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Justo cuando empiezo a tocar el suelo,
despegar un poco del cielo mi llanto,
acaricio ferviente el lucero
la cercanía de tu desencanto.

Hoy mi corazón siente desespero,
furia, frustración y sed de algo,
no se calla hasta ver en el desvelo
de la noche tu rostro masacrado.

Odio despedaza mi corazón sincero,
aspirante, humillado y pisoteado,
se levanta inflamado en ego
intentando asesinar mi pecado.

Pero vano es el apresurado intento,
mis pensamientos homicidas llamo,
la esperanza de redención anhelo...
¡el descanso al fin de lo que amo!

Versos incautosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora