantenía oculto de su mujer, le aterraba lo que pudiera hacerle a la joven por envidia o por simple diversión, después de todo, se había casado con ella únicamente por haberse visto en la necesidad de tener herederos y le atraía el carácter sanguinario de esta. Al principio fue fácil de ocultar tras la inmadurez de la chica que solo tropezaba y retrocedía agachando la cabeza en señal de respeto y sumisión ante su autoridad, pero, conforme fueron pasando los años aquella niña de 15 se volvía una mujer atractiva con su piel ahora morena de tantas veces que estuvo expuesta a trabajar en el exterior del castillo de su amo aguantando el calor y las luces que oscurecieron su blancura dándole un aspecto de gitana, su cabello seguía igual de largo pero maltratado y algo partido en las puntas. Su ropa era la de una sirvienta de la edad media aunque le quedaba apretada mostrando las curvas de su cuerpo y su busto crecido.
Todo aquello despertaba lujuria en aquel demonio que la miraba atraído desde la lejanía de su sillón o una ventana deseando poder tocar a aquella criatura, tenerla sola para él.
Hasta que un día no soporto más. Espero a que su esposa fuera a ver arder algún universo con sus hijos, Bill y Will Chipper, unos demonios completamente diferentes a los cuales quería aunque sus formas de demostrarlo fueran violentas hasta ni siquiera mostrarse para estar con ellos. Al apenas escuchar cómo se cerraba aquel portal, un sonido imposible de percibir para un simple humano, salió corriendo a encontrarse con su amada esclava que descansaba en la sala principal sentada junto una alfombra de piel de huargo con la que charlaba enérgicamente y sonriente con una paz que pocas veces tenia, algo que se esfumo apenas lo vio ingresar causando que esta se quedara callada inclinando la cabeza ante el.
-no temas... no te hare nada, mocosa-, dijo Berlín con una sonrisa de afecto en el rostro que se mantuvo a pesar de la falta de respuesta de la chica, -ven... acompáñame- le extendió su mano.Ella dudo en aceptar pero termino cediendo de todas formas sabiendo que su único trabajo era obedecer sin protestas. Extendió su mano agrietada por el constante trabajo para alcanzar la de él sujetándola con algo de miedo de que le hiciera alguna mala jugada tirándola al suelo para insultarla o lastimarla.
el noto su comportamiento poniendo una mueca de disgusto que rápidamente remplazo por la anterior sonrisa agachándose un poco para quedar a su altura sin soltarle la mano apegándose para besar la frente la frente de la chica con cierta ternura provocando un sonroje en esta junto con un pequeño quejido de confusión.
-te dije... - empezó a decir con suavidad mirándola a sus ojos bicolor tan dulces y brillantes, - no te lastimare, ¿quieres ir a caminar?-.
-c...claro...- respondió con voz entrecortada regalándole una cálida sonrisa.
los dos se incorporaron y salieron caminando de aquel lugar tomados aun de la mano, para la que alguna vez había sido albina significaba el posible comienzo de una amistad, pero para aquel demonio era un paso más para entrar al corazón de su amada sin importarle las consecuencias de sus actos.
..
El demonio de un ojo aún estaba en shock tras la propuesta del viejo, ¿Cómo se atrevía a pedir semejante cosa?, su ego estaba siendo atacado por lo cual lo único que consiguió hacer fue ahogar un grito de terror ante la simple idea de tener que comer junto a él asqueado de si mismo por tan solo imaginarlo.
-¡olvídalo!- exclamo con molestia retrocediendo con el ceño fruncido.
-no es lo que estás pensando -, explico dando un suspiro de fastidio rodando los ojos, tampoco le gustaba aquella idea pero quería ayudar a que aquel triangulo no metiera la pata en una situación tan delicada, demorada, difícil y hermosa como lo era el cortejar a una dama, con el tiempo había logrado entender de a poco a las mujeres, después de todo él había sido madre y padre para su pequeña Herliz antes de que se la arrebataran aquel fatídico día que todos aun recordaban con odio y nostalgia. – Solo te enseñare a tratar a una mujer... una que no es demonio ni otro ser espelúznate- especifico rápidamente haciendo que el demonio bufara dejando caer los brazos ya que eso era lo que tenía planeado decir.Le hizo una seña para que lo siguiera a la mesa jalando una silla para proseguir a sentarse siendo imitado por el demonio que solo se quedó levitando sobre la mesa mirándolo fastidiado.
-primero que nada... debes cambiar tu aspecto-, comenzó a dar su clase con seriedad.
-eso lo dudo viejito, me gusta ser un sensual y atractivo triangulo- reprocho algo molesto.
-podrás ser eso y más pero sigues siendo una figura geométrica que no hace no tiene ningún atractivo para un ser humians, o en su idioma, humanoide-.
El triángulo lo pensó, aunque le costara admitirlo tenía razón, ningún ser terrestre se fijaría en el con su aspecto, las mujeres terrestres siempre solían fijarse principalmente en la altura, la tes, el color del cabello y ojos, el grosor de los hombros y la gordura, y a veces, hasta en el estado financiero. Había visto al pequeño Gideon ser rechazado por la castaña a pesar de su aspecto tierno y sus ingresos al dirigir la que alguna vez fue la ''tienda de la telepatía''. Miro al viejo rendido asintiendo con la cabeza para después envolverse en una ráfaga de llamas azules para que cuando estas se consumieran mostraran a un joven rubio desgado de 20 años con musculatura regular, de tez blanca como la de las personas de aquel planeta vestido de traje amarillo con líneas oscuras con el mismo patrón de bloques de pirámide en las mangas y un pantalón negro de tela ajustado, teniendo cubierto uno de sus ojos por un parche con un ojo blanco dibujado en él.
-y... ¿Qué opinas mequetrefe?- interrogo el chico posando uno de sus brazos en la mesa mirando su nueva anatomía, no había estado en un cuerpo humano desde el incidente con aquel policía del tiempo que había poseído a la fuerza hace muchos veranos pasados.
El viejo solo hizo una señal con la mano en señal de aprobación y siguió enseñando, -bien, ahora solo debes saber lo básico.
Empezó indicándole los modales que debía tener un caballero, como una palabra o un gesto podía arruinar una velada, que era mejor llevar flores y chocolates a una cita o como presente en lugar de viseras empacadas en una caja, la postura, la forma gentil y respetuosa a la que tenía que dirigirse a las mujeres si no quería tener una marca de bofetada en la cara entre más. El rubio asimilaba la información lo más que podía quejándose en ocasiones de los métodos puesto que prefería los suyos aunque para los demás fueran bizarros y asquerosos. Pasaron horas antes de que el viejo dejara ir al Bill del local, no confiaba en el del todo pese al carácter tan pacifico de este en aquel momento pero tuvo que ceder cuando este empezó a amenazar con quemar su local o aun peor, destruir el planeta.
El rubio salió del lugar a paso rápido y torpe al no tener control de todo de sus piernas, se reviro un momento dirigiéndole la miraba a la castaña junto a una sonrisa leve aunque esta no lo notara por la concentración que tenía en sus propios pensamientos. Aparto la vista reanudando su paso hacia la floristería más cercana y luego a la tienda de postres para dárselos luego a la chica como presente acompañadas de palabras elegantes y cumplidos, tal y como se lo había indicado el viejo o como él lo llamaba, el ''mequetrefe''.
La chica seguía ida en sus pensamientos pasando por estas mil y un ideas, como el oleaje borra las huellas en la arena así lo hacia la duda sobre las pistas que tenía acerca de aquella criatura que tanto buscaba. Sabía que era apenas una niña de ropas harapientas con un gran poder, que seguramente era la nieta del anciano que acababa de conocer, que era una estrella de sangre, que tenía sed de venganza y la buscaría hasta el fin de los tiempos de ser necesario... bingo. Un pequeño foco se encendió dentro de su cabeza, un plan, debía volver pronto con su familia, rápidamente se incorporó completamente pasa ir a la puerta que descendía al interior del local para comunicar su idea con su acompañante.
En todo el lugar se escuchó un grito desgarrador que llamo la atención de todos los presentes o transeúntes que giraron la cabeza para ver que pasaba...
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continuara
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the revenge of the stars
Fanfic-''estrellita no vengas más, no quiero desangrado morir como los demás''- cantaba una voz de una mujer que acariciaba fotos y recortes. la venganza estaba en su sangre y pensamientos y solo sonreía en pensar en un castigo para los demonios y humanos...