Rachel.
Llegué a casa agotada. Había tenido que caminar mucho para llegar allí. Emma me había dado un número de teléfono para que la llamase siempre que necesitase algo. Dudaba que lo fuera a usar, pero aún así, lo guarde en el bolsillo de mis pantalones vaqueros.
Camine a mi cuarto, eran las siete de la noche y mis padres no volverían hasta las siete y media del trabajo, así que me puse a hacer los deberes y a estudiar para el próximo control que tendría.
Después de unos veinte minutos note un ardor de la garganta.deje el bolígrafo sobre la libreta y toque mi garganta. Mis ojos comenzaron a escozer, pero eso duró poco. Gracias a dios..
Aunque el ardor no se iba de mi garganta.
Escuche que la puerta de la calle se abría...oh no....mis padres habían llegado. Me meti en el baño saludando a mi madre con voz ronca por culpa del ardor.
Al verme al espejo tuve que taparme la boca con ambas manos para ahogar un chillido.
Mis ojos eran rojos como la sangre y mi piel se hacía palida por momentos...
Mi padre llamo a la puerta. Al parecer estaban preocupados. Debí salir... y fue el mayor error de mi vida. Al ver a mi padre no pude evitar fijarme en su cuello, su hermosa yugular, los latidos de su corazón.
Me lance a su cuello y clave mis incisivos que habían crecido desproporcionalnente. Mi padre se movió y me empujo, su yugular se rompió y cayó al suelo. Pero no, yo aun tenía sed y fui a por mi madre. Mi madre fue mas sumisa y no se movio, aunque murio por no tener ni una gota de sangre en su cuerpo.
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Sangrienta
VampirReachel es una chica, parece ser normal y corriente, pero no es así. Un día...todo cambía.