Life & Death

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Llovía, y muchísimo, probablemente se acerque una tormenta, o algo peor.

Me encontraba en el cementerio, hoy se velaba el cuerpo sin vida de Leonora.

Era un entierro triste, no por el echo en si de ser un entierro, si no, por el echo de que sólo habíamos dos personas, yo y una mujer, con la cual no había cruzado palabra en todo el día.

Asumí que era la madre de Leonora, esta tenía aquellos ojos color miel y cabello sedoso, son cosas que se heredan supongo.

El cura parecía estar esperando más gente, pero al notar que ya no vendría nadie, comenzó su especie de misa, no tenía idea si Leonora era una persona cristiana, sin embargo, ya era tarde para preguntar.

Al finalizar el discurso y proceder al entierro, me dirigí a aquella señora, la cual tenía plasmada la mirada en la tumba, con una expresión seria y fría.

—Tu... ¿Conociste a Leonora? —Me preguntó sin mirarme a los ojos—

—Si, conocí a Leonora... Ella era mi amiga

—Siempre fue una hija problemática... —Un gesto de rabia se formó en su rostro— ¿Era cierto que estaba embarazada?

—En el momento en que todo pasó, acababa de perder a su bebé, hace unas horas —La mujer no derramaba una sola lágrima, no expresaba tristeza, era similar a un robot, ni una mundana emocion—

—Nunca pudiste lidiar con tus problemas ¿Verdad Leonora? —Dijo a la tumba mientras continuaba con una expresión de ira— Siempre huyendo, como una niñita, jamás pudiste hacer nada sola... Siempre fuiste un asco como hija y como persona

—... —Estaba furioso, no podía creer lo que escuchaba, no tenía idea de que hacer, sentía que iba a reaccionar con ira en cualquier momento... Hasta que vi los ojos de esa mujer, los mismos ojos de Leonora. No, no me refería al parecido físico, si no a esos ojos vacíos, ojos que ya habían llorado todo lo que una persona en la vida puede llorar— Señora... —Me pare frente a ella, y le di un fuerte abrazo, cálido y lleno de comprensión, quizás nunca había sentido uno así—

—Tu... —Quedó atónita un momento, tal parece le costaba entender por qué hacía esto, y aún que en primera instancia intento mantenerse fría... Pronto comenzó a llorar— Yo... Fui una madre terrible... —Las lágrimas cayeron y cayeron, como si no tuvieran fin— Siempre me puse a mi por delante suyo, fui... Fui tan egoísta—Escondio su rostro en mi hombro mientras continuaba llorando— Le arruine la vida, yo le hice esto, yo le negué una vida feliz ¡Le negué una vida!

—Continue con el abrazo, intentando consolar el llanto de aquella mujer, y al mismo tiempo, intentando evitar mi llanto —Leonora... ¿Tenia hermanos?

—No... Sin embargo, eso iba a cambiar —Dijo acariciándose el vientre— Pronto... Pronto nacería su hermano... Y estoy segura que ella habría sido una hermana maravillosa —Observó un momento el cielo, empapando su cara con gotas de lluvia que caían de este— Mi hijo, el tendrá una vida feliz, lo cuidaré de todo... No cometere el mismo error que cometí hace años...

Lo único que pude hacer fue consolarla un momento más, ella había sufrido, mucho, había perdido a su hija, sin embargo, no era fácil admitir la culpa. Que tu hijo allá acabado con su vida por algo que podrías haber evitado... Debe ser sumamente horrible.

Caminé a la universidad, la lluvia continuaba, un par de truenos se escuchaban de fondo, si, definitivamente se aproximaba una tormenta.

En el camino, pase por ese puente, ese horrible puente donde Leonora acabó con su vida, puente que se veía como cualquier otro, nadie pensaría que en esa orilla, una vida terminó, una vida con sueños y mucho por lo que vivir.

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