Capítulo III

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Junsu esa mañana despertó diferente.

La alarma en su mesita de noche por primera vez sonó no tan desesperada por prolongados minutos, sino que fue silenciada casi al segundo de escucharla. Y suspiró. Se refregó los ojos con el dorso de las manos y luego se puso de pie abrigando su cuerpo en la bata de color morado que le había regalado su madre hace un par de años atrás.

Cogió su toalla de baño y salió de su cuarto, resoplando audiblemente cuando lo primero que vio fue a Junho pasearse por el pasillo, listo y tan impecable como siempre. Le desesperaba.

—Mi madre dice que te apures, el desayuno está servido.

—También es mi madre, no solo la tuya. — Le dijo Junsu alzando una ceja.

—Solo apúrate. — Repitió Junho, pasando de largo por su lado.

—Idiota. — Gruñó Junsu y cerró con fuerza la puerta del baño, abriendo el agua caliente de inmediato y mientras dejaba que el ambiente se templara, se fue quitando la ropa quedando desnudo y de pie a un lado de la bañera. — ¿Un sueño? — Se dijo mirando al espejo. Lo de ayer sin duda le parecía demasiado real, pero el hecho de que ahora no se haya presentado nada frente a él le hacía aparecer la duda.

Se metió bajo el chorro de agua caliente y mojó su cabello rápidamente, masajeando su cabeza con un poco del jabón de shampoo.

—Los resultados... — Recordó la postulación al musical y de inmediato su ducha se volvió más rápida. Se enjuagó la espuma de la cabeza y enjabonó su cuerpo rápidamente, saliendo después de la bañera amarrando una toalla a su cintura y secando con una de sus manos su cabello totalmente empapado.

Abrió la puerta de su habitación y la cerró a sus espaldas, poniéndole seguro; algo a lo que solía estar acostumbrado.

—¡Mierda! — Sabía que había gritado demasiado alto, sabía que lo más probable es que su hermano allá afuera lo haya escuchado y ahora sí pensara que estaba completamente loco.

Pero ver a Yoochun sentado en su cama con esa sonrisa tan resplandeciente le hizo saltar el corazón.

—¡Tápate! ¡Tápate! ¡Tienes que cubrirte ahora! — Junsu abrió los ojos sorprendido al ver a Yoochun cubriendo sus ojos con ambas manos. Le pareció gracioso, pero en vista de que estaba aún sorprendido por verlo de nuevo, optó por lo sano y se vistió rápidamente con sus pantalones tubo de color negro opaco y una camiseta amarilla suave.

—Está bien, ya puedes mirar. — Dijo Junsu ladeando la cabeza, sonriendo. — No pensé que fueras tan vergonzoso, Chunnie... — Soltó una risita.

—No te burles, es extraño mirarte así... — Infló sus mejillas. — No juegues conmigo.

—No estoy jugando... Pensé que tú lo hacías. Hace cinco minutos creí que habías sido un sueño.

—¡Tuvieras suerte! Habría sido el mejor sueño de tu vida. — Le guiñó un ojo. — ¿Cómo amaneciste?

—¿Sabes? Sigo encontrando esto patéticamente extraño. Es más, estoy seguro de que Junho me está escuchando hablar solo en estos momentos y ya ha de pensar que deberían meterme a un loquero...

—Junsu, esto será extraño siempre y cuando tú así lo desees ver... Bueno, bien... Acepto que hablar con alguien a quien solo tú ves puede ser escalofriante para el resto, pero quiero que estemos como antes, que seamos los buenos amigos que solíamos ser, ¿Lo recuerdas?

—Será difícil estar como antes, ahora no podré hablarte en cualquier sitio de mi casa libremente. Capaz que a mamá le dé un infarto...

—Oh, eso no sería bueno. — Ambos rieron. — Pero podemos hablar libremente acá, en tu habitación o en cualquier otro lugar en donde estés solo... ¡Aunque! Podré hablarte siempre que pueda, solo tienes que asegurarte de no reírte de lo que diga o de no contestarme. — Sonrió ampliamente, Junsu negó con la cabeza también sonriendo. Esto era imposible, pero estaba sucediendo. Era tan extraño que no le causaba miedo en absoluto... Era Yoochun de quien hablaba.

En mis fantasías [YooSu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora