Capítulo IX

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Era lunes y, como tal, debía levantarse ya de la cama. Admitió que su corazón se estrujó con fuerza al descubrir que Yoochun no lo había acompañado por la noche, y que al parecer no tenía intenciones de hacerlo por la mañana... Estaba cumpliendo con la promesa de irse.

Se duchó y arregló tranquilamente, tomó las medicinas que Jae le había dejado y bajó a desayunar. Le sorprendió saber que nadie se había levantado aún, o en el peor de los casos, estaba solo.

Se tomó sólo una taza de té, guardando un paquete de galletas de agua en su mochila.

Luego subió a lavarse los dientes y cuando estuvo listo se sentó en el sofá, marcándole a Donghae.

¿Su?

—Ya estoy listo, sé que es temprano... Así que creo que mejor nos vemos en el conservatorio, para que no te apures. — Le dijo rápidamente.

No, no... También estoy listo... Casi. — Se corrigió. — ¿Veámonos en la estación de autobuses? Creo que puedo llegar a tiempo hasta allá.

—¿Estás seguro? No es necesario que te apresures...

Quiero irme contigo, nos vemos allá. — Junsu sonrió contento, la verdad es que jamás le había gustado molestar a la gente, pero saber que Donghae cumplía con sus silenciosos caprichos, le hizo sentir feliz.

Salió de su casa tranquilamente, dando un suspiro cuando notó que en verdad estaba solo.

¿Habría algo importante que él había olvidado?

Se encogió de hombros y emprendió su marcha hasta el lugar de encuentro con Donghae. Se sentía mejor físicamente, la fiebre había desaparecido y sin duda las fuerzas estaban de nuevo con él.

Pero era algo totalmente diferente el cómo se sentía por dentro; estaba destrozado, con una daga gigante directa en su corazón que sentía dejaría de palpitar en cualquier segundo. La ausencia de Yoochun le dolía más de lo que pensó, perderlo de nuevo había resultado más traumático de lo que creyó que sería.

¿Tendría algo que ver el hecho de haberse entregado a él? ¿Sus lazos pudieron haberse fortalecido con ese encuentro de solo una noche?

Las cosas estaban tan raras que algo como eso ya no le parecía demasiado descabellado, y aunque quería convencerse de que junto a Donghae estaría bien sin Yoochun... Su mente divagaba llamándolo, aun sabiendo que con eso no conseguiría nada, pues Yoochun jamás fue algo que le perteneciera.

—¡Hey! ¡Tienes mucho mejor aspecto! — Levantó su mirada con sorpresa, estaba en la parada de autobuses y ni siquiera lo había notado. — Pensé que te vería con grandes ojeras...

—¿Y no es así? — Junsu tocó la parte inferior de sus ojos. — Creo que algo tengo...

—Estás igual de guapo que siempre. — Donghae le sonrió tan radiante como todos los días. — Hola... — Lo besó sorpresivamente en los labios, un beso corto, pero tierno.

—Hola. — Dijo Junsu sonrojado y sonriendo. — ¿Ya nos vamos?

—Claro. — Junsu lo siguió de cerca por todo el camino.

Se limitó a responder las preguntas sobre cómo se había sentido durante la noche, se disculpó cuando cobró sentimientos de no haber sido él el primero en enterarse que estaba enfermo, y le hizo prometer que lo haría si volvía a sentirse mal, que lo llamaría antes que al resto.

—Ya te dije que solo llamé a Jae por el hecho de que debíamos vernos en su casa... En realidad, si no hubiera sido por eso, no pensaba avisarle a nadie. — Respondió Junsu sin problemas. — Pero si te quedas más tranquilo, prometo que tú serás el primero en saber cuándo me ocurra algo.

En mis fantasías [YooSu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora