Capítulo 1

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Sakura le había entregado esa carta a Naruto, con quien se encontraba de camino a la escuela.

–Sakura-chan, no sé qué le viste al teme. Pero prometo no dejar que rompa esta carta.– dijo el rubio.

La verdad, ella tampoco lo sabía. Era guapo, inteligente y reservado. Pero era muy callado, serio y hasta un poco anti-social.

–Bueno, cada quién lo suyo, ¿no? Para gustos, colores.– se justificó.

–¡Pero es emo! Apuesto a que es un bruto y ni se da cuenta de quién eres, ni siquiera por la firma que te deja tan expuesta a descubrirte.– Naruto la abrazó por los hombros.

Aquella amistad era tan bonita, siempre andaban juntos, pero el permanecer en diferentes salones hacían que Naruto tuviera que alejarse un poco de ella.

–Bueno, no la volveré a poner entonces.– Sakura también lo abrazó.

–Es que también hay otra cosa.– confirmó su amigo.

–¿Cuál?– inquirió.

–Tu aroma. Se quedó en esa carta. Es extraño, pero va contigo siempre.– confesó el ojiazul.

La chica de ojos jade se asombró. No lo había pensado, pero de todas formas, era bueno, Sasuke la encontraría más fácilmente, aunque esperaba haberlo enamorado hasta que eso pasara.

No contestó. Llegaron a la escuela y el rubio dejó a su amiga en su salón, para encontrar a su amigo.

Era algo así como un acuerdo.

Él la ayudaría con Sasuke, y ella, con Hinata Hyūga, de su clase.

Sakura no tenía mucho trabajo, puesto que Hinata demostró sentimientos hacia él siempre.

Naruto la tendría difícil.

Sasuke era una persona fría, que a veces manipulaba a las mujeres, y que, también, tenía sus encuentros con ellas para ciertas “necesidades”.

Buscó al azabache entre los de su salón. Y cómo siempre ese “teme” estaba con sus audífonos, en el lugar que compartía con Naruto.

–¡SASUKE!–gritó por quinta vez el Uzumaki.

–¡¿QUÉ QUIERES, ESTÚPIDO?!–contestó molesto el Uchiha.

–Ten.–extendió la carta de su mejor amiga.– Ni se te ocurra romperlo, te vigilaré mientras lo lees.

Sasuke tomó ese sobre rosado pastel. Habían empezado mal, odiaba el rosado.

Leyó su contenido, le pareció muy estúpido lo que leía.

–¿Quién es mi acosadora?–preguntó sin siquiera inmutarse por lo que había leído.

–¿No sabes leer? No te diré N-A-D-I-T-A. ¿Qué piensas, teme? Bonita letra, eh.– Naruto le dio unos codazos en el brazo, mientras el otro rodaba los ojos.

–No. Es muy de niñita que hace berrinches para conseguir lo que quiere. Dicen puras estupideces.–dicho esto, se escuchó la voz de Kurenai en el salón, indicando el inicio de las clases.

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–¿Y? ¿Qué te dijo de mi carta?–

Naruto miró los ojos ilusionados de la chica que estaba caminando con él.

No podía. Sasuke era demasiado frívolo, pero él sí tenía sentimientos. Y si decía lo de su mejor amigo, su corazón se rompería. Y él no podía permitirlo.

–Bueno, ya conoces al idiota ese. Es muy frío, ¿no?–rió nervioso.

–No le gustó, ¿cierto?–la ilusión de la chica había desaparecido.

–No, no, no. No es eso. No dijo que le gustó, pero tampoco dijo que no. Tranquila. Confío en que lo enamorarás.–el rubio tomó su mano y las entrelazó.

Ella sonrió. Era un buen inicio.

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A pesar de que aquella carta le hubiera parecido estúpida, había algo que le había hecho quedársela.

La volvió a abrir. Un olor peculiar, a cerezos, lo invadió. Era tranquilizante. Leyó de nuevo todo, hasta las últimas palabras.

«Te quiero mucho, Sasuke-kun

Él no era cursi. Era extraño. Nunca había dado muchas muestras de amor, solo cuando era niño. A veces, le daba besos a su madre. Y, cuando su hermano lo abrazaba, él correspondía.

Nunca se había enamorado en realidad.

Había tenido algunas novias. Pero no había sentido eso que llamaban “amor”.

¿Y esa chica misteriosa creía que por mandarle cartas anónimas lo podría lograr? Eso sí era tonto. Casi tan tonto como ella.

Pero bueno, había que darle su chance, ¿no? Su beneficio de la duda.

Guardó esa carta un cajón de su mesita de noche.

Había que dejarle intentar.

Mirándote - SasuSakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora