Amo Su Inocencia, Diecisiete Años.

481 64 177
                                    

Ash soltó un grito ahogado al escuchar la alarma, anunciando el inicio de un agotador día.

No te preocupes mi amor, es verdad la voy a ver...

—Shorter ¡Calla esa porquería! —con el cabello hecho un nido de pájaros se sentó al borde de la cama—. De todas las malditas canciones habidas y por haber ¿elegiste la tonta Belleza de cantina como tono de alarma?

—¿Q—qué? —Shorter despertó todo desorientado y le dio un golpe a su teléfono—. Pensé que te agradaba esa canción. El día que nos echamos la caguama en la banqueta estuviste cante y cante.

—Pensaste mal. No hubiera sido tan terrible si hubieras puesto La puerta negra de Los tigres del norte. ¡Alex, arriba! —La puntería de Aslan era perfecta al arrojar almohadas a las caras de sus amigos cuando estaban dormidos.

Alex se despertó sobresaltado. —Cinco minutos más, Ash. —Respondió un poco adormilado.

—Ya estás grande, tu sabes lo que haces —El líder contestó un tanto grosero. Se puso sus chanclas, y dispuesto a ir a bañarse a jicarazos hasta recordó que esa noche, Eiji había dormido con ellos. Le pareció raro que no chistara. ¿Estaría muerto?

—Eiji ¿estás despierto? —pronunció suavemente.

Eiji se levantó de inmediato con una gran sonrisa en el rostro. -Desde hace una hora más o menos, pero me dio mucha vergüenza ser el primero en despertar en casa ajena.

Ash sintió un revoloteó en su estómago al ver al japonés dedicándole una sonrisa. —Me hubieras despertado también. Iré por la resistencia para que calientes tu agua y te metas a bañar. Sólo tenemos jabones Rosa Venus y shampoo en sobrecito, pero verás que jalan muy bien.

En ese momento alguien tocó a la puerta. Ash fue por la pala y se preparó.

—¿Quién es?

—Soy yo —Jennifer contestó desde el otro extremo.

Ash dejó de lado la pala y dejó que la mujer pasara.

—Buenos días, muchachos. Que dice el patrón que hoy se cancelan las labores. Hoy todos vamos a ir a la fiesta de diecisiete años de Yut Lung.

Ash se exaltó de sólo escuchar su nombre. En diálogos de borrachos anteriores, cuando se encontraban en la cantina escuchando canciones de Pepe Aguilar, Shorter le había confesado a su amigo su profundo amor por el chico de apariencia femenina, pero también había relatado los horribles tratos que había tenido para con él.

—¿a la fiesta de ese güey todo raro? Ni ma...

Jennifer continuó dando instrucciones. —Si Ash, y don Max dice que vayas preparando la camioneta para ir por el pastel, porque le tocó ser el padrino-. Jennifer se marchó para continuar las labores en el rancho de los Glenreed.

-Para eso me pagan, ya qué. ¿Y qué Shorter? —Aslan hizo una pausa para soltar una risita—. ¿No piensas darle su regalote a Yut Lung?

—¡Ash! —el chino se ruborizó—. Yo lo quiero, lo quiero harto. Pero él a mí ni me pela. ¿Que puedo hacer?

Shorter se mostró realmente achicopalado. Ash no lo entendía del todo, pues nunca había estado realmente enamorado, y era él quien rompía el corazón de las muchachas del pueblo.

Eiji entonces tomó la palabra.
—Shorter, ¿te llevas bien con él?

—No lo creo Eiji. Él se ha encargado de decirme que sólo soy su criado. Que literalmente, le hago los mandados.

El arte del huachicoleo || Banana Fish AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora