- Este será mi apartamento mientras espero hasta el matrimonio...
- Es normal que entre los nobles existan habitaciones separadas para la esposa y el esposo. – Dijo Eve detrás de su abanico Noodle paseando por el salón que antecedía su habitación, frunciendo el ceño por el color rojo y dorado recargado.
- ¡Vaya tontería! Belmont y yo jamás dormimos en habitaciones separadas.
- Tía, debes comprender, a los ingleses les cuesta dar a conocer sus sentimientos, tienden a ser bloques de hielo. – Soltó Honoré dejándose caer en un sofá con las manos detrás de la cabeza.
- Yo no soy así.
- Es porque eres mitad francesa, primita, si no, vaya cubito de hielo que serías. – Noodle se mordió el labio inferior, disgustada, aunque pensó que el único hombre en la sala podía tener razón.
- Pues yo sé que la realeza francesa no es muy diferente a nosotros.
- La antigua, el antiguo régimen era así, ahora estamos en el glorioso reinado de Luis Felipe I, que su reinado solo duré un par de años más. – La voz de Honoré salió dura, casi fúrica. – Por pecados menores la cabeza de Luis XVI rodó y ahora tenemos que aguantar a este con sus pretensiones en América y su soberbia, estábamos mejor con Napoleón.
- Tú ni siquiera estabas nacido cuando Napoleón era emperador. – Honoré miró a su prima con gesto cansado antes de continuar.
- Deberías escuchar las voces en las calles de Paris, en Toulouse, en Marsella, todos gritan "nosotros te coronamos, nosotros te derrocamos".
- Basta de sueños revolucionarios, Honoré, o dejaré que Noodle te deje como queso Gruyer.
- ¡Diablos! Creí que estaba estudiando para poder cumplir mi sueño de una Francia libre, pero parece...
- Si no fuera porque me voy a casar, yo te apoyaría con ese sueño, primo, pero ahora debo concentrarme en ser una condesa.
- También una baronesa y una duquesa. – Agregó Honoré con gracia ante la mirada desaprobatoria de su tía Clementine.
- ¿Qué?
- Oh, ¿tu padre no te lo había dicho? Tu hermano renunció a sus derechos, así que cuando la tía muera, tú serás la heredera de sus títulos y terrenos.
- ¡Oh mi Dios! – Jadeó Eve.
- Serás mucho más rica que tu querido marido, tres de los títulos más antiguos de Francia, ni el dios del que habla tu tía será más poderoso que tú. – Se puso de pie de un salto, hincándose frente a Noodle. – Madame la Comtesse de Périgord, Duchesse de Montmorency, Baronne de Préaux y futura Lady Essex, vaya nombre, se me secará la garganta cuando te salude.
- ¡Aún no me he muerto, mocoso impertinente! – Honoré saltó en su lugar cuando un fuerte golpe cayó en su cabeza, su tía mirándolo enfadada. – Ahora, querida, ve a cambiarte para el paseo que darás con tu prometido.
- Oui, grand-mère.
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Stuart se paseó intranquilo por la sala que antecedía a la entrada de la casona, mordiéndose el labio inferior mientras pensaba en como aparecería su Olive frente a él.
Había visto a sus tías y no tuvo muy buena impresión de ellas, además, ese primito suyo se tomaba demasiadas atribuciones, eso le molestaba, le hacía hervir la sangre, pero era un caballero y no iba a dejar que eso se notase.
- Supongo que tiene un buen caballo para mí. – Se giró para ver a su prometida, su respiración cortándose al verla vestida con ropas masculinas que, un poco grandes para ella, le permitían moverse con cierta libertad que un traje de amazona jamás le permitiría.
- El mejor para ti, amada mía. – Contestó, tendiéndole una mano que ella aceptó gustosa.
- ¡Mi mejor traje en una figura tan fea! – Exclamó Honoré detrás de la pareja, Stuart girándose para mirar al primo de su prometida, agitándose por unos segundos ¡Eran idénticos! Si no fuera por el cabello más corto seguramente podría confundirlos.
- Cállate, idiota. – Regañó Noodle, pasando una mano por su pelo. - ¿Vamos?
- Sí. – Le dio una sonrisa resplandeciente, un lacayo apresurándose a abrir la enorme puerta, dejando a su familia política para huir con su prometida.
Y agradeció el poder huir con ella cuando, debajo de un añoso roble, besaba con hambre a Noodle, deleitándose con sus pequeños gemidos.
No podía esperar a que fuese su esposa y recorrer todo el camino que sus besos prometían.
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Phantom Bride (fanfic)
Fanfiction"A veces pienso que nuestro amor no existe" (Los personajes de Gorillaz pertenecen a Damon Albarn y a Jamie Hewlett, yo sólo los uso para divertirme)