Capítulo Arlin: " Mi dulce Bruja"

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* Arturo *

Mientras voy caminando por los pasillos del nuevo castillo que yo mismo he construido con mis poderes, me choco con alguien.

Merlín: Cuidado, Majestad, todavía se va a caer por algún lado sin darse cuenta. Parece pensativo
Arturo: Merlín, tratame de tú, por favor. Me siento superior a ti, y no lo soy.
Merlín: Lo eres desde que tienes los poderes del Caos y eres Rey de Camelot. Yo soy una simple hechicera.
Arturo: Pero eso no cambia nuestra forma de tratarnos. Tú has sido mi maestra y yo tu alumno.
Merlín: Sí, es verdad.

Hace seis meses, Merlín me convirtió en el Rey del Caos, el ser superior de todo. Me quedé sin brazo en el proceso, pero Merlín me está enseñando a canalizar mis poderes para crear uno nuevo. Es más fácil crearse mil castillos o una raza nueva que regenerarse un brazo. Tiene tela la cosa.

Merlín: ¿Qué ocurre?
Arturo: No, nada, me preguntaba si...algún día lograré recuperar el brazo
Merlín: Claro que sí, estoy convencida. No te preocupes. De todas maneras, veo que sigues entrenándote con el otro brazo. Eso está bien.
Arturo: Sí...oye...¿Tú de dónde vienes?
Merlín: De ver a Escanor...
Arturo: Oh...oye Merlín, ya te he dicho que si quieres, podemos hacerle un monumento aquí en el Reino y traer a Rhitta, así no tendrías que ir tan lejos a ponerle flores.
Merlín: Teletransporte.
Arturo: Sí, pero aún así, no debería estar en medio de la nada. Hazme caso, trae a Rhitta hasta aquí.
Merlín: Eso significaría que los demás también vendrían hasta aquí.
Arturo: ¿Y que tiene de malo?, son tus amigos.
Merlín: Si, bueno, pero...

Sus ojos deslumbran tristeza. Me da un poco de rabia que los demás sean felices y ella no pueda serlo. Haya hecho lo que haya hecho, se merece ser feliz. Tener un futuro.

Arturo: ¿Sabes algo de ellos?
Merlín: No mucho desde la boda de Diana y King.

Cuando acabamos con Cath, decidimos dispersarnos en un tono amistoso. Aunque sé que Meliodas guarda algo de rencor hacia Merlín. No han hecho las paces. Ni siquiera en la boda de Diana y King, los nuevos reyes de sus respectivos clanes. Eli y Meliodas están en Liones, aunque no se han casado, viven juntos. Gowther decidió venir con nosotros, aunque siempre anda por ahí y a veces, desaparece días enteros. Ban y Elaine decidieron irse a vivir en el bosque junto con King y Diana, aunque se van de aventuras de vez en cuando.

Soldado: ¡Majestad! Tengo una carta para usted y Lady Merlín, de parte de sus majestades, el Rey King y la Reina Diana.
Arturo: Oh...¿Habrá pasado algo?
Merlín: Algo bueno, seguro.

Merlín sonríe con esa ironía que la caracteriza. Abro la carta y...vaya, qué te parece...King y Diana van a ser padres.

Merlín: ¿Bebé?
Arturo: Bebé. ¿Lo sabías?
Merlín: Lo intuía. Todo el mundo pasa página...me alegro.
Arturo: Mentirosa.

Merlín me mira con cara de sorpresa. Enfadado, la cojo del brazo y de la cintura.

Arturo: Reconoce que estás enfadada. Que estás triste. Que te carcome toda esa felicidad, mientras tú estás aquí conmigo sin poder pasar página.
Merlín: Yo...Arturo es complicado. Lo estoy intentando, de verdad.
Arturo: Merlín...hablemos claro. ¿Sigues enamorada de Meliodas?
Merlín: No.
Arturo: ¿Seguro?
Merlín: Segurísimo. Nunca he estado tan segura en mi vida.
Arturo: Entonces te propongo algo. Sé la Reina de este lugar. Reinemos juntos.
Merlín: Un momento...me estás...¿Pidiendo matrimonio así porque si?
Arturo: ....eso creo. ¿Es una locura?
Merlín: Si...a no ser...¿Estas enamorado de mi?
Arturo: ...Si digo que sí, alguien se va a enfadar en el paraíso. Igual baja a darme un hachazo.
Merlín: Escanor no estaría muy contento ciertamente, pero...si me haces feliz, entonces no creo que hubiese problema.
Arturo: Lo juro por lo más sagrado. Intentaré hacerte feliz.
Merlín: Intentaré...adaptarme supongo. Pero reconozco que no te correspondo. Después de todo, eres mi pupilo.
Arturo: Ya sé...podemos probar a... salir.
Merlín: ¿Citas eh? Bueno, podemos probar.
Arturo: Ésto puede ser divertido.

Y ahí estoy yo, de traje esperando a mí suma sacerdotisa para cenar. Estoy nervioso. En el fondo, sé que esto no va a funcionar, pero al menos, podemos pasarlo bien.
Baja por las escaleras con  un vestido despampanante. Me dejaría matar con gusto sólo por eso. Parece una Reina de verdad. Me hace gracia que ella no se dé cuenta de lo que provoca en los hombres.
Llega hasta mí y me mira.

Merlín: ¿Pasa algo, majestad? Cierre la boca, que le van a entrar moscas.

Demonios, qué bueno.

Arturo: Perdón. Es que estás deslumbrante. Me he quedado sin palabras.
Merlín: Sólo es un vestido, querido, recuerda que mi aspecto es otro.
Arturo: Cierto...bueno, cenemos entonces.

Todo está dispuesto en el jardín, así que nos sentamos. La cena está buenísima y aunque me esperaba que no fuese demasiado amena, al final hablamos de muchas cosas. Me gusta escuchar las historias de Merlín. Son muy interesantes, ha tenido una larga vida y muchas cosas que ver.

Arturo: Tengo una cosa para ti. No es la gran cosa, pero igual te es útil.

Le entrego una caja y ella la abre. Los ojos se le iluminan.

Merlín: Así que eras tú quien tenía mi tesoro sagrado. Llevo días buscándolo.
Arturo: Te dije que no te preocupases.

Merlín se levanta de la silla y coge a Aldan. He acoplado la bola de cristal a un bastón de madera de roble tallado con runas. Ahora sí que parece un báculo de bruja.

Merlín: Muchas gracias Arturo. Es un detalle.
Arturo: Otra cosa...ven.

Me coge del brazo (vaya, qué cosas, con lo poco que le gusta el contacto físico) y vamos a otra parte del jardín. Una sonrisa recorre su cara y las lágrimas empiezan a brotar. He mandado traer a Rhitta y está rodeada de arbustos y flores. Una insignia de oro macizo está justo delante del arma con una inscripción: "Para Escanor. El caballero legendario. El que está por encima de todas las razas. El orgulloso pináculo de la humanidad. Algún día, la dulce Glotonería se reunirá con vos y podréis llenar su copa".

Merlín: Es muy bonito Arturo. Gracias.
Arturo: Sé que no me correspondes Merlín, sé que nunca lo harás con nadie. Pero si alguien ha podido calar un poquito en tí, ese ha sido el bigotes. Reconócelo.

Merlín se ríe y se acerca a mí, me coge la cara y me planta un beso en los labios. No lo había visto venir. La cojo de la cintura y profundizó un poco más el beso. Pero ella se aparta de manera dulce y educada.

Merlín: Suficiente. Te aprecio Arturo, pero tienes razón, no te correspondo. Aunque seguiré siendo tu hechicera, no pienso abandonarte. Voy a protegerte con mi vida si es necesario.
Arturo: Así que...
Merlín: No voy a reinar. No me gusta ser tan popular. Prefiero quedarme a la sombra, ya lo sabes. Pero he visto a una chica muy guapa y es noble. Parece perfecta para ti.
Arturo: No me interesa.
Merlín: Ahora...pero ya veremos más adelante, tiempo al tiempo. Auguro un futuro brillante para tí, pequeño Rey.

La miro y sé que esa predicción no es algo que haya dicho a la ligera. Es una de sus predicciones. De vez en cuando, ella ve el futuro. Y ésta es una de esas pocas veces. Y parece que mi Reino con ella no está dentro de ese futuro. No quiero pensar en ello, tengo demasiadas cosas que hacer y mucho por lo que vivir.

Arturo: De acuerdo. Pero dejémoslo para más adelante, mi dulce Bruja.
Merlín: Como quiera, majestad.

Se va carcajeandose. Por primera vez en mi vida, me siento satisfecho porque la he hecho feliz. Feliz de verdad.  Su sonrisa de hoy ha sido la más sincera que ha tenido en 3000 años de existencia. Miro hacia atrás, a Rhitta y me agacho.

Arturo: Ya ves...he hecho lo que he podido compañero. Supongo que he dado un pequeño paso. Mejor eso que nada.

Me levanto y miro la luna llena y a mi dulce Bruja sobrevolando la brillante noche mientras sonríe dulcemente.

La dulce glotonería. Mi dulce Bruja. La única e inigualable Merlín.

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