El infierno siempre ha sido mi hogar.

Prólogo.

Todas las miradas conectan almas, todas las caricias rozan el corazón, todos los besos entregan nuestras impurezas al cosmos; todo está mágicamente conectado en una nada.

Escribo desde la sotana del sentimiento irreal de no valer nada para nadie, como coloquialmente se dice: "No valgo pa' pura verga" y estás letras llegan inspiradoras entre las torrentes sanguíneas en mi cuerpo y en los lagrimales de mi inefable sentimiento juvenil de que tal vez, aquel amor tan esperado que quiero es falso; llega mi la luz de mi Génesis como una persona que no comprende su existencia y entre la persistencia de tratar de comprender todo sale mal.

Como lo he dicho previamente en mis letras, camino sobre la borda del abismo vital sin algún motivo, busco entender cuál es el propósito de existir, sigo navegando sobre mares de olvido y está vez no despedazan mi cuerpo, despedazan mi alma.

Te relataré sobre el infierno, mi infierno personal, el micro-infierno del cual escribo con toda sinceridad y que asemeja un fin, o un inicio, o una nada, o un todo, una realidad fortuita en la que mis vivencias se esclarecen con mis lágrimas cayendo al cielo preguntándole a quien esté arriba: ¿Por qué yo?

Bienvenido una vez más, a mi vida; ahora te presento mi mierda. Bienvenido a mi casa, el infierno de mi cabeza.