El monstruo está suelto: Misión enamorar al duo.

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Agradable, soleado con un poco de viento cálido acompañaban aquella dulce mañana de sábado; donde el par de cabelleras morada y verde caminaban tranquilamente por aquella transitada plaza. El más alto volvió su mirada al pecoso, quien al sentir la acción le miró también.

—¿Pasa algo, Shinsou-kun? –Le cuestiona el pequeño al notar que el otro no hace esfuerzo alguno por responder, así que temeroso por haber sido descubiertos tan pronto, le observa preocupado.

—Nada. Y es Hitoshi...–Le responde desviando la vista a cualquier otro lugar en ese sitio. Pues, por alguna razón los expresivos ojos de su acompañante lo habían cautivado por un momento.

—¡Oh! Lo siento, Hitoshi-kun... Aún me causa un poco de pena y lo olvido pero ¿seguro que todo esta bien? –Insiste el menor, buscando los ojos de su ajeno en un intento por averiguar que sucede y en cambio solo recibe un pequeño sobresalto de su parte.

—Vamos. –El otro tira de el con fuerza mínima, llevándolo hasta una heladería. —Pidamos aquí, ¿qué sabor prefieres? –Sin más le pasa un menú, ya habiendo tomado asiento en una de las mesas vacías al mismo tiempo que el lo utiliza como cubierta ante el disimulado sonrojo que muestra en ese mismo momento. Cosa que no pasó desapercibida para cierto pelinegro que les observaba desde la distancia a las afueras de la heladería, y a quien los presentes miraban con asco u horror al notar a donde se dirigía su mirada, “acosador”, “llamen a la policía o aún héroe” eran algunas de las frases que se podían escuchar en forma de susurros o eso era para el público en general, ya que para Shota no existía más que aquella dupla quienes disfrutaban silenciosamente de un helado de fresas y rosas, y uno de vainilla con chispas.

Incluso con esa distancia de por medio Aizawa podía notar el nerviosismo que emanaba su pupilo, lo cual en cierta medida le parecía adorable pero era cierto también que ese chico tenía toda la pinta de ser totalmente activo y el no tenía intenciones de manchar esa digna imagen de su cabecita; Midoriya no sería el activo, ¿verdad? Ese cuestionamiento momentáneo le preocupó pero lo vio desaparecer justo cuando las manos de ambos se rozaron al tratar de tomar una servilleta al mismo tiempo y que Izuku se coloreara de un rojo tan intenso que fácilmente competía con el de las empleadas que [como él] observaban la escena embelesadas debido a lo cliché pero romántico que parecía todo.

El profesor sabía de antemano que ellos no se encontraban en ninguna misión y por ende, ellos no tendrían que encontrarse con algún criminal que pudiera poner en peligro su seguridad [o la de su cita]; por lo que tranquilamente se echó sobre el pasto que yacía entre los arbustos para vigilar con mayor comodidad pero grande fue su sorpresa al percatarse de como un tirano ladrón se adentraba en las misma heladería en la que sus alumnos pasaban el rato, y amenazaba con tomarlos a todos como rehenes y hacerles daño si no le entregaban todo lo que tenían, incluido las ganancias del día.

....

—Izuku, espera....–Le susurró Shinsou al notar como el pecoso trataba de levantarse para contrarrestar el accionar del malechor.

—P-pero...–La preocupación en los ojos del menor no le gustaba pero no podía dejarlo ir, por lo que no le quedó más que tomar su mano en un intento por contenerlo ya que insistía en ir.

—Tranquilo, yo lo haré. –Le ofreció con la intención de calmarlo. Justo cuando se puso de pie y soltó la mano del peliverde, éste volvió a tomarla, frenándolo; aunque aquello pareció molestar al ladrón.

—¡Oi, ustedes! –Les señaló y antes de que alguno pudiese reaccionar, el tipajo tomaría a Midoriya alejándolo de un perplejo Shinsou. —¿Están tratando de retarme, mocosos? –Le susurró a Izuku en el oído, provocando que éste se encogiera en su lugar por un momento; temeroso de que por su causa éste pudiese hacer daño a alguno de los presentes de los cuales muchos eran niños o familias enteras. —¡Y tu!, ¿querías enfrentarme? ¡Ja! Quizás... –La asquerosa lengua del villano se paseó momentáneamente por el lóbulo del peliverde quien soltó un pequeño quejido del susto y desagrado que aquella acción le provoco. —...Llevarlo conmigo. –Prosiguió el ladrón, antes de escuchar una respuesta.

—Oi...–La voz del ojeroso sonaba extrañamente oscura, realmente daba un poco de miedo. —Sueltalo. –Sentenció a lo que el malhechor le miró, soltó una risa y respondió.

—Vaya que tienes agallas, maldito mocoso entrometido... –No pudo terminar, pues fue interrumpido.

—Claro que si, repugnante tipo de...–Se contuvo al momento de articular palabra más no al momento de accionar. —Ahora mueve, suelta al chico y ven acá. –Le ordenó a lo que el otro, siendo controlado por el kosei del pelimorado le obedeció sin rechistar. —Así que... ¿Llevarlo contigo? –Susurró el otro con una sonrisa burlona, tomando su nuca y al mismo tiempo acestando un fuerte golpe en el estómago del villano; luego ente el suspiro de alivio general, cogió al tipo y le ató más manos de forma en que no pudiese moverse más y sin deshacer el efecto de su kosei. No fue hasta que lo tuvo completamente contrarrestado que se acercó a Midoriya y le abrazó, tomando al pecoso por sopresa y quien al mismo tiempo agachó la cabeza.

—Lo siento... Hitoshi-kun...–Le comentó al ojeroso quien se separó un poco, no entendiendo completamente el porque de las palabras. —No pude hacer nada, aún... Me falta mucho. –El cuerpo ajeno temblaba ligeramente, y el alto no sabía si era todo debido al susto o si era impotencia lo que le embarga justo en ese momento.

—Izuku, eso no es verdad; tu serás un gran héroe... Disculpame tu a mi por no actuar antes y permitir que ese asqueroso sujeto te tocara..–Mencionó Shinsou con cierta culpabilidad a lo que el pecoso nego rotundamente y justo cuando planeaba decir algo más;  fuerzas policiales hacían su aparición.

....

Estuvo a punto de adentrarse en el sitio desde el momento en el que aquel villano se adentro en el local; sin embargo al notar la situación y como está se desenvolvía ante el aparente rapto del peliverde y el rescate por parte de su pupilo que al mismo tiempo desencadenó aquella dulce escena entre los dos estudiantes. Ahora podía estar seguro de que tarde o temprano ellos terminarían juntos [sino era naturalmente, lo sería por su mano] y que él podría vivir completamente satisfecho con la vida después de eso.



[¿Les hago un mini maratón y les dejo con la duda de lo mejor o un capítulo por día? A ver, a ver que yo los escucho].

Aizawa-sensei es ShinDeku shipper.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora