El secreto del Ángel 2
Tenía que buscar la manera de hacerme con ese celular y rápido. Mire a mi alrededor esperando que a mi mente, un poco embotada por todo lo que había sucedido, volviera a la vida y trazara un plan de acción. Me incorporé un poco más y me oculte en la parte trasera de unos estantes. En cuclillas, dejando que las cajas del estante me recubrieran, me acurruqué. Por el momento no se me ocurría ninguna idea lo suficientemente buena como para llevarla a cabo y no quería arriesgarme a que me descubrieran. No quedaba de otra, tendría que esperar. Suspire, iba a perder la clase de literatura y seguramente me pondrían una amonestación, o me enviarían a detención cuando descubrieran que me había ido de la escuela sin autorización. Esto no pintaba bien, nada bien. La espera se me hizo eterna, las piernas me dolían y tenía calambres en varios músculos, pareció que habían transcurrido varias horas hasta que los forenses se decidieron a ir a almorzar. Esta era mi oportunidad, espere un par de segundos y me escabullí por el lugar hasta llegar al estante agarrando velozmente el celular de Abby. Con el corazón latiendo fuertemente y la adrenalina corriendo por mis venas, me coloque la capucha del abrigo y salí a todo pastilla de la morgue sin mirar atrás. Cuando estuve segura de que me encontraba a salvo y nadie me seguía tomé un taxi hasta mi casa. El celular estaba sin batería así que tuve que esperar hasta llegar a mi cuarto para ver su contenido. Mierda, estaba tan impaciente que acabé por ofrecerle el triple al taxista por tal de llegar más deprisa. El contenido de ese celular podía revelarme detalles sobre la muerte de Abby. Lo que alcancé a escuchar hacia que miles de dudas me embargaran. ¿Por qué el celular se encontraba en la morgue y no en la policía donde multitud de peritos deberían analizarlo?, eso no tenía ningún sentido, era imposible que los policías hubieran pasado por alto una evidencia así. Además, ¿quién era la chica de la que hablaban? y ¿quien había estado buscando ese celular y por qué?, demasiadas preguntas sin respuesta. Una vez en la puerta de la mansión caminé deprisa y traté de pasar inadvertida colándome por la entrada del personal, pero no funcionó. Apenas abrí la puerta me encontré con Alfred el mayordomo de mi madre, quien inmediatamente le avisó de mi presencia. Respiré hondo y me dispuse a pasar hacia el salón principal para encarar a Nathalia. Mi madre estaba sentada en el sofá de piel a unos metros de mí. Su mano acariciaba suavemente una copa de lo que supuse debía ser un extravagante y muy caro vino, la botella reposaba sobre una pequeña mesa a centímetros de ella. Lucía un vestido de un blanco impoluto, con mangas de encaje, que le llegaba hasta las rodillas y su pelo rubio y lizo se encontraba peinado hacia atrás en un recogido muy elegante. A todo eso sumale unos tacones de punta de aguja de más de 16 cm, digamos que a sus 45 años, Nathalia no había perdido su capacidad para hacerte temblar si le sostienes la mirada. Aparentando una seguridad que no tenía mantuve el rostro inexpresivo y caminé hacia ella sin titubear, mirándola a los ojos. Si algo había aprendido desde niña es que con mami solo se juega cuando ella quiere. Todo el mundo debe imaginarse en este punto que Nathalia y yo no tenemos la típica relación madre-hija, como podríamos cuando tienes 8 años y te enteras que tu mami es una sicario, vamos, que en su trabajo asesina personas por dinero. Sí, es un poco traumático, pero con el tiempo aprendes a vivir con ello. Quizás para que comprendan un poco más sobre mi vida debería de contarles de que va todo esto. Mi nombre es Alisson Blackwell, tengo 17 años y soy una hija de la mafia, mi madre es la mejor y más cotizada asesina del mercado, respetada y temida por igual, y mi padre es el hijo del líder del clan Blackwell, yo soy su bastarda, el error que nunca debió cometer. Se preguntarán por qué soy un error desde el día que nací y es muy fácil de responder la verdad, porque es que yo soy una de los herederos de su imperio, una parte del clan Blackwell me pertenece y como dicta la ley de la mafia, si pruebo que soy, por decirlo de alguna forma, mejor que el resto, el clan me pertenecería y sería una dama de la mafia, todo ese poder está a mi alcance. La verdad es un poco surrealista, incluso para mí, pero es tan cierto que asusta. Mi madre carraspeo y yo volví a la realidad en un nanosegundo. La miré directo a sus ojos y continúe con mi plan.
-¿Por qué fuiste a la morgue?- rápido, directo y conciso, justo al estilo de Nathalia, era de esperar que ya lo supiera, debí ver sido más cuidadosa, mierda, esto no era bueno, mantuve mi cara de póquer y con indiferencia solté mirándola aún a los ojos
- ¿Acaso no lo sabes ya madre?- hice un ligero énfasis en la palabra madre, para que sonara con aire burlón, pero Nathalia dio la impresión de que lo ignoró- Me sorprende el nivel de estupidez tan grande que albergas, hija- soltó burlona
- Hallaste algo que te ayudara en tu patética búsqueda sin sentido- dijo con aire deliberadamente despreocupado.
¿Lo sabría, era ella la mujer de la que los forenses hablaban?, no podía estar segura, así que intenté seguir con su juego
-¿No lo sé, debería?- pregunté fingiendo un súbito interés en la conversación
-Puedes retirarte- fue la respuesta a mi pregunta, lancé un gruñido exasperado y me dispuse a rebatirle cuando Alfred, se acerco y con cierta fuerza me condujo a mi habitación, cual prisionera de máxima seguridad. Una vez la puerta se cerró esperé unos minutos con el oído detrás de la puerta y luego cerré con seguro. Conecté el cargador al celular y esperé unos largos segundos hasta que encendió. La contraseña me impidió el acceso a la información, me sorprendió realmente, Abby no solía utilizar contraseñas. Probé con las pocas que le había visto usar, --Thevampirediaryisthebest-- dio error, volví a intentar, --LosHermanosCashEstanBuenisimos--, nada, hice un último intento, --Heist_crazy_fangirl--, no, error. No podía ser, esas eran sus contraseñas, probé varias más sin resultados, frustrada y de mal humor lancé el teléfono sobre la cama. Apoyé la frente sobre la pared fría para refrescar y despejar un poco la mente, una última idea pasó por mi mente, aunque parecía poco probable, con desgana escribí, --Proyecto-Hades--, y con sorpresa su rostro apareció junto al mío en su fondo de pantalla. Me sentí un poco aturdida, su contraseña, Proyecto Hades, era algo que queríamos borrar de nuestras mentes, se me escapó un sonido bajo parecido a un chillido solo de pensar lo que podía significar, eso fue algo totalmente sorpresivo, algo que nunca me esperé. Tomé aire y comencé a revisar el celular. Cuando llegué a los contactos uno en particular llamó mi atención, tenía registrado el número de Sebastian Santiago, ¿desde cuando Abby se juntaba con él?, eso era por demás sospechoso. Pero casi me caigo de culo, literalmente, cuando revisé el historial y ví que la última llamada registrada fue al número de Angélica Black, seguido de un mensaje
* “Está hecho" *
Estaba completamente aturdida, que digo aturdida, estaba en shock. La elite del San Alejandro no tenía nada en común con Abby, ni siquiera habían reparado en su existencia nunca. Al parecer mi amiga me estaba ocultando cosas, tenía secretos conmigo. No les voy a mentir, me dolió mucho que Abby no me considerara capaz de lidiar con esto, que no confiara en mí, que me ocultara detalles de su vida, detalles importantes, ella era como mi hermana. Contemplé a través de mi ventana la vista del bosque que bordeaba mi mansión mientras comenzaban a notarse los primeros indicios de la inminente nevada. Abby no era la única que ocultaba cosas, Sebastian también, y Angélica, ese mensaje era muy sospechoso... ¿cuál era el secreto del Ángel...?Hola hermosos, gracias por leerme, de corazón, es genial cuando las personas se interesan por lo que amas. Gracias por estar aquí, se que los inicios son un poco difíciles, para mí al menos lo está siendo, y por eso quería agradecerle a todos los que me han ayudado de una forma u otra, mi eterna gratitud. Si tienes una novela y quieres que me pase a verla, no dudes en decirme, todos merecemos una oportunidad de que se nos reconozca lo que hacemos y se valore nuestro esfuerzo. Gracias por darme una oportunidad, con cariño:
Argelia.
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Just Secrets
Novela JuvenilJust Secrets Mafia, amistad, muerte, venganza, amor, traición, mentiras, ese es mi mundo, esos son mis secretos... Estoy más que segura que todos están esperando la típica historia romántica, en la que la chica buena es salvada por el chico bueno pe...