Capitulo Melizabeth: Nuestro amor(Parte 1)

5K 124 25
                                    

*Boar Hat* (Eli)

Elizabeth: Na, na, nana, na🎶

Mientras barro el suelo de la taberna me pongo a cantar. Es algo que me ayuda a distraerme mientras hago cosas. Además como estoy sola, no hay riesgo de que nadie oiga lo mal que canto.

Meliodas: Ay, ay, ay, pero bueno señorita Elizabeth, ¿Cantando en horas de trabajo?
Elizabeth: 😱😱😱😱😱.¡¡¡¡ Se-señor Meliodas!!!! ¿Cuánto llevas aquí?
Meliodas: Nunca me fui, he estado en el almacén todo el rato.

Oh, vaya, fíjate tú.

Meliodas: No te preocupes, cantas estupendamente, deberías hacerlo más. Eres una de las chicas de portada 😏
Elizabeth: No....me gusta cantar en público.
Meliodas: Pero si pareces un ángel. Elizabeth, que no te dé vergüenza.
Elizabeth: Mmmm, bueno...tal vez lo haga, así tal vez me salga uno que otro pretendiente rico.

La cara de Meliodas pasa de la alegría a la rabia en menos que se dice Hawk.

Elizabeth: E-era broma Señor Meliodas.

Le dejó con sus pensamientos y yo sigo con mi tarea.
Súbitamente, se pone detrás de mí y me pone una caja en la mano.

Elizabeth: ¿Qué es...?
Meliodas: Feliz San Valentín Elizabeth.

Lo ha dicho tan serio que me ha dado un escalofrío en la espalda. Espera...¿San Valentín, el día de los enamorados?
Abro la caja y veo una pulsera. Es de plata y tiene ornamentos de animales entre otras cosas. Hasta hay uno de un cerdito, parecido a Hawk.

Elizabeth: Ooooo, señor Meliodas, es precioso☺️

Pero ya no me está prestando atención. Está colocando las botellas en su sitio. Vaya, la broma de antes no le ha hecho gracia. Soy una bocazas.

Mira hacia mí y nos quedamos quietos, cada uno en el sitio. Sus ojos verde esmeralda se reflejan en los míos de color zafiro. Estoy tan embobada que si pasara algo detrás de mí, no me enteraría. De repente, Meliodas sonríe y salta por encima de la barra para acercarse a mí. Me pone un mechón de pelo detrás de la oreja y yo me estremezco con su caricia. No lo puedo evitar, lo amo desde la primera vez que lo vi. Me salvó de esos rufianes y se ofreció a ayudarme a salvar al reino, descubriendo en el proceso que él era el capitán de los siete pecados capitales, a quien había estado buscando por kilómetros.

Se acerca más a mí y se pone de puntillas para susurrarme al oído.

Meliodas: Perdona Elizabeth, no quería ser tan brusco.
Elizabeth: Oh, no, ha sido culpa mía por haber hecho esa broma estúpida. Pero Meliodas...yo...no tengo nada...que darte a ti...
Meliodas: No hace falta, ya tengo lo que quería... tú Elizabeth. Tú sola presencia es mi mejor regalo de cualquier San Valentín.

Oh, Meliodas...Mi corazón empieza a latir desbocado y estoy roja como un tomate. Nunca pensé que me diría esas cosas, no suele ser así...

Elizabeth: Qué amable eres Meliodas.

Me acaricia la cara y coge un mechón de mi pelo. Se lo acerca a la cara y lo besa con devoción. Me mira fijamente y yo ya no puedo estar más avergonzada, no sé cómo me sostienen las piernas.
Me siento en una de las sillas que hay en el bar, justo detrás de mí y él se agacha, acercando su nariz a la mía. Quiero besarlo, pero tengo miedo, estoy temblando.

Meliodas: Elizabeth, tranquilízate, que parece que hay un terremoto de la temblequera que tienes...

Me coge las manos para que le rodee el cuello y él me coge de la cintura para pegarnos lo máximo posible.

Elizabeth: Meliodas... bésame...

Él empieza a besarme la comisura del labio. Mis labios empiezan a moverse solos, siguiendo el ritmo. Me besa despacio, con caballerosidad. Creo que no quiere arriesgarse a ofenderme e ir más allá. Sus labios son dulces con los míos. Mi corazón se va a salir del pecho con tanta ternura. El beso pasa a mi mejilla y va bajando, pero me tenso cuando llega a mi cuello. Él se da cuenta y para, volviendo a darme un pequeño beso en los labios.

Meliodas: Quizás eso otro día. Elizabeth abre bien los oídos porque lo que voy a decir ahora no quiero que salga de aquí.

Qué serio...el pelo tapa sus ojos y eso le hace un poco siniestro. Pero me mira a los ojos de nuevo y lo que me dice me lleva al paraíso.

Meliodas: Te amo, mi pequeña princesa.

Se da la vuelta y vuelve a su trabajo, como si nada. Yo sigo embobada como una estatua intentando asimilarlo.
Me ha dejado sin palabras.

Hawk: Elizabeth, te estoy hablandooo!
Elizabeth: Eh? Eh? Ah...si, qué... decías?
Hawk: Elizabeth, ¿Estás enferma? Tienes la cara roja, igual tienes fiebre.

🤭🤭🤭 Fiebre... sí, es posible.
Fiebre de amor...por Meliodas.

Yo también te amo...mi adorado Capitán. ❤️❤️

Historias Lemon De San Valentín NNTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora