*Danafor- Meliodas*
Menuda misión la de hoy, estoy reventado. Liz se ha quedado en casa, puesto que parece que le ha dado algo de gripe. Me ha dado pena el dejarla sola, me apetecía más quedarme a cuidarla, pero me ha dicho que no me preocupe, como siempre. Se preocupa más por los demás, que por ella misma. Mi dulce Diosa.
Entro en casa y la veo haciendo la comida. ¿Pero qué...?Meliodas: Liz!!! ¿Qué haces levantada? Estás enferma!
Liz: Meliodas, has vuelto, qué bien.Me sonríe con dulzura. Está pálida y parece que no se sostiene. Sus mejillas están algo coloradas, parece que tiene fiebre. Me acerco a ella con rapidez y la cojo de la cintura, antes de que se desmaye. Me la llevo a la cama y la tumbo, poniéndole una almohada por debajo del cuello, para levantarla un poco. La tapo hasta la cintura y le tomo la temperatura : 39 grados. Demonios, está ardiendo. Voy a por toallas y las mojo en agua fría para ponérselas en la frente y le cojo la mano para besarla.
Meliodas: Vamos Eli...usa tu poder. Curate. No puedes dejarme tan pronto, te necesito. Venga, mi amor, sé que puedes. Sin tí mi vida no tiene sentido.
Se me ocurre una idea. Los demonios somos seres normalmente fríos de piel, parecido a los vampiros, aunque no tan exagerado. Decido transformarme y me acuesto con ella, para ver si la temperatura baja más rápido. Después de un rato, veo que algo funciona. Parece que va a abrir los ojos y yo vuelvo a mi estado normal de humano.
Liz: Me...liodas?
Meliodas: Hola, ¿Estás mejor?
Liz: Sí... gracias a tí.
Meliodas: ¿A quién se le ocurre ponerse a cocinar con gripe?
Liz: A mí...lo siento...Han pasado un par de días desde lo del desmayo y Liz ya está a pleno rendimiento. Nos vamos juntos a una misión no demasiado complicada y cuando volvemos a Danafor ya es de noche. Como ya hemos cenado, no tenemos nada que hacer. Entramos en casa para disponernos a dormir.
Yo me tiro en la cama. Suelo dormir sin camisa, sólo con un pantalón y Liz se pone camisones demasiado sexys para los ojos de un hombre. No sé si lo hace a posta, pero me calienta más que el sol de verano. La pena es que prometí no abalanzarme sobre ella a lo bestia, así que la respeto (sé que voy a acabar sucumbiendo, puesto que con las otras reencarnaciones siempre acababa haciéndoles el amor, pero Liz es...diferente, no quiero pasarme).Liz: ¿En qué piensas?
Meliodas: Nada en concreto.
Liz: Meliodas, he estado pensando...Se pone roja y lo que hace a continuación, me saca de mis casillas. Se echa encima de mí y me besa con ternura. Recorre mis mejillas y mi cuello y baja su mano hasta mi pantalón. Entonces yo se la agarro.
Meliodas: No, Liz. No puedo hacerlo.
Liz: Claro que puedes, lo estás deseando.
Meliodas: Prometí no tocarte, y pienso cumplirlo.
Liz: ¿No me digas?Se cabrea conmigo y se baja de mí, dándome la espalda. De repente, oigo que está llorando. Mierda, no era eso lo que pretendía. La cojo de la cintura y le beso la cabeza.
Liz: Déjame, enano inútil.
Le doy la vuelta bruscamente para obligarla a mírarme a los ojos. Esos preciosos ojos azules con los que pierdo la cordura. Pego mi nariz a la suya y le susurró.
Meliodas: No quiero arrepentirme de esto Liz...te amo, pero entiende mi posición. No puedo profanar algo tan puro como tú.
Liz: ¿Profanar? Venga ya Meliodas, que no estamos en el siglo XV. No seas malo y déjate llevar por nuestro amor...Me lo ha dicho de una manera tan sexy que no puedo resistirme y la beso, rindiendome ante ella. Nos besamos despacio, sintiéndonos bien el uno al otro. Su respiración se agita, igual que la mía. Sé que esta vez va a ser diferente que las demás, puesto que cada reencarnación es distinta. Esta vez le haré el amor despacio, sin prisa, quiero disfrutar de la sensación. Empiezo a subirle el camisón y ella se incorpora para que se lo saque. Queda en ropa interior. Delante de mí tengo a mí monumento, mi Diosa, mi dulce princesa, a la que prometí amor eterno hace 3000 años. Ella me mira sonrojada y vuelve a tumbarse en la cama. Empiezo a besarle el cuello con dulzura y llego a sus pechos. Ella se quita el sujetador. Me controlo para no ser un bestia y empiezo a besarselos tiernamente. Los pelos se le ponen de punta y entonces aumento un poco la pasión de mis besos, dando pequeños mordiscos en esos dos dulces pasteles. Ella gime y dobla las piernas, avergonzada. Es tan dulce, la amo.
Sigo besándola hacia abajo. Me entretengo en su vientre, porque quiero saborear cada centímetro de su piel. Porque ella se está entregando a mí, voluntariamente y yo quiero consumir ese deseo de manera correcta.
Cuando termino con su vientre, vuelvo a sus labios y la beso tiernamente. Ella coge mi pantalón y empieza a bajarmelo. Tiene los ojos cerrados, porque le da vergüenza mirarme directamente a los ojos.Meliodas: Liz...abre los ojos. Necesito ver qué sientes. Vamos, déjame ver tus preciosos y grandes ojos.
Ella los va abriendo y entonces vuelvo a besarla. Sus ojos brillan de amor y yo empiezo a bajarle la ropa interior. Ahora estamos piel con piel. Estamos tan juntos, que no pasa ni una gota de aire entre los dos. Le beso el cuello y ella no para de susurrarme al oído.
Liz: Meliodas...te amo...
No puedo esperar más. Me introduzco lentamente dentro de ella y se queja un poco. Es normal, es su primera vez (otra vez). Los recuerdos vienen a mi cabeza. Definitivamente su interior es el de mi dulce princesa. Espero a que se adapte mientras rozo mi nariz con la suya, con ternura. Ella me sonríe y me besa una mejilla. ¿Se puede amar a alguien más puro que ella? Soy un maldito suertudo.
Empiezo a deslizarme muy lentamente de arriba a abajo y ella suspira. Pone la cabeza de lado y yo aprovecho para besarle el cuello. Ella empieza a moverse conmigo. Nos torturamos el uno al otro puesto que en sus ojos se refleja el deseo de que la posea un poco más animadamente. Aumento el ritmo y ella clava las uñas en mi espalda, pidiéndome que no pare, que la adore, que la ame.
Vuelvo a besarla mientras nuestros movimientos se hacen más potentes. Quiero que se deje llevar conmigo, así que aumentó cada vez más el ritmo y ella arquea la espalda de placer.
Empiezan los temblores y sé que pronto llegará su clímax, al igual que el mío. Su bajo vientre me aprieta cada vez más y ya he perdido la cordura. Ella grita en mi boca y abre más las piernas. Es un orgasmo mágico. Por un segundo, hasta me parece que nuestras almas se unen en una sola, es precioso, definitivamente.Dos lágrimas corren por sus mejillas y yo me pongo serio.
Meliodas: Oh dios, Liz, ¿Te he hecho daño?
Liz: No...para nada...ha sido maravilloso Meliodas. No sabes cuánto te amo por esto. Te amo (beso), te amo(otro beso), te amo(más besos).
Meliodas: Liz, mi preciosa Liz, yo también te amo. Te adoro, eres mi dulce Diosa, mi preciosa princesa.
Liz: Meliodas...Nos besamos de nuevo, presos del amor que sentimos el uno por el otro. La siento y empiezo a deslizarme de nuevo dentro de ella. Es una sensación mágica, indescriptible, sin palabras. Con nuestras miradas nos lo decimos todo. El deseo se apodera de nosotros y arrasa como un tornado esa noche plagada de estrellas, esa noche magnificente, sublime.
Porque la amo, sin ataduras, sin censura. Me importa muy poco lo que los demás piensen. Porque ella es mi dulce princesa. Mía hasta el final de la eternidad. Está maldición se romperá, mi dulce y delicada flor, y será entonces cuando no me duela el amarte, el sentirte, el arrastrarte conmigo en un mar de pasión y placer que queme todo a su paso. Porque nuestro amor es invencible, por muchas veces que mueras.
"Aunque tú murieras, yo cumpliré la promesa que te hice".
ESTÁS LEYENDO
Historias Lemon De San Valentín NNT
RomanceAl ser esta semana San Valentín me siento muy romántica, así que voy a hacer un intento de capítulos románticos de las cuatro parejas principales (sí, Escarlin también aunque me duela xD). En realidad van a ser dos por cada uno, uno romántico y otro...