Nicolás Altamirano, recién había salido de la cárcel y en tan solo dos días de hacerlo ya se encontraba piloteando avión Beechcraft Modelo 50 Twin Bonanza bautizado como "el cuervo", rumbo al sur del país, llevaba años sin pilotear y le había costado bastante recordar el manejo de instrumentos para elevar el avión lo que lo mantuvo nervioso durante toda la primera hora de vuelo. Pero ahora sobre las nubes la cosa era completamente distinta, se había olvidado lo majestuoso que es tener alas, de la paz que se siente cuando vas en el cielo sin casi poder distinguir lo que está debajo de ti. Él podía volar y meditar a la vez aprovechando al máximo cada movimiento de la aeronave, encontrándose completamente agradecido de encontrarse sano y lejos de lo que fue una vida en que transito sin control por la adicción a las drogas y el alcohol.
Su estadía de catorce meses en la cárcel, el fuerte entrenamiento físico y mental al cual él mismo se exigió para fortalecerse y pasar de mejor forma su cautiverio, lo hacían sentirse físicamente bien, ya no tenía dolor por las heridas que había recibido en sus duros años en el ejército y en los desafíos que le había tocado vivir hasta ese momento como agente encubierto de la policía. Sentía estar, en lo que consideraba uno de sus mejores momentos, con un camino largo por recorrer en la profesión que lo absorbía, apasionaba y se había transformado en la identidad de su propio ser.
Los motores del cuervo sonaban fuertes, ese antiguo modelo de máquina tenía una fuerza que le encantaba al piloto y que se parecía mucho a su querido auto, el cual era igual de brutal mientras se encontraba en marcha. No le molestaba estar nuevamente en servicio activo, en una misión que lo obligaría a estar completamente desconectado del mundo, sin ninguna comunicación con su unidad y sin el armamento necesario si la necesidad lo obligaba a combatir. Era una misión rara, donde dependería de él y sus manos descubrir lo que ocurría en su destino, pero aún le faltaba mucho tiempo de vuelo para llegar a esa isla en el archipiélago de las Guaitecas. Esperaba que esta operación fuera un poco más amigable que las últimas, no veía gran dificultad para infiltrase en la comunidad "Edén", él pensaba, que lo más seguro es que esos jóvenes que la habitaban sólo fueran hippies de buena situación que se fueron a vivir lejos de sus padres para disfrutar la libertad de ser personas, sin las ataduras y responsabilidades que tiene la vida civilizada y que te obligan a trabajar y producir dinero, más que vivir tras la búsqueda de ser feliz. De hecho, pensaba que no debía ser una mala forma de pasar la vida, entre amigos, en la naturaleza y disfrutando de las bondades que entrega la tierra y el mar.
Había tanta preocupación por las sectas que estaban saliendo contantemente a la luz en el país, que le hacía sentido que el Gobierno hubiera solicitado enviar agentes a distintos lugares de este, para infiltrarse en comunidades de este tipo y ver realmente si ocurría algo malo. Es más, le parecía una de las misiones más lógicas de las que le había tocado llevar a cabo, lo que hacía que disfrutara aún más pilotear ese avión entre las nubes, gozando del magistral he imponente paisaje de la cordillera de los andes. Que grande e impresionante es chile, hace casi dos años le había tocado vivir en el desierto más árido del mundo y ahora iba a una isla de la Patagonia, donde todo es verde, tanto contraste entre clima y vegetación sin moverse de un mismo país. Eso no lo dejaba de maravillar y era mejor que cualquier misión que pudieran encomendarle en Santiago.
Es bueno volar con viento de cola, hace ir más rápido y suave a la vez, como estar en una taza de leche tranquila y cálida. Hace mucho que no volaba con instrumentos, el avión no era de lo más avanzado en tecnología ya que la policía cuidaba al máximo su presupuesto, por lo que sentía que tuvo suerte de que no le entregaran una chatarra aún más vieja. Por lo menos la nave se mostraba fiel y se mantenía en una pieza, la suerte lo acompañaba sin que se le hubiera presentado ninguna turbulencia. Ya estaba a solo una hora de su destino y le llamaba profundamente la atención que el ministro del interior lo haya solicitado a él para esta misión, que quien fuera su máximo detractor, quien lo intento dar de baja en tantas oportunidades, extrañamente se haya esforzado por sacarlo de la cárcel y ponerle nuevamente una placa policiaca en su cinturón. Los políticos siempre le parecieron raros a Nicolás, por lo que generalmente, no intentaba ni siquiera tratar de entenderlos, siempre tan ególatras y monárquicos, traspasando el poder de generación en generación a través de las mismas familias en las que sus miembros participaban de distintas tendencias políticas, pero al final eran más de lo mismo.
Él no se desgastaba atormentando su cabeza con ideas de derecha, centro o izquierda, ya que eso no movía en nada la aguja ni los riesgos que él debía correr en cada una de sus misiones, como en su día a día él era incapaz de encontrar un aporte a su trabajo por parte de ellos, creía comprender por qué a la gente ya no le gustaba ir a votar, cosa que él nunca hizo, ya que le daba los mismo quien fuera el líder de turno, su vida eran sus casos y quien Gobierne para él era tan solo un dato. Mientras volaba recordaba que algún día hizo un pequeño esfuerzo de entender un partido político y después saldrían noticias de corrupción por parte de todos los bandos, eso lo hizo perder el interés en la política de forma instantánea.
Además, Altamirano encontraba tan obtuso al ministro del interior, siempre poniéndole trabas a sus superiores y hablando más de la cuenta a la prensa sobre los casos que ellos intentaban llevar con el mayor sigilo posible, era como un enemigo interno que nadie quiere tener, pero que tampoco quieres que sea tu enemigo ya que poseen el don de ser un fuerte e influyente titiritero del poder.
Las nubes frente "al cuervo" comenzaban a poner cada vez más oscuras, abarcando mucho más territorio, por lo que el bimotor comenzaría de a poco a azotarse por los cambios de presión y por las temperaturas de las corrientes de aire fluctuaban mucho a más avanzaba hacia la Patagonia. En esas condiciones es mejor ir preparado y llevar durante todo el vuelo el cinturón del asiento bien ajustado al cuerpo, para no golpearse contra todo si caes en un vacío de esos que no le gustan a ningún piloto, de esos que hacen que tu nave caiga rápido y te cueste recuperarla.
Ahora habría que estar con la mente enfocada solamente en los mandos del avión, ya que el viaje se ponía cada vez más movido y las turbulencias se repetían cada vez más seguido, por lo que había que aumentar de a poco la potencia de los motores para sortear las turbulencias, teniendo cuidado de no pasarse de la raya y quemar más combustible del necesario para llegar a su isla de destino. No es lo mismo tener una pana del tonto en tierra que tenerla en el aire, más si ese pesado avión no tenía fama de ser bueno como planeador, todo lo contrario, algunos decían que era un ladrillo con dos alas, incluso más tosco y poco aerodinámico que un pillan.
En la sala de operaciones de la unidad, ubicada en instalaciones facilitadas por el grupo diez de la Fuerza Aérea, estaban todos preocupados, no sabían la suerte de su agente y al ver los informes de meteorología podían percatarse del brusco cambió que había sufrido el clima en el sur, eso hacía que los que estaban ahí ya no encontraran tan buena idea el haber eliminado la radio, el localizador y el faro del avión, estaba bien hacer lo posible por que el agente no fuera detectado por nadie, pero en esas condiciones tampoco podían saber el estado del avión y su piloto. Estaban completamente ciegos, por lo que una vez más tendrían que confiar en las habilidades de uno de sus mejores hombres.
Nicolás ya estaba tan sólo a veinte minutos de su destino y lo que era un cielo despejado se estaba transformando en una fuerte tormenta, lo que hacía que la nave vibrara fuertemente y perdiera el control con mayor facilidad. Las condiciones actuales del vuelo eran una pésima noticia, ya que Nicolás debía comenzar su descenso, lo que empeoraría aún más las cosas, más si en esa isla la pista de aterrizaje era un campo sin pasto y lleno de obstáculos. No era como aterrizar en un aeropuerto, asfaltado, con unidades de emergencia en caso de accidente, por lo que de no ser cuidadoso esto se podía volver un completo desastre, además, el policía tenía claro que no aterrizaba un avión hace más de cinco años, lo que lo mantenía inquieto mientras sujetaba fuerte los mandos de este para combatir contra los vientos. Como le hubiera gustado tener un copiloto en ese momento, aunque sea para darle un poco de ánimo.
Cada vez con mayor frecuencia, el avión caía en los vacíos que tanto odiaba Nicolás, enloquecido por las turbulencias y la tormenta que se iba haciendo más fuerte cada vez que estaba más cerca de su destino. La tormenta ya mostraba sus rayos y el fuerte sonido de los truenos, lo que iluminaba eléctricamente las nubes frente a él. Altamirano a esas alturas ya pensaba que no había mucho feeling entre él y dios, eso si es que este último existía.
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EL ANIMAL 2 #PGP2019
ActionDespués de la misión del Valle de la Luna y de aceptar su responsabilidad por los crímenes en Haití, cuando era miembro de los cascos azules, el Ángel de la Muerte es sacado de la cárcel para interceptar, infiltrarse y descubrir los secretos de una...