Tan sólo soy... Un baile

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-Bienvenida- Tomó mi mano Sebastian ayudándome a salir del auto. Cerró la puerta y les dio las llaves al Valet Parking.
Miré el lugar.
Era una mansión moderna pero con estilo un poco barroquial. Tenía en la entrada un portón con su símbolo representativo de un pájaro: Un gorrión azul, para ser exactos.
Algo presentía que iba a suceder, pero no estaba totalmente segura de ello. Claro que no puedo negar que Sebastian se veía bien.... Su traje de gala como mayordomo le sentaba bastante bien.
Negué con la cabeza tratando de concentrarme en qué era ese sentimiento tan extraño dentro de mi...
-Joven ama.. Su zapato.- Sebastian me dijo.
"Desperté" de mis pensamientos y miré la zapatilla que había dejado.
-En un momento la...
-Yo puedo.- Le dije tomando otra de un par diferente. Ahora traía una zapatilla dorada y otra blanca.
-Joven ama....
-Está bien así.- Le dije.
De cualquier manera, el vestido que traigo puesto me llega hasta mi talón. Es imposible que mis zapatos se puedan ver. Hay ocasiones en el cual aplasto el vestido.
Éste en especial, era uno blanco con toques dorados por las mangas, el cuello en v con sólo un poco de escote (le pedí al sastre subirlo más, pero éste parece que apenas lo hizo unos milímetros); usaba mi joyería de oro: pulsera, tiara y aretes... Pero de rojo el collar que siempre había portado.
El salón estaba decorado con las telas entrecruzadas en el alto techo. Había una pantalla de plasma donde reflejaba el centro de la pista; la pista totalmente iluminada y las luces de colores se movían alrededor del lugar. Las mesas se encontraban alrededor de ello muy bien decoradas.
-Oh, ha llegado.. Lady Phantomhive.- Se acercó Johnson besando mi mano derecha inclinándose.
Observé como Sebastian derramó ponche en su manga del brazo derecho. Matheus volteó a ver y se quedó perpetuo.
-Mis disculpas... He derramado un poco sin querer.- Sonreía.
Miré a Sebastian seriamente.. Pero lo que había hecho debo admitir que me divirtió.
-I-iré a limpiarme.- Mencionó partiendo hacia la puerta de salida del salón.
Reí divertida. Sebastian aún sonreía.
-Eres un idiota Sebastian.- Aún reía.
-Soy su idiota mayordomo. Eso me halaga.- Acomodó sus mangas.
Lo miré sonriendo.
-¿Por qué lo hiciste?- Me intrigué.
Sebastian abrió de pronto los ojos completamente. Pero en seguida me miró completamente a lo inesperado...... Tierno.
-No se preocupe. La he divertido.- Me dijo.
-Pero yo no te di ninguna orden.- No quedé convencida.
Éste sonrió más.
-Entonces déjeme responder a su duda con un baile.- La música comenzó a sonar.
Sebastian se arrodilló.
-¿Me concede esta pieza.... My lady?- Me preguntó.
Mi corazón volvió a latir rápido. Lo miré a los ojos atentamente.
Tomé su mano y cuando se puso de pie y quedo junto a mi.....
El baile comenzó.

Las personas presenten no bailaban nada mal... Pero sí que a comparación mía (y soy un desastre) bailo muchísimo mejor.
Sebastian sujetaba mi cintura mientras nos deslizábamos danzando por todo el lugar mirándonos solo a los ojos. no había algo que nos distrajera y simplemente disfrutábamos ese momento hermoso y perfecto.... Sus manos se sentían cálidas y suaves.. A pesar de ser un demonio, podía sentir el calor que traía. Mi corazón no paraba de latir sólo al sentirme junto a él; la colonia de Sebastian era más que exquisita y me había sentir aún más especial.
Bailamos de pronto en medio del salón de baile y de la rueda que habían formado todos.
Sebastian se acercó a mi bailando y quedamos juntos... Muy juntos. Frente a frente nos mirábamos a los ojos y después de ahí. No volví a sentir miedo. Ya no más.
Coloqué mis manos alrededor de su cuello y él sujetó mi cintura.
Los aplausos invadieron el lugar, pero sólo ignorábamos a todos disfrutando el único y especial momento que recién había comenzado para nosotros.

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