- Día cinco en Londres, genial- Le digo a mamá sarcásticamente mientras me siento en el sillón.
- Lo dices cómo si fuera lo peor del mundo hija- Me contesta ella mientras me ofrece una manzana para comer.
- No quiero, gracias- La rechazo.
- Llevas varios días sin comer bien Alma,¿a caso quieres enfermarte?- Me regaña y yo no puedo evitar rodar mis ojos.
- Sólo no quiero ahora mamá, no me voy a enfermar, no te preocupes- Agarro mi celular sin ganas y empiezo a responder los mensajes de algunos de mis amigos de París.
- Ya sé que extrañas a tus amigos, nuestra casa y a nuestra familia, pero es hora de comenzar algo nuevo pequeña - Se sienta a mi lado, suelto el celular y me acerco a ella para que me abrace.
- Le temo a los nuevos comienzos mamá- Confieso con sinceridad y un enorme suspiro sale de mi.
Ella me abraza con fuerza y besa mi cabeza- No le temas a los nuevos comienzos Alma, sólo son nuevas oportunidades para escribir nuevas historias, es tu oportunidad de escribir una nueva historia- Trata de ponerle un poco de emoción a sus últimas palabras y yo lo agradezco.
- No quería dejar de escribir la anterior historia mamá- Digo con tristeza.
- No la estás dejando de escribir pequeña, sólo estás creciendo y aprendiendo que las mismas historias se pueden seguir escribiendo aunque en diferentes libros.
-¿Crees que lo haré bien?- Le pregunto con temor.
- Creo que lo harás más que bien mi bebé.
Beso la frente de mamá y me pongo de pie.
- Iré a conocer un poco de por aquí- Le informo con un poco de alegría, pensando en lo que habíamos hablado hace apenas unos segundos.
- Esa es mi chica- Dice ella poniéndose de pie para abrazarme- Deberías de ir a conocer a nuestra vecina, tiene una tienda de ropa bastante grande, puedes comprar lo que quieras, además ella y sus hijos también te quieren conocer, han sido muy buenos desde que saben que estamos acá- Me cuenta mientras me ofrece dinero para comprar.
- Está bien mamá, iré a conocerlos, pero me voy a cambiar antes ¿Vale?.
- Vale.
Subo corriendo a mi habitación y me pongo lo primero que encuentro, unos shorts de jeans, un top ajustado rosa, y unas zapatillas blancas, me paro enfrente del espejo y me ato el cabello en una moño alto. Salgo corriendo de nuevo de mi habitación y me despido de mamá saliendo al fin de casa.
Empiezo mi recorrido por todo el barrio el cual es completamente nuevo para mi. Desde que llegamos a Londres, es la primera vez que me atrevo a salir, y peor aún, sin mis padres. Veo casas muy grandes cerca de mi, pero no tan grandes como la mía. A mis padres siempre les ha encantado comprar casas grandes, ya que les gusta tener espacio para todo.
Llego al final de la calle y mis grandes ojos marrones captan a un hermoso pastor alemán corriendo hacía mi, me acerco corriendo más rápido hacía él y me pongo de rodillas para poder acariciarlo.
-Hola hermoso- Lo saludo tocando su carita- Eres muy lindo...si que lo eres- Él empieza a lamer mi rostro con ternura.
-¡¡Magno!!- De golpe escucho un grito a lo lejos el cual hace que caiga de bruces en el suelo.
- Auch...- Me quejo mientras me levanto y veo cómo el perrito se va al encuentro de el que al parecer es su dueño.
- Magno...pensé que te había perdido chico- Escuho de nuevo la misma voz pero ahora más cerca de donde yo estoy.
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Cupido si es un Ángel
RomansaEn cada final hay un nuevo comienzo. Gracias mi ángel. Amarán esta historia, lo sé.