Capítulo 7

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"Querido padre, adorada hermana:

¡Como quisiera estar con ustedes en estos instantes donde la fortuna me ha sonreído! Si pudiese ver el rostro de mi padre estoy seguro de que sonreiría con orgullo al saber que su primogénito ha aprendido a brillar con luz propia. Mis inversiones se han duplicado en esta tierra ansiosa de buenas ideas. He convertido un poco del dinero que me diste, padre mío en un periódico de tiraje estatal en Nueva York, aunque prefiero estar en Washington, donde he estado invirtiendo en la innovación y el acero. También tengo unas cuantas propiedades bien ubicadas para poder sacarles provecho, una para poder construir un hotel y otra para sembrarla con algodón. Claro que las ganancias las invierto de inmediato para que el dinero siga circulando y evite perder su propio valor, además de guardar un buen montón convertido en oro.

Deberías ver como cada sueño en esta tierra se convierte en realidad.

Hermanita, deberías ver las hermosas flores que crecen en mi jardín y las avecillas que vienen a cantar a mi ventana. En cierto sentido, me recuerdan mucho a ti.

Quizá, algún día, podamos reunirnos de nuevo, pero por le momento, debo permanecer en América junto con la muchacha que tome por esposa. Tengo una gran noticia para ustedes, padre y hermana, tendré un hijo o acaso llegue la carta hasta casa ya haya nacido mi primogénito, pero, apenas mi hijo y mi esposa puedan soportar un viaje en barco, los llevaré a Inglaterra para que conozcan a mi familia y la casa donde crecí.

Por lo pronto, les envió un daguerrotipo de mí y mi esposa en nuestro jardín.

Con la esperanza de poder volver a vernos, me despido con todos mis buenos deseos para vuestras mercedes.

Kenshin Kyuzo"

Terminó de leer Noodle mientras su padre sostenía el daguerrotipo donde una pareja sonreía mirándose enamorada, él mismo sonriendo.

Stuart se sintió ajeno a la escena, pues ni siquiera recordaba haber conocido a su futuro cuñado, pero debía decir que su prometida y su suegro debían quererlo mucho, ya que sus rostros parecían iluminados por una alegría sobrehumana.

No podía imaginar que Noodle podía ser más hermosa que en esos momentos, sus ojos brillando con alegría, su sonrisa y sus mejillas sonrojadas...Desvió la mirada para poder concentrarse en otra cosa que no fuesen las sensaciones que su prometida le provocaba.

- Déjame ver a mi hermano, padre. – Pidió la joven, quitándole la imagen impresa a su padre para observar de primera fuente a su querido hermano. – Se parece a ti, se ve que le ha ido bien.

- Kenshin es inteligente, me hubiese parecido raro que no hubiese triunfado. – Noodle asintió antes de girarse para ver a su prometido ¿qué pensaría él de su cuñado? ¿qué pensaría de ella al ver como se comportaba por solo ver una imagen de su hermano? Tal vez pensara que era una mujer demasiado sentimental y quisiese romper el compromiso.

Eso sería bueno ¿o no?

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Miró como la luz del sol iluminaba el rostro de Noodle, quien miraba por la ventanilla el camino que el carruaje recorría hacia el pequeño pueblo que se situaba cerca de la finca de los Kyuzo, ella demasiado abstraída en sus pensamientos como para siquiera prestarle atención a su prometido.

- Recuerdo la última vez que estuve en el pueblo, el reverendo Anderson me recibió de manera muy afectuosa junto con su esposa.

- Es lo único bueno que puedes decir de él, es demasiado bueno para amenazar a la gente con que se irán al infierno, además que se niega a los adelantos tecnológicos, cree que aún estamos en el siglo XVI.

- Bueno, aún así, él me simpatiza.

- Pues estate con cuidado de tus simpatizantes. – Dijo antes de cerrar la boca y seguir mirando el camino de manera obstinada, el coche bordeando el lago donde Stuart y ella se habían besado la tarde anterior.

- ¿Cuánto falta para llegar al pueblo?

- Diez o quince minutos más. – Contestó la joven escuchando como el hombre se movía para sentarse a su lado. - ¿Qué...?

- Quiero aprovechar el tiempo asolas con mi prometida. – Dijo con simpleza antes de besarla, pasando sus dedos por el suave pelo negro mientras ella se aferraba a su cuello.

Gruñó ante el recuerdo de su sonrisa. No sabía porque, pero quería ser él el responsable de todas sus sonrisas y que ella le sonriera solamente a él. Quería consumirla y que ella lo consumiese como el fuego.

Había tantas cosas que había descubierto que quería con ella solo por besarla.

Su corazón parecía estar descubriendo un nuevo sentimiento al son del roce u sus labios y pequeños gemidos.

Un nuevo sentimiento que no deseaba tener.

Phantom Bride (fanfic) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora