La mañana de ese día fue inusualmente fresca para un caluroso verano, cosa que sorprendió un poco a Noodle, quien se permitió ver los arboles en la lejanía ser mecidos por una leve brisa.
Por su parte, Stuart marcaba en una agenda los días que faltaban para marcharse de vuelta a su residencia en Essex, un añoso castillo que había sido refaccionado por su abuelo, enamorado de la opulencia de Francia y Rusia, aunque a la estancia de Londres la había dejado tal y como la moda lo indicaba, cambiando muy poco con la ascensión de joven Victoria, tal vez un poco más sobria de lo que debería ser.
Marcó el cuarto día después de no haberse encontrado con su prometida el día anterior pues ella había preferido dárselas de granjera e ir a ordeñar vacas y preparar mantequilla y mermeladas con los primeros frutos maduros que unos campesinos habían traído ¿qué clase de condesa haría esas cosas tan mundanas? Quizá tendría que educar a su futura esposa sobre su comportamiento.
Guardó la agenda, donde además había escrito algunas notas sobre su futura esposa, para luego colocarse la chaqueta y acomodar su pañuelo, saliendo luego al pasillo que llevaba a las escaleras y, finalmente, a una sala de estar justo al lado de la gran puerta de salida.
Se sorprendió cuando vio a un hombre de espaldas, aunque la sorpresa duró poco, ya que "él" se dio la vuelta, revelándose como su prometida enfundada en un traje masculino.
- Buenos días, mi Lord, espero que la mañana os trate bien.
- ¿Qué hace vestida así? – Señaló las botas de montar y la camisa que estaba mal abotonada en el cuello junto con los pantalones que se prendían a sus piernas como una segunda piel.
- Iré a cabalgar un rato, hace tiempo que no lo hago y no quiero perder práctica. – Dijo, una mucama acercándose para poder darle una cinta a la mujer para que atase su cabello, cosa que ella negó, devolviéndola casi de inmediato. - Lo invitaría, pero no creo que sea de su agrado, me gusta montar a los más briosos caballos.
- ¡Hija mía! – Ambos se giraron para ver al señor Kyuzo acercarse con una gran sonrisa antes de caminar hacia su hija para besarle la frente. – Ve con cuidado. – Una sirvienta se apuró en entregarle un bolsito con viandas a Noodle, un lacayo abriendo la puerta para que pudiese ir hacia el caballo que la esperaba en afuera. – Espera, cariño. – Noodle se quedó quieta mientras su padre se giraba para ver a su prometido. - ¿Quieres ir con ella? Noodle podrá mostrarte algunos lugares realmente hermosos de la finca.
- Pero papá...
- Me gustaría mucho, pero mis botas.
- Eso no es problema ¡Wilkins, trae botas para mi yerno! – El mayordomo asintió, saliendo por una puerta lateral casi oculta solo para regresar de inmediato con un par de botas nuevas. – Espero te gusten, pero te recomiendo que no vayas con chaqueta ni pañuelo, el clima es demasiado cálido y esas ropas son terribles.
- Pero, padre, yo no puedo estar a solas con mi prometido.
- Confió en que no harán nada malo, querida, así que vayan.
- ¿Y en que caballo irá él? – Stuart le entregó su chaqueta y pañuelo al mayordomo, quien, con una reverencia, salió del lugar.
- Pues en Sleeper, es la menos briosa de las yeguas que habitan los establos, vayan y que lo preparen, lo quiero en menos de veinte minutos o mi cielo se va a impacientar.
Quince minutos después, Noodle y Stuart montaban sus respectivos caballos, el de la joven era un frisón de larga y oscura crin, que relinchaba mientras los trabajadores lo rodeaban, el del futuro conde, un árabe de color castaño.
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Phantom Bride (fanfic)
Fanfiction"A veces pienso que nuestro amor no existe" (Los personajes de Gorillaz pertenecen a Damon Albarn y a Jamie Hewlett, yo sólo los uso para divertirme)