Capitulo 3.- Edén

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Muy temprano se comenzó a sentir movimientos en la comunidad, ya había llegado el alba y Nicolás se despertaría aun abrazado fuertemente a la joven, quien se había despertado antes, pero no había querido interrumpir el tranquilo dormir que había tenido su acompañante, ella había velado su sueño un buen rato dándole contención y cariño, algo inusual para alguien que no conocía mucho de ello. Ambos se levantarían de la cama, desayunarían juntos para luego ir a recorrer las instalaciones de la comunidad, la aldea era inmensa y necesitarían de todo el día para conocerla.

Fue así como Alondra, llevaría a Nicolás a recorrer las instalaciones de Edén, partiendo por las casas, que más bien eran cabañas donde vivían los miembros de la comunidad, cabañas muy bien equipadas para el frio y la lluvia, con comodidades suficientes para vivir bien, eran alrededor de sesenta y habían sido construidas por los mismos habitantes del lugar, utilizando maderas de árboles ya fallecidos, evitando dañar el ecosistema del lugar. Era impresionante ver los detalles de las casas donde habían utilizado maderos en lugar de clavos, similar al trabajo con que se construyeron las míticas iglesias de Chiloé. Las puertas de la mayoría de las cabañas no tenían cerrojos con llaves, ya que cada hermano o hermano de la comunidad tenía realmente la puerta abierta de cada hogar, ya que no pertenecían a alguien en específico, ni en ellos existía el sentido de pertenencia hacia lo material, todo era de la comunidad y la comunidad era una unidad. Declaraciones que iban haciendo entender de a poco al policía la dinámica que tenían los jóvenes que pertenecían a ese cálido y atípico lugar.

Después irían a conocer la zona de los invernaderos, formados por grandes infraestructuras donde trabajaba un grupo importante de miembros de la comunidad, en esa zona estaba esperándolos Lorena, una de las hermanas que había estudiado agricultura y era una de las encargadas del manejo de los invernaderos y el cuidado de las semillas, ella era una simpática pelirroja de veintisiete años de edad, no muy alta y con unos lindos ojos verdes, a Alondra le daba risa como el viento no podía mover el pelo de su hermana, completamente lleno de risos. Ella abrazo a Nicolás a penas lo reconoció, dándole un cariñoso "bienvenido" y acaricio el rostro de Alondra comentándole a Nicolás que él estaba en las mejores manos que podrían cuidarlo mientras iba conociendo a la comunidad. Lorena comentaría que no había alma más linda en esa aldea que la de la hermosa psicóloga que lo estaba cuidando, profesión que Altamirano no sabía que era la de Alondra, pero lo hizo reír diciendo, "ahora sé porque ella me entiende".

Así comenzó el recorrido por los cinco grandes invernaderos que habían sido bautizados por la mismísima agrónoma a quien le gustaba ponerles nombre a todos, así llegarían al primer invernadero conocido como la Vega, era grande y había casi seis hermanos y hermanas trabajando dentro de él, la cantidad de verduras y hortalizas que crecían ahí eran enormes, y era increíble ver los tamaños de cada uno de los alimentos que crecían en el lugar. Lo que llenaba de gusto a Lorena, quien le indicaba al nuevo integrante, que le podía enseñar todo lo necesario para que él aprendiera el arte de trabajar con la tierra. Los tres recorrieron todo el invernadero, mientras los otros miembros de la comunidad que estaban ahí. los saludaban con cariño y abrazos.

Luego irían al invernadero más grande, el cual era mantenido con energía extraída de unas hélices que había afuera en el bosque, por lo que la temperatura dentro de él, hacia estar dentro de un microclima similar al de la zona central, el invernadero era muy alto y en su interior había una cantidad suficiente de árboles frutales para mantener bien alimentados durante el año a los miembros de la comunidad. Ese gran invernadero era conocido como el productor de jugo y trabajaban diez miembros de la aldea en el lugar, sacando fruta, produciendo semillas y fertilizando la tierra.

Luego irían al tercer invernadero, llamado el aplacador de sed, en él se plantaba cebada y trigo, materiales utilizados para la producción de pan y para la planta de cerveza artesanal que era disfrutada por todos los miembros del lugar cuando había una celebración. Los tres aplaudieron la existencia de ese inteligente invernadero, pero la impresión fue superior cuando llegaron al cuarto invernadero, que también tenía un sistema de temperatura con hélices, sistema muy rustico, pero efectivo. Al ingresar "al cielo", como llamaban a ese lugar, Nicolás quedaría impresionado con las grandes plantas de marihuana de distintos tipos que había dentro de él, comentando, "esto sí que supero a las cervezas", mirando a las chicas y diciéndoles, "con razón pasan todo el tiempo muertas de la risa", lo que produjo carcajadas en ellas.

EL ANIMAL 2 #PGP2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora