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Yoongi se revolvió nerviosa, Taehyung estaba configurando la partida mientras estaban sentados en la cama.

—Voy al baño— Tartamudeó, pero no dijo nada. Tae asintió apenas parpadeando, pues parecía que el control no funcionaba del todo. Tardó unos segundos para reaccionar, levantándose tambaleante hasta que bajó las escaleras, dónde tomó un suspiro hondo; pasó una de sus manos por su rostro, luego acariciando su corto cabello. Su mano se atoró en la bandana.—. Joder— Gruñó.—, no, no.— Ya se estaba imaginando lo peor; su puso muchísimo más nerviosa cuando escuchó al otro bajar las escaleras.

—¿Yoon? ¿Estás bien?

—Sí, espera un poco.— Le dijo avergonzada, viéndolo de reojo.

—¿Segura?— Esperó un poco. La verdad es que no podía ver y por lo tanto podía arruinarlo.

—¿Me ayudas?— Tae suspiró, caminando a ella.

—¿Qué te pasó? Creí que ibas al baño.— Yoongi puso una mano en su hombro.

—Se me atoró la bandana en el cabello. Sólo quería salir del cuarto, me sentía tensa.— Su menor asintió, primero soltando su mano. Taehyung empezó a temblar por lo cerca que estaba. Era distinto a todas las veces que habían estado juntos, era la primera vez que se sentía tan íntimo.

—¿Es la primera vez que te la pones?— Mingi asintió. Soltó el hombro del moreno con la cabeza gacha. Una de las grandes manos de Tae se posaron en su cuello para poder ver mejor el extraño nudo que tenía. Cuando Yoongi iba a preguntar porqué estaba temblando, los nerviosos labios del otro chocharon en los suyos de manera brusca, inexperto y necesitado. Se separaron de manera involuntaria, esperando la aprobación del otro.

—¿Por qué te detienes?— Yoongi susurró, su voz haciéndose más gruesa por la emoción y su pecho golpeando con una fuerza ensordecedora. Sus manos quemaban por tocarlo, así que las llevó a su nuca. Taehyung puso sus manos en los codos de la bajita, regresando al beso. Min podía notar que era virgen, por supuesto que sí. Sus labios apenas se abrían para continuar el beso y acariciaba con pena sus brazos.

—¿Quieres ir a mi cuarto?— Le ofreció, no le respondió pero empezó el camino a las escaleras. Le gustaba que Taehyung estuviera tan nervioso, quería sorprenderlo, quería hacérselo. —, tengo condones—Se sonrojó tras decirlo, no quería presionar a la bajita, ni mucho menos.—, digo, no sé si quieras.— Yoongi asintió, con una sonrisa traviesa.

—No sabes besar.

—Te dije que era virgen.— Se quejó el alto, para nada ofendido, pero algo nervioso.

—No creí que de todo— Se burló, entró al cuarto del alto algo apurada buscando un lugar en la cama individual.—, ven, voy a enseñarte. —Se sentó en la cabecera, tomando las manos del otro y haciéndole un espacio entre sus piernas. Mientras se sentaba, puso una rodilla en la entrepierna de la bajita, quien chilló por eso.

—Uy— Se rió nervioso. Ambos sentían que lo estaban arruinando.—, lo siento.

—Está bien, te la debía por patearte las bolas.— Rieron, acomodándose de nuevo. Empezaron a sentirse un poco más ligeros cuando sus manos acariciaron más despacio sus cuerpos, haciéndose cosquillas. Taehyung (contrario a lo que Yoongi esperaba) era el más ansioso. Sus manos se paseaban por sus caderas y subían agradables hasta sus pechos. A Yoongi no le gustaban. Conocía chicas (como Mariko) que jugaban con sus pechos mientras se masturbaban, pero ella usaba sostenes deportivos para evitar sentirlos mientras se tocaba.

¿El toque de Taehyung era especial? ¿O era sólo por ser él que se sentía tan bien?

Yoongi suspiró satisfecha cambiando las posiciones para poder sentarse sobre la pelvis del alto. Taehyung era un adonis.

—Quitate la ropa— Ordenó Mingi. Taehyung le miró aterrado haciéndola sonrojar.—... Si quieres.

—¿Puedo sólo la parte de abajo?— Yoongi se rió enternecida. Usualmente, las chicas eran las que tenían vergüenza de mostrar su cuerpo.

—Si. ¿Dónde apago las luces?— Taehyung señaló un interruptor junto a la puerta. El menor no tenía ventanas en su cuarto, así que cuando cerró la puerta, se sumieron en una tranquila oscuridad. Mingi se sentía ajena a todas las veces que le daba vergüenza acercarse a él en los recesos.

—Hay una caja junto al televisor donde tengo los condones.— Murmuró. Yoongi los tomó apresurada antes de volver a la cama, sacándose los pantalones y casi cayendo en el intento.

—Carajo— Chilló entre risas.—, ¿Sabes ponerlos?

—Sí.— Tae se sentó guardando un espacio para su acompañante mientras se ponía el condón. Su vista se empezaba a acostumbrar; Yoongi era mucho más bonita desnuda, aunque le parecía bastante delgada, no podía negar que se notaba el esfuerzo de la chica por su cuerpo. La cintura estaba apenas marcada, tenía unas piernas bien proporcionadas y unos pechos suficientes. No eran muy grandes, en realidad, pero eran la talla que gustaba.

—¿Te lo pusiste?— Le escuchó exclamar una afirmación avergonzada y se colocó encima suyo.—, lo voy a poner.— Avisó, moviendo sus manos con vergüenza hasta el miembro del moreno, suspiró de alivio al notar que no era muy grande y lo guió a su entrada, sintiendo el puslo tan acelerado que su rostro quemaba.

—Tienes un cuerpo precioso— Taehyung susurró.—, ¿En verdad quieres hacerlo conmigo?— Yoongi asintió rapidamente, una de las manos del chico acariciaron sus pierna hasta detenerse en su vientre y palpar con su pulgar un camino a su clítoris.

—No te muevas— Suplicó, antes de que el chico empezara con el movimiento de cadera.—, por favor.

Min se agachó hasta los labios gruesos del chico. Se sentía tan bien, se sentía tan cómoda. Era como hacer el amor.

—Espero que te guste el sexo vainilla.— Bromeó. Taehyung había mejorado bastante su forma de besar en un mismo rato.

—Hmn, quizá ahorita saque un traje de enfermera y te pida llamarme doctor.

—“Inyecteme doctor”— Bromeó Yoongi, dando saltitos mientras ambos se reían.—, eres muy joven como para tener fetiches de anciano.

—¿Qué tienen de malo?— Tomó las caderas de Yoongi marcando un ritmo, mientras se acercaba a besarle el cuello.—. Apuesto a que tu si tienes fetiches raros.

—Tal vez, uy, me prende masturbarme con espaguetti en el estómago. — Siguió bromeando. Tener a Taehyung dentro empezaba a sentirse jodidamente bien, su vientre cosquilleaba y los sitios que Taehyung tocaba dejaban un rastro de ascuas.

—Quiero verlo.— Jugueteó. Intentó abrazar a Yoongi, pero casi la tira de la cama. Empezaron a reír, deteniéndose lo suficiente para disfrutar del pequeño accidente que les causó gracia.

Era tan cómodo.

Era mejor que el sexo.

once 🌻 taegiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora