Capítulo VIII

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—Tenemos que hablar, Junsu...

—¿Me dirás todo ahora? — Preguntó el menor. — ¿O debo seguir enterándome de ti por la web?

—¿Buscaste en la web?

—Quería saber que eras, Yoochun. Estaba harto de quedarme sin respuestas. — El moreno suspiró.

—¿Qué encontraste? — Junsu tragó seco, una parte de él deseaba decirle todo lo que sabía a Yoochun, y que éste se riera de él por creer en semejantes cosas.

—Demonio. — Susurró Junsu un poco temeroso. — Placeres sexuales, me quitas la vida cada vez que tenemos sexo.

Yoochun cerró los ojos cuando respiró hondamente, y luego caminó hacia Junsu hasta sentarse en frente de él.

—Esto es diferente, Junsu. No todo es tan malvado como parece...

—¿No, Yoochun? ¿Qué lo hace diferente? ¿Puede haber algo de bueno en un demonio? — El rostro de Yoochun fue de total desconcierto. Sabía lo que era, el problema aquí era escucharlo de los labios de Junsu. — Lo siento... No quise decirlo de esa manera... — Se disculpó el menor. — Pero necesito saber todo de una buena vez... ¿Puedo contar contigo ahora?

Yoochun miró a Junsu a los ojos, y luego de tomarle las manos delicadamente, le sonrió.

—Se supone que alguna vez fui humano. — Comenzó a explicar, Junsu puso atención de inmediato. — Pero la verdad es que no recuerdo nada de esa vida, solo tengo recuerdos de cuando empecé a ser... Esto. — Se señaló a sí mismo.

—Entonces... ¿Tuviste que morir?

—Se supone...

—¿Y por qué fuiste al...?

—¿Infierno? — Junsu asintió. — Las personas que suelen cometer pecados durante toda su vida son enviados a las tinieblas... Las historias de terror existen, Su.

Junsu se quedó pensando unos segundos.

—¿Qué pudiste haber hecho, entonces?

—Entregarme a la lujuria. — Aceptó Yoochun un poco avergonzado. — Según lo que mis superiores me han dicho, tenía una vida libertina, jugaba con las mujeres y con los hombres sin importarme sus sentimientos, fui castigado por los celestiales, y ellos hicieron que el castigo llegara.

—¿Qué castigo? — Junsu estaba atónito ¿Yoochun con una vida libertina?

—Creo que una de las noches me llevé a una mujer a la cama, ella me asesinó mientras dormía...

—¡¿Te asesinó?! — Gritó Junsu espantado. — ¿Cómo es posible eso? ¿No entraría aquella mujer en los pecados también?

—No si es un conejillo de indias para los celestiales. — Yoochun suspiró. — Luego de eso caí en las tinieblas, vinieron por mi alma y la sumergieron para siempre en su mundo oscuro...

—Hay algo que no entiendo... ¿Cómo llegaste a ser un íncubo? ¿Estabas predestinado? — Junsu se acomodó mejor en la cama, sus piernas estaban dormidas.

—Me hicieron elegir. — Admitió Yoochun. — Esto es algo complicado... Pero para que lo entiendas, lo haré más fácil. — Junsu asintió. — Los seres oscuros solo existimos con un propósito, ése es llevarnos a nuestro mundo a las personas que, como yo, caen habitualmente en los pecados capitales, a tal extremo de que no pueden ser perdonados por los celestiales. De ese modo, cada ser nuevo que llega a las tinieblas debe tener un propósito, hay algunos que se dedican a hacer caer a los mortales en el pecado...

En mis fantasías [YooSu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora