Capítulo 2

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A medida que avanzaban la neblina comenzaba a cubrir el sendero indicios de la aproximación de una tenue llovizna que lentamente abría paso a brisas frescas y frías, ambos proxys conocían el sendero lo suficiente como para evitar caer o herirse, un atajo seguro.

En el transcurso charlaban en bajo en cortas ocasiones ya que sabían guardar su cautela ante cualquier ser hostil que llegara a estar por la zona hasta llegar a una cabaña grande que si bien por fuera se notaba un deterioro haciendo creer a la vista que de ser tocada por una brisa podría derrumbarse, por dentro se mantenía intacta, estable, dentro de lo que cabe con una simple palabra, bien conservada.

La cabaña era conocida como un puerto de descanso para asesinos y seres que llegasen a necesitarlo. Este lugar era atendido por una persona sin nombre (Nameless) el cuál se encargaba de atender a aquellos que en ocasiones hospedaban el lugar, brindando servicios básicos tales como preparar comida, bebidas, primeros auxilios, ordenar habitaciones, limpiar todo aquellos que se llegara a ensuciar, reparar aquello que sea necesario obteniendo a cambio un lugar donde vivir junto a la protección de los habitantes que estaban en aquel lugar, al menos eso le hacían creer.

En dicho lugar existía un acuerdo de paz en el cual dentro de la cabaña todos se comportarían de manera civilizada, sin conflictos. Usualmente los habitantes no se dirigían la palabra y pocas veces se llegaba a ver a dos de éstos conversando.

Ambos personajes llegaron al lugar, el operador estaba en una habitación similar a una oficina en la cual gustaba tomar descanso pese no necesitarlo.

Tocaron de una manera leve abriendo paso a ambos proxys los cuales se presentaron ante el operador con sumo respeto y nunca como iguales.

–Hemos encontrado un infante de un aproximado de 7 años de edad más allá de la zona ya establecida durante una exploración.– Explicó Masky al tiempo que Hoodie tomaba al niño dormido de la ropa presentándolo ante su superior el cual pidió una explicación del porqué fue traído.

Hoodie tomo la iniciativa de explicar lo que el niño le había contando, el operador escuchaba atento a detalles pensando en tomar una decisión.

—Tal vez sea bueno para que ayude a Nameless en la limpieza, señor.— Hablo el joven de máscara blanca serio y dudoso de su sugerencia.

Nameless era un simple humano sin hogar, en cualquier momento podría morir y encontrar un sustituto seria esencial por lo que el operador acepto al chico para ayudar a Nameless en los deberes del lugar.

Masky y Hoodie se retiraron del lugar en búsqueda de Nameless para dejar en su cargo al joven, el niño despertó poco después de haber sido presentado.

—Has despertado, tenemos una noticia.— Decía Masky mientras Hoodie lo baja poniéndolo de pie frente a ellos.

—¿Regresaré a casa con mis papás?— Expresó emoción y felicidad, Masky miró a Hoodie el cual no apartaba la vista del chico, no debía ser sutil y bien pudo haber soltado la verdad en un golpe duro pero prefirió hacerlo de una manera ligeramente menos hiriente mostrando un poco los restos de su lado humano.

—Esta noticia es triste y espero estés listo muchacho.— Su postura era imponente y fría, la sonrisa del niño se desvaneció al instante, observó a Masky el cual desvío la mirada, no quería formar parte de aquello.

—Te veré afuera.— Habló en bajo a su compañero de expresión triste al tiempo que emprendía su caminar mostrando indiferencia ante la situación.

—Tus padres han muerto y para no dejarte solo te quedarás con nosotros, esta será como tu nueva casa.— El niño trataba de procesar las palabras y sin darse cuenta Hoodie lo tomo de la mano para llevarlo a donde Nameless el cual estaba en su momento de descanso comiendo un poco para después continuar con sus deberes hasta que Hoodie se acercó dejando al niño detrás de él.

—¡Hoodie! ¿en qué puedo ayudarte?— En chico se levantó servicial dejando su comida de lado, de algún modo a Hoodie le incomodaba interrumpir su momento de paz ya que era consiente de todo aquello que él hacia por los huéspedes.

—Lamento la interrupción. Hemos traído un infante el cuál te ayudará a partir de ahora, además, estará bajo tu cuidado.— Hoodie se hizo a un lado dejando ver al niño que le costaba procesar los hechos, las palabras, la situación.

—Me retiro.— Fueron las ultimas palabras del encapuchado que emprendió su camino a la salida del lugar.

Nameless soltó un suspiro, observó con detalle al niño y la herida en su pierna.

—Ey, pequeño amigo ¿tienes hambre?— Una simple palabra que saco de sus pensamientos al niño que comenzó a sentir su estómago hacer ruidos, coloco ambas manos sobre este. El muchacho se acerco para cargar al niño y sentarlo en su lugar dando el resto de su comida.

—Adelante, después te daré un baño y-

—¿Me podrías preparar una ensalada?— Se escucho una voz femenina que interrumpió al joven el cual se levantó de golpe y camino a la cocina apresurado.

—¡Por supuesto señorita Jane! Si gusta tomar asiento, me tomará un momento.— Jane observó al niño comer, estaba acostumbrada al mal olor ya que había presenciado pestilencias peores, tomo asiento observando al niño comer el cual tenía mirada baja y poco a poco dejo de comer debido a vergüenza que sentía que lo viesen.

—¿Eres nuevo?, no te había visto antes.— Hablo la señora de la máscara blanca y cabello negro rizado. No obtuvo respuesta de parte del chico, se le notaba asustado.

Nameless rompió el silencio llegando con un plato de ensalada y los respectivos cubiertos.

—¡Una ensalada!— El chico sonreía para alegrar un poco el ambiente como de costumbre, Jane sonrió debajo de su máscara para retirarla dejando ver su rostro blanco y maltratado por las quemaduras de hace años.

—Muchas gracias.— Fueron sus únicas palabras mientras comenzaba a comer.

—¿Has terminado? vamos a darte un baño pequeño amigo.— Nameless cargó al niño, tomo el plato lo llevo a la cocina y preparo la bañera.

Se puso a la altura del niño tomando su hombro sonriente tratando de ganarse la confianza del infante para facilitar su trabajo y enseñarle todo lo que necesita así para que no tema de los huéspedes.

—Escucha, toma el baño y en un momento regreso, limpia bien tus heridas y no te preocupes, regresaré enseguida.— Sonrío el joven, lo observó un momento sin recibir respuesta alguna, se puso de pie y camino a la salida.

El niño se dispuso a tomar el baño sin pensar en nada lavando con cuidado sus heridas las cuales ardían, razón para llorar y desahogarse un poco.

“No quiero estar aquí.”

¿Quién es quién?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora