Capítulo 6

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-Ey, ey. ¿Qué te pasa, mi niña?-dijo Álvaro preocupado.

-Llévame lejos, por favor.-dije sin dejar de abrazarle.

Álvaro asintió, aunque no muy conforme por no haberle dicho que me pasaba. Nos subimos en la moto y pude notar el aire en mi cara, cosa que hacía que me despejara. Me llevó al parque central, dónde sólo había vegetación y las familias suelen ir allí de camping. Nosotros nos sentamos en un banco cerca de un rio.

-Ahora sí, explica que te pasa.-dijo Álvaro haciendo que le mirara.

-Supongo que el estrés de las clases y eso.-dije sin más.

-Y ahora la verdad, por favor.

-Pues que Adrián me acorraló en mi taquilla sólo para decirme que si ahora me gustaba salir con delincuentes, refiriéndose a ti. Y eso me ha puesto de los nervios y he empezado a chillarle y eso ha causado que sea el centro de atención.

-Ese tío es imbécil. Cuando lo coja…-dijo rabioso.

-No le hagas nada, ya has tenido bastante con las otras veces.-dije seria.

-Está bien. Por cierto, ¿me has defendido?-dijo con sonriendo de lado.

-Supongo.-dije poniéndome colorada.

-Me encanta cuando tus mejillas se ponen coloradas y yo soy el causante.-dijo guiñándome un ojo.

-Eres muy creído, Gango.-le dije dándole con un dedo en el pecho.

-Ya.-rió.-Por cierto, creo que tu amiga y Carlos están saliendo oficialmente.

-¿Qué me dices? ¡No me ha dicho nada!-dije sorprendida.-Hacen buena pareja.

-No tanto como nosotros.-dijo sacando la lengua.-Aunque bueno, una pija con un delincuente, no sé yo, eh…

-Primero, no soy pija. Y segundo, no hacemos buena pareja.-dije haciéndome la ofendida.

-Pensaba que ibas a decir que yo no era un delincuente.

-No te voy a defender más.-dije girando la cabeza para no mirarle.

-Sabes que sí.-dijo cogiendo mi barbilla con su mano para que le mirara.

Nos quedamos a pocos centímetros. Podía notar su respiración, y notaba como me ponía a mil. Él me miró y acto seguido se puso a darme besos por el cuello. Me puse muy tensa. Iba a llegar a mis labios, cuando yo le miré y paró.

-¿Te ha gustado, nena?-dijo igual de arrogante que siempre.

-No, y no sé quién te ha dado permiso para darme besos.-dije haciéndome la enfada.

-Ya, me vas a decir ahora que preferirías que no lo hubiera hecho…-siguió en su tono.

-Pues sí.-dije cruzándome de brazos.

-Me encanta cuando haces que te enfadas sólo para evitar que note que te encanto.-dijo tocando mi nariz.

-Llévame a mi casa. Arrogante.-dije levantándome.

-¡Espera!-dijo cogiéndome del brazo.

Hizo que me sentara encima de él, quedándonos de nuevo muy juntos. Él me agarró por la cintura y yo puse mi mano en su cuello. Le miré y vi cómo se chupaba los labios. Él me miró y sonrió. Segundos más tarde, se empezó a acercar más, hasta que nuestros labios rozaron. Empezamos con un simple beso y luego él metió su lengua en mi boca, haciendo que la mía peleara con la suya. Nos fundimos en un tierno beso que duró bastante.

Cuando nos separamos, estaba sonrojada perdida y giré mi cabeza para que Álvaro no lo notara.

-No hace falta que te gires, sé que te has sonrojado.-dijo riendo.

-Tonto.-dije dándole un débil puñetazo en su brazo.

-¿Te ha gustado?-dijo cómo si de eso dependiera su vida.

-Me ha encantado.-sonreí.

-A mi también. Deberíamos de hacerlo a menudo.-dijo guiñándome un ojo.

-Calla.-dije sonrojada.

Él me cogió y me puso a horcajadas de él. Haciendo que nuestras frentes quedaran pegadas y nuestras miradas unidas. Antes de que pudiera decir nada, me volvió a besar. Ésta vez con más intensidad, haciendo que me acalorara más cada segundo que pasaba.

-¿Quieres ser mi novia?-dijo parando de repente.

Puse cara de sorprendida y me bajé de él, sentándome a su lado de nuevo. Me quedé mirando el suelo.

-Si no quieres, sólo tienes que decírmelo.-dijo Álvaro.

-No es eso, es que yo pensaba que tu no tenías novias.-decidí mirarle.

-Ya, pero si te lo estoy pidiendo es por algo, créeme.-dijo con media sonrisa.

-Claro que quiero, Álvaro.-dije con una inmensa sonrisa.

Él se mordió los labios, sonrió y me dio otro beso.

-Temías a que te dijera que no, eh.-dije riendo.

-No, sabía que me ibas a decir que sí.-dijo acariciando mi pelo castaño.

-¿Me llevas a casa?-dije levantándome.

-Claro.-sonrió.

Nos subimos de nuevo en la moto y me llevó a casa. No podía parar de pensar en lo que acababa de pasar. Osea, Álvaro Gango, el chico malo que nunca se enamora y todas las niñas van detrás de él, me ha pedido que sea su novia a mi. No, no podía creermelo. Llegamos a mi casa y le hice una señal para que me acompañara.

Cuando abrí la puerta, no pude creer lo que mis ojos veían.

-¿Qué te pasa, María?-me susurró Álvaro.

No le contesté estaba en shock, y las personas que tenía delante también, incluyendo mi prima.

-¿No nos das un abrazo, hija?-dijo mi madre, junto a mi padre.

No me moví del sitio, Álvaro se tapó la boca de lo impresionado que estaba, él sabía que mis padres se marcharon y acababa de ver como habían vuelto, así, sin más.

-¿Por qué tendría que hacerlo? Me habéis faltado 14 años de 17 que tengo.-dije seria.-Para mí, mi madre es ella y también ha hecho de padre.-dije señalando a mi prima.

-Eso lo entiendo cariño, pero nosotros somos tus padres y hemos venido para quedarnos.-dijo mi padre.

Salí corriendo hacia mi habitación, demasiadas cosas en un día. Entré y me encerré. 

Al cabo de unos minutos, Álvaro tocó a la puerta.

-María, ¡ábreme por favor!-dijo a través de la puerta.

Ni contigo ni sin tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora