Capitulo 4: Batallas en la celda

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La luna se postraba en lo alto del cielo y su brillo descendía envolviendo a cada ser vivo que se encontrara bajo ella, pero en lo profundo del bosque se encontraba una vieja prisión desconocida para las personas de afuera, y en ella solo unos pocos rayos podían filtrase por una ventana abarrotada.

En la esquina de la habitación una pequeña de pelo castaño sacaba un pedazo de pan de su manga y le daba un mordisco mientras sus ojos se encontraban perdidos mirando la pequeña ventana.

Giro su cabeza y miró a la niña que se encontraba del otro lado temblando de frío, se levantó sin hacer ruido y llego frente a ella, después regresó a su lugar dejando el pedazo de pan restante frente a la pequeña.

La pequeña levantó su cabeza al sentir que había movimiento y miró sorprendida el pedazo de pan, levantó sus pequeñas manos y se apresuró a tomarlo como si pudiera desaparecer en cualquier momento, e inmediatamente lo puso en su boca masticandolo y saboreando como si fuera su última comida.

Cristina observó a la niña que vestía igual que ella, su cabello verde y sus ojos café claro.

"g~gracias" - la niña termino de masticar y miró avergonzada a Cristina.

Cristina observó a la niña avergonzada con mirada indiferente. - "¿Cuál es tu nombre?"

"K-kioko" - la pequeña bajo la cabeza al ver los ojos vacíos sin emociones de Cristina.

Cristina bajo la mirada y miró el brazo de la pequeña que estaba llegó de moretones y cicatrices - "¿Como llegaste aquí?".

"M~mi madre enfermó y mi padre se endeudó con un hombre para pagar las medicinas de mi madre, pero no bastó y al final m~murió, quedé al cuidado de mi padre pero no teníamos dinero suficiente para pagar, A~así que me vendió a unos hombres extraños y después de eso me trajeron aquí" - Suli relataba su historia mientras que pequeñas lágrimas resbalaban por sus mejillas.

"......."

Cristina solo la miró en silencio, no es que fuera una persona sin compasión, no sabía qué hacer cuando alguien lloraba,
Se levantó del suelo y camino hacia la niña que intentaba retener su llanto.

Levantó su mano y limpió sus lágrimas con su dedo cuidadosamente.

La pequeña la miró sorprendida y después de un momento abrazo a Cristina de la cintura.

Cristina quedó paralizada por un momento, nunca había tenido tanto contacto físico con una persona exepto cuando la golpeaban, nunca había experimentado lo que es un "abrazo".

Se quedó quieta mirando a la niña que descansaba sobre su pobre pecho, y después de un rato las respiraciones de las dos se volvieron constantes.

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A la mañana siguiente se escucho un grito en la celda.

Guardia - "¡Despierten!"

Cristina abrió sus ojos cansados y bajo la mirada para encontrarse con Kioko que seguía durmiendo plácidamente en su pecho, su rostro tenía ojeras bajo sus ojos y su pelo era un desastre pero observando bien su cara con la poca luz de la mañana no era fea, tampoco sería considerada una belleza pero tenía un rostro inocente y puro.

Cristina sacudió levemente su hombro mientras hablaba en voz baja -"Despierta".

Kioko despertó, miró el rostro indiferente de Cristina y sonrió encantadoramente -"buenos días hermana mayor".

Un rastro de sorpresa paso por los ojos de Cristina - "mmm"- asintió con la cabeza y se levanto.

El guardia estaba en la puerta contando a los niños que salían.

Emperatriz Demoníaca De Mil CarasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora