XXV

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Bajo el manto de andrómeda crecí,
las estrellas de su cuerpo yo besé,
los colores de su canto yo bebí,
yo en su cuerpo el mío descansé.

Yo en su oscuridad me cobijé,
en su fragancia perfumada me perdí,
y con su amor estelar iluminé
la esperanza que alguna vez pedí.

¡Tanto le debo a la estrella gris!
¡Tanto amor a los astros yo entregué!
Tanto para que al final un arlequín
se tragara el universo y mi fé.

Versos incautosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora