VIII

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Se asoma imperante
en el ardor del destino,
un beso distante
ahogado en olvido.

Embriagado en sí mismo
mareado, inconstante
se abraza al camino
y a su caminante.

¡Ay del beso! Al faltarle
su correspondiente mimo,
se estrelló contra el aire.

¡Ay del caminante!
solo pudo cual minino
¡dar el brinco y escaparse!

Versos incautosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora