Tan sólo soy... Calma

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Pasaron los días, cada vez más rápidos eran. Todo Londres se llenaba de regocijo mientras que los asesinatos y crímenes habían disminuido en un gran número. Esto me parecía algo sospechoso, pero Sebastian mismo me había confirmado que era cierto... Inglaterra se había vuelto una ciudad a menor escala de crímenes comparado a la que había hace siglos.
A veces no podía dormir sabiendo que el algún momento esto podría acabarse y volveríamos a ser la misma potencia con igual de delitos como otros países; tal vez sea uno de esas "buenas etapas" que tanto las llaman.. Sin embargo, las "malas etapas" en Londres efectivamente.. Eran totalmente malas. Con todo el sentido de la palabra. Una catástrofe azotaba al país entero por más lejos que se haya encontrado el incidente.
La lluvia comenzó a caer cubriendo de frío las calles.. Más esta noche como las últimas 3 semanas no habían indigentes a la vista. Observaba a la ventana esas gotas empapar el cristal; se sentía la calefacción dentro de la mansión a una muy buena temperatura; bajando algo lentas se escurrían. Noté la calma de aquella noche como hacia mucho que no sentía. No enloquecía, pero parecía escuchar los cantos de las gotas mientras se deslizaban por el cristal y algunas salpicaban fuera. Era sumamente placentero notar que todo ese aire frío y adormecedor que cubría afuera y dentro de la mansión, me hacía sentir bastante bien y cómoda.
Suspiré hondo.
-Joven ama...- Acarició mi cabello al pronunciar esas palabras. Sonreí levemente. Volví a suspirar tranquila- Ya es hora de dormir.- me anunció.
Asentí con la cabeza.
-Así es..- Me levanté del sillón dirigiéndome a la cama ya preparada. Me introduje entre las sábanas y me acomodé. Sebastian levantó las cobijas cubriéndome.
-Ya todo está bien. Es una noche espléndida, ¿no lo cree? Logrará conciliar un gran sueño.- Dijo mientras acariciaba aún mi cabello.
Lo miré a los ojos.
-Sebastian...- Lo sujeté de la manga del traje.
Me miraba tiernamente. Nuestros ojos se entrecruzaron así como nuestras miradas.
-¿Sí, joven ama?- Me preguntó cálidamente.
Suspiré y en seguida lo jalé estirándolo hacia mi. Mi mayordomo se incorporó a mi cama abrazándome hacia él y permitiéndome que me hundiera en su pecho. Acariciaba lentamente la manga de su brazo mientras mantenía mis ojos cerrados. Mi respiración era constante, sin embargo, había algo que me advertía...... No importaba, lo ignoré.
Lo sujetaba sin despegarme se él. Respiraba tranquilamente; me sentía realmente bien junto a él.... Sin embargo, quería más.
Levanté la mirada mientras nuestros ojos se entrecruzaban.
-S-Sebastian..- Pronuncié.
Se acercó a mis labios plantándome un acogedor y cálido beso. Sujeté con más fuerza su traje correspondiendo. Sebastian sujetaba mi cintura atrayéndome más hacia él. El beso se volvió un poco más intenso mientras amvos disfrutábamos del momento. Me recorrió un escalofrío el cuerpo. Sonreí un poco.
Al separarnos, volvimos a abrazarnos recostando nuestras cabezas en nuestros cuerpos.
Suspiramos.
-Sebastian...... No te vayas por favor.- Esta vez... No se lo pedí como una orden. De verdad quería que se quedara a mi lado. Permaneciera junto a mi.
-Nunca me apartaré de usted, joven ama. Y esto no es por el contrato....

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