Capítulo 4

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Fui hacia la ventana con la esperanza de que pasara algo de película, pero no. No era Álvaro. Me fui a la cama y a los minutos me quedé dormida.

Me desperté a las 10:30 y como era domingo decidí salir un rato. Salí con Natalia a dar una vuelta y a comprar. 

-Oye, ¿y que tal con Álvaro?-me preguntó Nat. Me pilló de sorpresa su pregunta.

-Bueno... La verdad es que no sé, porque hay veces que es super cariñoso conmigo y otras que parece que me va a sacar un ojo.

-Exagerada.-rió.

-¿Y tú con Carlos? Que vi como aquella noche le mirabas con ojitos.-dije con cara de pillina.

-Tonta.-me dió un codazo.-Nos estamos conociendo, es buen chico.

Sonreí ante sus palabras y seguimos caminando. Pasamos por el parque donde siempre siempre estaba Álvaro y sus amigos y, efectivamente, allí estaban. 

-Chicos, mirad, María me echa de menos.-dijo haciéndose el chulito delante de sus amigos.

-¿Quieres que enseñe un mensaje que me llegó anoche?-dije amenazadora por el mensaje que me envió la noche anterior diciendo que me echaba de menos.

-Mejor no.-dijo poniéndose serio.-Ven aquí.

Me cogió del brazo y me llevó a un banco vacío.

-Ahora enserio, ¿me echas de menos, verdad? Yo sé que te gusto.-dijo guiñándome un ojo.

-Tu estás mal de la cabeza. Está claro que no me gustas, eres muy agresivo, yo no podría estar con alguien como tú.-dije seria.

-Bueno, la verdad es que tampoco quiero gustarte, porque yo soy más de chicas de una noche y sin compromiso.-rió.

-Así te va...-dije intentado irme a donde estaba Nat.

-¿Qué has dicho?-me dijo cogiéndome de la muñeca. Me giré y miré mi muñeca. Él la soltó enseguida, al ver que me hizo daño.

-Te digo, que así nunca vas a saber lo que es querer y que llegará un día en que te verás solo, por no haber tratado a las chicas como se merecen.

-¿Tú crees que alguna chica no estaría a mi lado, aunque la hubiera tratado mal?-dijo haciendo que le mirara el cuerpo.

-Superficial.-dije marchándome.-Nat, ¿nos vamos?

-Claro, ¿qué pasa?

-Nada, cosas mías.

-María, ven, por favor.-me dijo Álvaro. Al ver que no iba, nos siguió. Natalia volvió con Carlos para dejarnos hablar a solas.

-Tú dirás.-le dije con los brazos cruzados.

-Perdoname.-dijo mirando al suelo.

-¿Qué? No te he escuchado.-dije para que el gran Álvaro Gango me volviera a repetir esa palabra que tanto le costaba decir.

-Que me perdones, por haber sido tan arrogante.-dijo mirándome.

-Pues ahora no te perdono.-reí.

-No te resistirías.-dijo. Con esas palaras no pude evitar ponerme colorada y él se rió.

-¿Me recojes mañana a la salida de clases?-le propuse avergonzada.

-Imposible.-dijo moviendo la cabeza.

-¿Por qué?-dije pensando que había quedado en ridículo.

-Estaré demasiado ocupado durmiendo.-dijo riendo.

Ni contigo ni sin tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora