-¿Álvaro?-pregunté extrañada.
-María, perdóname...
-¿Que te pasa? ¿Y que te tengo que perdonar?
-He bebido unas copas de más, eso es todo... Perdóname lo que he hecho esta noche, por favor.-dijo casi sollozando.
-Vete a tu casa y mañana hablamos, ¿sí?-dije poniéndome nerviosa.
-No cuelgues, María, por favor...
Con lágrimas cayendo de mis ojos, le colgué. Se notaba que estaba borracho y no quiero entrar en lo que hagan los borrachos. Me parecía ridículo eso de beber sólo por tener problemas. Intenté dormir, pero no pude, sólo estuve dando vueltas en mi cama hasta que sonó el despertador.
Me levanté y fui al instituto con unas ojeras que ni el maquillaje me disimulaba.
-Tía, ¿qué te pasa?-me preguntó Natalia cuando me vio aparecer con esa cara.
-No he dormido bien...
-¿Álvaro?-dijo con cara de "es obvio".
-Sí, discutimos por lo de mis padres y luego me llama de madrugada borracho para que le perdone no sé qué... Y bueno, le colgué y luego no pude dormir.
-Qué movida... Seguro que se lió con la primera que se puso delante y se siente culpable.
-Vaya, gracias por los ánimos.-dije sarcásticamente.
-De nada, amiga.-rió.-¿Y que tal con tus padres?
-Bien, supongo. He decidido darles una oportunidad, total, se iban a quedar en casa igual...-dije con indiferencia.
-María.-dijo parándose en frente de mi.-Aprovecha que están aquí y no dejes pasar la oportunidad de tener unos padres que te adoran.
-Gracias, mi niña.-dije abrazándole.
Entramos en clase y como de costumbre, todo era aburrido. En clase del Sr. Trull, llamaron a la puerta.
-Pase.-gritó el Sr. Trull. La puerta se abrió.
-Hola, necesito que salga María, será un segundo.-dijo una mujer de conserjería.
Me quedé extrañada y deseando que no fuera por nada malo. Me levanté y salí fuera. Allí estaba la mujer con Álvaro al lado. Mi cara fue un cuadro.
-Os dejo solos, tenéis 5 minutos.-dijo la mujer sonriendo.
-Gracias.-dijo Álvaro devolviéndole la sonrisa.
-¿Qué haces aquí?-dije cruzándome de brazos.
-Necesitaba hablar contigo ya.
-Empieza.
-Pues que anoche estaba mal después de discutir contigo y me fui a una discoteca. Y bebí más de la cuenta.-dijo mirando al suelo.
-¿Y? No tengo nada que perdonarte. ¿O ha pasado algo más?-dije intentando sonsacarle lo que hizo.
-Me fui a los baños con una chica...-dijo poniéndose las manos en la cabeza. Mi boca se quedó en forma de "o".
-Ya no somos novios, ¿recuerdas?-dije intentando parecer indiferente.
-Pero...-dijo intentando hablar. Pasaron unos segundos en silencio.
-¿Has terminado? Tengo que volver a clase.-dije señalando la puerta.
-María, que lo siento, por lo de anoche y por lo de la chica. Y no quiero que se acabe aquí.-paró de hablar y me miró a los ojos.-Sabes que yo no soy así con las chicas, y que si te estoy pidiendo perdón es por algo.
-¿Sabes? Estoy harta. ¿Quien te crees? ¿El chico malo de Madrid? No tienes más derechos por eso. No es mi culpa que te creas importante sólo por drogarte y tener sexo con cualquier chica que se te cruce. No tienes a todas las chicas detrás de tu culo, como tú crees. Deberías pensar un poco y mirar tu vida desde fuera, para ver que no eres el más importante. Y si como tú dices, el chico malo se ha fijado en una chica, osea yo, y quiere ser su novio, que se lo curre como todos. No por ser tú lo vas a tener todo hecho.-dije con un suspiro al final de mi discurso.
-¿Y quien te crees que eres tú para hablarme así?-dijo con los ojos llorosos, aunque se hiciera el malo.
-Alguien que te aprecia y quiere que veas la vida como en realidad es.-dije dándole un golpe en el hombro.
Álvaro me miró por última vez a los ojos y se fue. Yo me quedé destrozada por dentro, aunque por fuera estaba intacta. Entré a clase y proseguí con tres clases más.
Cuando acabé, fui a casa en mi coche. Se me hacía raro que Álvaro no estuviera esperándome en la salida.
Llegué a casa y mis padres me tenían preparada una super comida familiar. Al terminar, mi madre se empeñó en irnos de compras.
-¿Vamos a zara?-dijo mi madre entusiasmada.
-¿No crees que ya hemos comprado bastante?-dije levantando las 8 bolsas que llevaba en mis manos. Lo que no me cuadraba era que me compraba todo de marca y super caro. ¿De donde habrá sacado tanto dinero?
Entramos en varias tiendas más, hasta que por fin volvimos a casa y me estiré en mi cama dando un suspiro de cansancio. Qué día más ajetreado y raro.
A los minutos, llamaron a mi puerta.
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Ni contigo ni sin ti
Teen FictionMaría es una chica de 17 años que no cree en el amor. Lo que no sabe ella es que algo, o mejor dicho, alguien hará que cambie de opinión. Aunque hasta eso, pasará por varias cosas que le harán dudar más aún del amor.