I

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—El rey requiere de su presencia —anunció el hombre con una expresión neutra.

—Enseguida voy. —Sonrió Liam, seguro que él consejero del rey se había equivocado y había mirado a su criado mientras hablaba por error, ¿no?

—Disculpe alteza, me dirigía al niño de ojos cielo, como lo ha nombrado mi rey. —Zayn ocultó una sonrisa al ver el rostro del Rey.

—Yo... Eh... —divagó Louis, no sabía que decir.

—Ve —ordenó Liam al mismo tiempo que alzó las cejas y apretó los dientes.

Louis camino en silencio hasta el otro rey, lo miró y se sintió pequeño, todo en el rostro de ese rey inspiraba respeto y elegancia. Al llegar se detuvo en el descanso de las escaleras que llevaban al rey, sin saber que hacer.

Tenía miedo.

Zayn lo tomó del brazo y llevó justo delante del rey, Louis se arrodilló quedando a centímetros del ojiverde quien en su trono aún no lo miraba.

Podía sentir la mirada de todos en la sala, todos guardaron silencio y condujeron la mirada a Harry.

—¿Quieres que se vayan? —preguntó el rey, sin mirarlo, aún con una autosuficiencia que él jamás se imaginaria poder tener.

Asintió despacio, y al momento oyó: —. Corta la cabeza de todo a quel que siga aquí cuando termine de contar. Uno... Dos... Tres... Cua...

Desde los guardias hasta los reyes habían desaparecido.

Zayn espero a que todos se vayan y luego se retiró discretamente.

El rey se levanto, con su capa gruesa arrastrando en el suelo para luego agacharse y tomar la barbilla del más pequeño, quien parecía al borde de las lágrimas.

—Ven... —susurró el ya no tan temible rey, mientras se ponía de pie e invitando con un gesto a Louis a hacer lo mismo—. Mirame.

Louis lo miro y si no fuera por el miedo que le calaba los huesos, habría sonreído al ver los hermosos orbes que lo miraban con una apreciación con causante desconocido para el ojiazul.

—Sientate... —susurró. El más bajo no tuvo tiempo a procesar lo pedido ya que sintió una mano en su espalda mientras la mano libre del rey le señalaba el trono.

¿Debía sentarse ahí?

¿Eso era correcto?

Y si...

—¿Tienes hambre? —El ojiverde lo sacó de su trance.

¿Cúando se había sentado?

Su estomago hizo un ruido como si estuviera contestando por si mismo: el pequeño se sonrojó.

No había comido nada desde ayer. Algo de comer no le haría mal.

—Veo que sí. —Sonrió el más alto.

Oh dios, aún no le había hablado.

¿Que tan malo era ignorar a un rey?

Cuando menos lo espero el rey se arrodilló a su lado, con una bandeja de frutas en sus manos, la apoyo en el borde del trono y miró a Louis, con adoración, esperando.

—Yo... Mmm... Gra-gracia-as...— tartamudeó y tomó un pequeño racimo de uvas.

El rey no dijo nada hasta que termino de comer, solo se levantó y desvío su mirada a uno papeles de una pequeña mesa apartada.

—Tengo que firmar unas cosas, con tu rey, ¿te quieres quedar aquí o me esperas en la habitación?

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Su majestadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora