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La noche transcurrió rápidamente, el sol comenzaba a salir mientras el canto de las aves sonaba por aquel pacífico lugar.

También se escuchó como un gallo despertaba a las personas de aquella avenida, un gallo de cuya existencia nadie sabía y probablemente lo harían rostizado de pollo al siguiente día. (Ok no, sorry xd)

Aquel cuarteto de amigos se encontraba bastante unido, puesto a que habían dormido juntos la noche anterior. Sorpresivamente, el primero en despertar fue el británico de cuencas vacías, que al ver a su alrededor soltó un gruñido, se había molestado por compartir una noche con aquel noruego.

Con mucho cuidado salió de aquel abrazo del más grande del grupo, para luego salir silenciosamente de la habitación bastante estresado.

-¿Por qué mierda ayudé a ese idiota? Por mi se puede ir al infierno-.

El británico se dirigió a su habitación para cambiarse de ropa, ésta vez tomo una camiseta negra, una chaqueta gris oscuro que llevaría encima de su camisa, unos jean azules de lona y sus zapatillas a cuadros blancos y negros.

Una vez se había vestido, tomó las llaves de la casa para salir de ésta de manera silenciosa, pensaba ir a su bar preferido que ya se había vuelto una especie de rutina para él, aunque había prometido a los chicos que se detendría de beber pero nunca cumplió su promesa y ese día no era la excepción.

Volteó a ver de nuevo hacia la habitación donde se encontraban todos, negando la cabeza saliendo de la casa soltando uno que otro bufido, sentía como su ego había sido lastimado por ayudar a un omega, exactamente a su rival. Una vez fuera de casa comenzó a dirigirse hacia el bar, cruzaba varias calles ya que aquel dichoso lugar estaba relativamente lejos, no tomaba el automóvil de su amigo al saber que podría chocarlo en estado de ebriedad. Tampoco es que quisiera pagar los daños y mucho menos morir en medio del accidente.

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Un joven de cabellera castaña miel comenzaba a despertar poco a poco, abrió con delicadeza aquellos ojos bicolores que poseía mirando a su alrededor somnoliento, sonrió levemente al notar como sus amigos seguían dormidos junto a él, aunque aquella sonrisa desapareció al instante al notar como el Alfa de poleron azul no estaba en la habitación. Aquello solo consiguió que el noruego tuviese una mueca de tristeza al pensar que realmente se preocupaba por él a juzgar de sus acciones de la noche pasada.

Suspiró triste fijando su vista en los otros dos británicos que seguían dentro de la habitación, se miraban tan en paz que sería cruel despertarlos. Sólo se limitó a levantarse de la cama librando su cuerpo del abrazo del chico jengibre para luego salir de su cuarto dirigiéndose a la cocina a servirse un desayuno simple, aunque luego de pensarlo un poco decidió servir algo que los tres presentes en la casa pudieran disfrutar en compañía, un delicioso desayuno de waffles y tocino para los dos omegas.

Comenzó preparando los ingredientes para los waffles, el sabor de éstos era de chocolate y vainilla ya que a todos les encantaban esos sabores, incluyendo al de cuencas vacías, prosiguió a sacar el tocino del refrigerador, aunque fue interrumpido al escuchar varios maullidos provenientes de la minina de nombre Ringo a la cual se le abrió el apetito al ver el tocino robándose los pocos que el noruego tenía en brazos. Aquella pequeña acción logró sacarle una risilla al noruego, quien casi de inmediato preparó la comida de la gata en su bol, regalándole unas cuantas hilachas de tocino de más, el pequeño animalillo solo maulló agradecido.

¿Yo? ¿Un Omega? (RE ESCRIBIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora