Capítulo 15

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Eve miró con desaprobación a su sobrina mientras ella se asomaba cada cinco minutos por la ventana del carro para mirar el camino que la llevaba al que sería su hogar a partir de un par de días más. Angelique, la hermana de Eve, solo sonrió, pareciéndole que su sobrina era como un pequeño cervatillo o un gatito emocionado por descubrir un mundo que había estado vetado en la sobreprotección de la familia Kyuzo.

Noodle, por su parte, se lamió los labios mientras las hermanas mayores de su padre se divertían conversando sobre los últimos acontecimientos de la corte, aburridos cotilleos sobre casamientos, nacimientos, engaños y separaciones.

- Y, cariño, ¿qué harás cuando lleguemos a Pot's Field? – Preguntó Angelique a su sobrina.

- No sé, tal vez saludar a Stuart y a mi suegro.

- ¡Bendita educación! ¿Es que tu padre no te ha enseñado nada? Lord Pot tiene más dignidad que nosotros y su título es mucho más antiguo ¡por dios! ¡Es primo de la reina! Sabía que tenía que tenerte a mi lado en vez de dejar que te criaras como un muchacho al lado de tu padre. – Regaño Eve. – Te tiene demasiado consentida, pero ya verás cuando te cases, deberás ser una esposa obediente y complacer a tu marido en todo lo que él te diga, siempre mostrándote como la correcta condesa Essex.

- Pero, tía, a Stuart le gusta mi comportamiento.

- Eso lo dice ahora, pero espera a que herede el título, ya no podrás comportarte como una cabra de monte, tendrás que ser una dama y dejar las tonterías de querer sr igual a un hombre.

- Eve, déjala, Noodle es una buena chica y va a brillar en la sociedad, además que los bailes son tan aburridos ¿te imaginas a nuestra pequeña llegar con pantalones a una fiesta o fumando una pipa? Ella es una gema y te preocupas demasiado, además, si ella dice que a Lord Pot así le agrada ¿Quiénes somos para querer cambiarla?

- Ojalá no te equivoques. – Angelique suspiró ante las palabras de su hermana.

Quince minutos después, el cochero detuvo el coche principal de la comitiva que traía a la futura condesa Essex, abriendo la puerta y tendiendo una mano para ayudar a bajar a las tías de Noodle. Cuando ella se propuso bajar, una mano diferente se mostró para ayudarla, ella tomándola con aire distraído para bajar y tropezarse de frente con su prometido, quien sonrió ampliamente al ver el gesto azorado de su futura esposa.

- No creí que pudieses ser más hermosa, Olive. – Susurró tomando su mano para depositar un beso casto ante los ojos de su recién llegado suegro y sus futuras tías políticas, ya tendría tiempo para escaparse con ella y devorar esa boca que tanto le provocaba.

- Y yo no pensaba que podrías llegar a ser tan caballeroso.

- Tengo una sorpresa para mi hermosa prometida. – Dijo e un tono jocoso, tendiéndole un brazo para que se aferrara a él, ella haciéndolo solo para tener un poco de soporte ya que el vestido y los zapatos que la habían obligado a usar no le brindaban mucho apoyo. – Vamos a la sala de estar, mi padre muere de ganas de veros, belleza mía. – Se mordió la lengua, tenía tantas ganas de tutearla, pero frente a la familia de ella era casi imposible.

Cuando llegaron a la sala de estar a la que él los había conducido vieron no solo al futuro suegro de Noodle, sino a una mujer vestida con un riquísimo vestido de seda negro, dándole la espalda mientras veía una pintura que representaba a uno de los ancestros de Stuart en un día de caza.

- ¿Abuela? – La mujer se giró, sonriéndole a Noodle con toda la elegancia que la joven recordaba.

- Mon Ange! – Exclamó la mujer, cerrando el abanico que tenía en una mano para acercarse a su nieta y apretarla en un abrazo. - ¡Pero cuanto has crecido, niña mía! – Noodle sonrió cuando la mujer se alejó para tomarle el rostro entre las manos, la joven mirando fijamente los ojos verdes de su abuela, tan fulgurantes como los de ella misma.

- Grand-mère. – Susurró mientras sentía como sus ojos se llenaban de lágrimas.

- Oh, no llores querida. – Dijo la mujer de buen humor, depositando un beso en la frente de su nieta. - Tout le monde va penser que tu es triste, mon fille.

- Los franceses son muy...cariñosos. – Sopló Eve al oído de su hermana, ella negando mientras veía a su sobrina y a su abuela materna saludarse.

Stuart se mordió el labio inferior, dándose una idea de como sería su esposa cuando ella fuese una mujer mayor, Clementine de Montmorency, viuda de Périgord, baronesa y duquesa de nacimiento y condesa de Périgord por matrimonio, era aún, para sus 61 años, una mujer hermosa, su cabello resplandecía negro y sus ojos verdes brillaban con la misma intensidad que la de su nieta a pesar de todos los años y sufrimientos que hubo de pasar con apenas un par de arrugas a los lados de sus labios y en las esquinas de sus ojos.

El futuro conde se preguntó si él llegaría tan bien conservado a esa edad.

- Tía, ya déjala, mira que dejaras a su prometido viudo antes de su matrimonio. – Habló un hombre, tratando de alejar a la mujer mayor de la más joven.

- ¿Quién...?

- ¡Vaya mala memoria que tienes, ma belle! Soy yo, Honoré. – Noodle lo miró detenidamente, fijándose en el rostro similar, en el pelo casi idéntico, solo que el de él era mucho más corto, sujeto por lo que, supuso, era una cinta, y en la mirada verde pícara que ella misma solía darle cuando era una niña y visitaba a su abuela en Francia.

- ¿Honoré? – Él asintió, sonriendo para luego estrecharla entre sus brazos y dar una vuelta, levantándola del piso Stuart frunciendo el ceño ante las libertades que se tomaba ese tipo con su Olive.

- ¿Quién más creías, primita mía? – Preguntó con gracia, girándose para observar al resto de las personas en la sala, sorprendiendo al prometido de su prima, si no supiera que Honoré era sobrino de la abuela de Noodle diría que eran hermanos gemelos pues eran idénticos, aunque Honoré era más alto y su rostro un poco más cuadrado. – Honoré de Blais, para servirle a todos... y a todas. – Agregó con un guiño, las tías de Noodle sonrojándose y abriendo sus abanicos para darse un poco de aire que el impertinente francés les había quitado.

- ¡Idiota! – Gritó Noodle, golpeándole un brazo. – Me hubieras avisado que venías, deje mi sable en casa.

- ¿Al fin puedes sostener uno sin caerte, enana?

- Oh, es más que eso, idiota, haré que te tragues tus palabras. – Musitó, Stuart acercándose para abrazar a su prometida por la cintura.

- Eso lo hará después, milady, ahora necesito que vaya a sus aposentos a ponerse cómoda para que podamos pasear por la finca de mi familia después.

Noodle apretó la boca, pero obedeció a su prometido, además, no era buena idea golpear a su primo después de tantos años sin verlo.

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Mon Ange: Mi ángel.

Grand-mère: Abuela.

Tout le monde va penser que tu es triste, mon fille: Todo el mundo va a pensar que estás triste, mi niña.

Ma belle: Mi bella

Phantom Bride (fanfic) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora