an unusual and lovely day.

3.1K 235 166
                                    

Llegó cansado de vivir, ya que prácticamente eso era lo que la escuela le inculcaba. Estrés, ansiedad, ataques depresivos al igual que formar una persona con misántropa. Gritó el típico "¡Ya llegué!" De siempre, y como era de costumbre, no recibió respuesta alguna, sólo silencio. Tiró su maleta y esta cayó al frente de las escaleras; caminó hasta el garaje pero, justo antes de entrar, un sonido lo detuvo.

Había sido un leve gemido. Un gemido que provenía del garaje.

El castaño con algo de temor, empujó un poco la puerta, para lograr visualizar lo que ocurría del otro lado de ella, al menos podía ver todo con un ojo. Y ahí estaba, la escena más inesperada y excitante qué, nunca imaginó ver en su vida. Rick masturbándose. Y eso no era todo, sus mejillas se hallaban levemente sonrojadas, sus labios rojos y su cabello más despeinado de lo común, mordía su labio interior, intentando retener unos que otros gemidos y jadeos.

─M-morty..─logró articular, ya que la falta de aire se lo impedía.

Aquello excitó aún más al jóven. No podía creer que aquello halla salido de sus labios, aquél nombre, su nombre. El castaño sentía como un bulto crecía en su entrepierna, a tal punto de molestarle; seguía observando a través del pequeño espacio que tenía, el mayor soltó un gemido algo sonoro para correrse en su mano, y parte de su ropa.

─Maldición.─se dijo a sí mismo al notar que había ensuciado su ropa─, bueno, aún así, ya era hora de tomar un baño.

Este se subió el pantalón, para luego estirarse y caminar hasta la puerta del garaje, en dirección al baño. Al abrir la puerta, se encontró con un Morty muy sonrojado y con una respiración entre cortada, este se avergonzó, y se fue corriendo hasta su habitación. El peliazul lo llamó unas cuantas veces, pero este simplemente lo ignoró, para luego pasarle el seguro a su puerta y tirarse en su cama.

─Recuerda que tengo el arma de portales, imbécil.─Dijo una voz gruesa, que salió detrás de la puerta. ¿Cómo carajos se escondía, y tan bien?

─¿Q-q-qué quieres?

─Qué hacías espiándome.─su rostro era serio, al igual que sus facciones. La misma actitud de ayer, sólo que algo más calmada.

─¿¡Qué!? Yo no te e-espié, sólo te iba a decir algo y te vi o-o-ocupado..─apartó sus ojos de los del peliazul, cortando el contacto visual.

Este se acercó, para con una de sus manos tomar la barbilla del menor y hacerlo que lo mirase.

─Me miras cuando estemos hablando.─luego de esto, bajó sus ojos hasta los labios del castaño.

Jugosos, exquisitos, deseables. Necesitaba probarlos, morderlos, como lo había hecho la última vez. Pero él quería torturar al chico, hacer que le rogase por más. Así que con algo de atrevimiento, se acercó más, hasta el punto de sentir ambas respiraciones chocarse.

─¿R-rick..?─susurró, también mirando los labios del científico.

También se estaba torturando a sí mismo. Pero él era fuerte, y bueno, también valdría la pena. Morty no aguantó más y se abalanzó contra él para juntas ambos labios. El beso del chico expresaba ansiedad y deseo, cosa que era muy similar, casi idéntica, a lo que sentía el peliazul. Este profundizó el beso apegándolo más a él, pasando uno de sus brazos libres por la cadera del castaño, rodeándola; con su otro brazo libre, le acariciaba la espalda con cariño.

Morty abrió sus ojos como platos al caer en cuenta de que este beso no tenía nada de lujuria y mucho menos placer. Era más que todo.. amor y cariño. Muy extraño, ya que Rick nunca lo trataba de esa manera, siempre había sido alguien con un temperamento muy inestable ante las emociones. Es más, Morty consideraba que el peliazul no tenía sentimientos, pero estaba descartando esa idea errónea. Movió sus labios levemente, dándole a entender que estaba quedándose sin aire, y que necesitaba separarse; este captó el mensaje, e hizo lo anterior dicho.

Strange lover©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora