Heaven & Hell

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Me encontraba en un lugar completamente oscuro, oía gritos, gritos que de alguna forma me sonaban familiares, llantos de auxilio y el inconfundible sonido de la sangre siendo derramada.

Corría siguiendo los ruidos que oía, cada vez se hacían más fuertes, hasta que pude divisar a una mujer, un rostro conocido, mi madre. Su rostro sangraba, frente a ella, había una niebla oscura y espesa, apenas podía notar lo que sucedía, lo único que podía ver era que aquella neblina le estaba haciendo daño.

Corri de inmediato y me puse entre medio, observé de manera desafiante a aquella enorme nube oscura, de repente sentí un duro golpe en mi rostro, seguido de ese, vinieron más, el dolor se sentía sumamente real, me lastimaba, mi cuerpo sangraba, pero aún así, no quería salir de ahí, la niebla debía hacerle daño a alguien, y prefería que ese fuera yo.

Luego de muchos golpes, la niebla se detuvo, aún estaba de pie contra ella, creí que finalmente había ganado, pero la neblina cambió, dejó de ser una enorme nube negra y se transformó en pequeñas y numerosas nubes.

Las múltiples nubes volvieron a lastimarme, esta vez, desde distintos lados, me di vuelta para asegurarme de que mi madre estuviera bien, pero mi madre estaba distinta.

Su cabello estaba corto, sus ojos tenían un color café claro, las puntas de su pelo estaban teñidas de rojo, y estaba siendo lastimada también por la niebla.

En la desesperación, lo único que pude hacer fue abrazar a esa mujer, no era mi madre, pero no quería que la lastimaran, prefería seguir aguantando los golpes, sin embargo, no podía protegerla, la niebla nos comenzaba a hacer daño a ambos, hasta que ambos caímos rendidos.

...

Un fuerte grito me despertó de aquel sueño, ni siquiera pude ver la hora, pero era de noche, seguía oyendo alaridos de dolor, sin siquiera acostumbrar la vista, corrí a encender la luz.

Leonora estaba gritando, su cuerpo transpiraba en exceso mientras rasguñaba su rostro.

—Mierda —La levanté de su cama, ni siquiera había abierto sus ojos— Cálmate por favor

—¡Para! ¡Abuelo! —Sus movimientos eran bruscos, su rostro estaba Colorado y su cuerpo temblaba de manera obsesiva— ¡No quiero! ¡Duele! ¡Para!

—Vamos, cálmate —La lleve al baño y dejé correr el agua, en la desesperación enterró sus uñas en mi brazo, pero no le tomé importancia— Despierta, por favor —Comencé a lanzarle agua al rostro para calmarla—

—Al momento en que el agua hizo contacto con su cara, la escondió en mi pecho y me abrazó con fuerza mientras seguía sollozando—

—Tranquila, estoy acá —Empecé a acariciar su cabeza mientras ella seguía llorando en mi pecho— Estás segura aquí

—Disculpame... —Limpió sus lágrimas con su brazo antes de separarse de mi— De nuevo te volví a despertar de madrugada

—No te preocupes, de todos modos ya iba a despertarme —Era una mentira, ni siquiera había visto la hora—

—¿Cuánto tiempo se cumple hoy?

—Felicidades, hoy cumples un mes sin tener sexo ni fumar —Vi la hora, eran al rededor de las 5:30, mi mentira no había pasado desapercibida—

—¿Alguna idea de cuando se irán las pesadillas? —Leonora se dirigió a la cocina—

—Ni idea, pero ¿Te digo algo? Eres asombrosa, no me imagino a alguien capaz de aguantar toda esta mierda

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